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Los límites borrosos entre pedofilia y pederastia

En ocasiones son usados como sinónimos. Sin embargo, ambos términos tienen un origen lingüístico y significados diferentes. Pedofilia viene del griego país (niño) y filiā (atracción sexual) , y pederastia, de paiderastíā, palabra compuesta por paid(o) (niño) y era (amar con pasión).

Andrea Jaramillo Caro
09 de septiembre de 2021 - 11:27 p. m.
En redes sociales, artículos y conversaciones 'pedofilia' y 'pederastia' se usan como sinónimos, cuando son diferentes.
En redes sociales, artículos y conversaciones 'pedofilia' y 'pederastia' se usan como sinónimos, cuando son diferentes.

Con cada historia sobre abuso sexual infantil reportada en medios se hace más notoria y necesaria la distinción entre ambas palabras. Provienen de conceptos griegos diferentes y son comprendidas de forma diferente, a pesar de los debates que se generan a su alrededor.

El Diccionario de Términos Médicos de la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANM) define la pedofilia como la “atracción sexual de un adulto hacia niños impúberes, de su mismo sexo o del sexo opuesto”. Según esta institución, el término está documentado desde 1899 y proviene del griego país (niño) y filiā (atracción sexual).

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La Organización Mundial de la Salud incluye la pedofilia dentro de su Clasificación Internacional de Enfermedades de 2015 (ICD-11) y la cataloga como un desorden parafílico dentro de los trastornos mentales, del comportamiento o del desarrollo neurológico. Según la organización, “se caracteriza por un patrón sostenido, concentrado e intenso de excitación sexual, manifestado por pensamientos, fantasías, impulsos o conductas sexuales persistentes, que involucran a niños prepúberes. Además, para que se diagnostique el trastorno pedófilo, el individuo debe haber actuado sobre la base de estos pensamientos, fantasías o impulsos o estar muy angustiado por ellos. Este diagnóstico no se aplica a los comportamientos sexuales entre los niños antes o después de la pubertad con compañeros de edades cercanas”.

Sin embargo, esta catalogación implica que existe una cura para la enfermedad, como lo defiende el doctor J. Paul Fedoroff de la Universidad de Ottawa. Fedoroff es el co-director de Clínica de Comportamientos Sexuales en el Centro Real para la Salud Mental de Ottawa, en un artículo para la revista académica Psychiatric Times menciona que el tratamiento dado a pacientes con este diagnóstico contribuyó a que la clínica recibiera en 2015 el premio a Mejor Programa de Investigación Clínica Ambulatoria. A través de este tratamiento Fedoroff afirma que ha logrado ‘curar’ a personas con este tipo de atracción ya que para el canadiense la pedofilia es un interés sexual que no es inmutable, según su artículo para Psychiatric Times.

Las declaraciones de Fedoroff han sido refutadas por otros académicos, notoriamente Michael Seto (psicólogo forense y sexólogo del Royal Ottawa Health Care Group) y James Cantor (psicólogo clínico y sexólogo especializado en parafilias, miembro de las juntas directivas de dos revistas en psicología). Seto, por su parte, sugiere en un artículo publicado en 2012 tratar la pedofilia como una orientación sexual de edad. Sin embargo, menciona que en esa publicación se refiere únicamente a las implicaciones médicas de entenderlo de esta forma.

Del otro lado, la investigación de Cantor se ha centrado en estudiar los cerebros de estas personas y características físicas comunes. Con su investigación concluyó que los hombres pedófilos tienen menos materia blanca en el cerebro. Respecto a esto Cantor afirmó a The Atlantic en 2013 que “parece, a partir de la investigación realizada hasta ahora, que los estímulos que generalmente provocan respuestas nutritivas y protectoras en la mayoría de los adultos, en cambio, están provocando respuestas sexuales en los pedófilos”. Cantor aseguró a la BBC en 2012 que “la pedofilia es una orientación sexual […] es algo con lo que esencialmente nacemos, no parece cambiar con el tiempo y es tan fundamental para nuestro ser como cualquier otra orientación sexual”.

Por otro lado, el término ‘pederastia’ proviene del griego paiderastíā, palabra compuesta por paid(o) (niño) y era (amar con pasión), según el Diccionario de Términos Médicos de la RANM de España que afirma que el término está documentado en Francia desde 1580. Esta institución define la palabra como “relación sexual de un adulto con un niño, de su mismo sexo o del sexo opuesto”, mientras que la Real Academia Española lo define como “abuso sexual cometido con niños”.

La Universidad Autónoma de México, en su publicación titulada Conocimientos Fundamentales de 2010, define la pederastia como “un concepto sociológico que engloba diversos delitos cometidos contra la seguridad, la dignidad, la salud sexual y el sano desarrollo psicosexual de personas menores de 18 años” y menciona que estas acciones se encuentran tipificadas como los delitos de violación, estupro y abuso sexual.

La organización mexicana Puedes Decir No afirma que “por norma general, todos los pederastas son pedófilos, pero no todos los pedófilos son pederastas”. Sin embargo, Seto se opone a esta declaración en un estudio publicado en 2009 en la Revista Anual de Psicología Clínica en el que argumenta que estudios previos demuestran que no todos los abusadores con víctimas infantiles son pederastas. Sosteniendo este argumento también se encuentra el Dr. Hubert van Gijseghem, psicólogo y profesor retirado de la Universidad de Montreal, afirmó en una audiencia del parlamento canadiense en 2011 que “los pedófilos reales representan un 20% de los abusadores sexuales”.

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La diferencia entre estos dos términos radica en la acción o falta de ella, en la decisión de actuar o no sobre esos pensamientos. Una observación que hace la RANM sobre el uso de los términos indica que “en los últimos años se aprecia una tendencia a reservar el término “pedofilia” para designar la mera atracción sexual o tendencia parafílica, y preferir “pederastia” para la relación sexual como conducta delictiva (tipificada como abuso sexual)”. En un artículo publicado en 2017 en el blog Practical Ethics de la Universidad de Oxford, Brian D. Earp, bioeticista, filósofo e investigador en la Universidad de Yale, menciona que confundir pedofilia con pederastia o abuso sexual puede ser dañino en el sentido que, si una persona que tiene tendencias pedófilas no busca tratamiento, puede ser más probable que ocurra un abuso a menores.

Andrea Jaramillo Caro

Por Andrea Jaramillo Caro

Periodista y gestora editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en temas de artes visuales e historia del arte. Se vinculó como practicante en septiembre de 2021 y en enero de 2022 fue contratada como periodista de la sección de Cultura.@Andreajc1406ajaramillo@elespectador.com

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