
Gide escribía, jugaba, y solía relacionarse con quienes tuvieran algo que decirle. Su refugio eran los libros, y una vez por semana, comenzaron a ser los “Martes de Mallarmé”, uno de los salones artísticos más conocidos de Francia.
Foto: Ilustración: Nátaly Londoño Laura
Decía Jorge Luis Borges en un texto que escribió sobre André Gide y la reedición de Los monederos falsos, que Gide “profesó el amor de la literatura inglesa”, que había preferido a John Keats sobre Víctor Hugo, pues “la voz íntima de Keats era más de su agrado que el tono público y profético de Hugo”, y que había dudado casi de todo, con excepción de la ilusión del libre albedrío. “Creyó que el hombre puede dirigir su conducta y consagró su vida al examen y a la renovación de la ética, no menos que al ejercicio y al goce de la...

Por Fernando Araújo Vélez
De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.fernando.araujo.velez@gmail.com
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