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El 15 de abril la Iglesia católica proclamó “venerable” al arquitecto catalán Antonio Gaudí, conocido por el diseño de la Sagrada Familia de Barcelona, un primer paso en el camino hacia la santidad. El papa Francisco reconoció las “virtudes heroicas” del arquitecto y autorizó al dicasterio (ministerio) la promulgación de un decreto que en el que quedó firmado que Gaudí podría ser santo.
El procedimiento de beatificación de este arquitecto se abrió en Roma en 2003. En diciembre de ese mismo año, Juan José Omella encargó a una asociación canónica, formada por religiosos y laicos, que se hiciera cargo de la causa.
Gaudí, apodado “el arquitecto de Dios”, es el creador de la monumental basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, en construcción desde hace más de un siglo y consagrada en 2010 por Benedicto XVI, allanando el camino para su uso como lugar de culto. En aquella ocasión, el papa alemán alabó “el genio de Antoni Gaudí” que, “inspirado por el ardor de su fe cristiana, logró transformar esta iglesia en una alabanza a Dios hecha de piedra”.
Este hombre siempre demostró su devoción a Dios. Su trabajo estuvo inspirado y, bajo su fe, acompañado por él. “La línea recta pertenece al hombre, la línea curva, a Dios”, dijo Gaudí, de quien no hay certeza sobre su lugar de nacimiento, pues aunque dicen que nació el 25 de junio de 1852 en Reus, hay otros que insiste que nació en Riudoms.
Gaudí creció entre herramientas y metales, hijo y nieto de caldereros. Desde joven, su mente fue un laboratorio de formas, espacios y estructuras inspiradas no en los libros, sino en la naturaleza que tanto observaba.
El @Pontifex_es convirtio en Venerable a Antoni Gaudi reconociendo una "virtud heroica" al dedicar su vida por "una obra para dar a conocer a Dios" construyendo La Sagrada Familia.
— Bauhasaurus (@alejandrocsome) April 14, 2025
¿Será el "arquitecto de Dios" con su modernismo catalan el primer santo arquitecto? pic.twitter.com/7FJpj4R78Z
La salud frágil lo confinó al campo durante su infancia, pero fue allí donde aprendió a mirar el mundo con detalle, con asombro, con una sensibilidad que más tarde transformaría la arquitectura. Su visión rompió con todo lo establecido: incorporó curvas imposibles, simbolismos religiosos, formas orgánicas y una espiritualidad que hoy resuena en cada piedra de la Sagrada Familia.
El 3 de noviembre de 1883 aceptó hacer esta obra, que anteriormente estaba a cargo de Francisco de Paula Villar y se iniciaron el 19 de marzo de 1882. Cuando Gaudí asumió el proyecto lo transformó en su totalidad y en 1915 se haría reconocido por dicho trabajo.
De acuerdo con National Geographic, en el momento que estaba construyendo Gaudí vivió un momento difícil en cuanto a lo personal, ya que varias personas cercanas fallecieron. De hecho, compartió ese duelo con las personas que le ayudaron hacer realidad el proyecto. “Mis grandes amigos están muertos; no tengo familia, ni clientes, ni fortuna, ni nada. Así puedo entregarme totalmente al templo”.
Católico devoto, extravagante para unos y genio para otros, Gaudí vivió sus últimos años casi como un monje, entregado por completo a su obra más ambiciosa. Murió en 1926 atropellado por un tranvía, y aun así, casi cien años después, su arquitectura sigue creciendo, como si su imaginación no hubiera terminado de hablar.
