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Un grupo de arqueólogos descubrió en la isla griega de Ítaca inscripciones, estructuras monumentales y objetos votivos que revelan la existencia de un santuario heroico dedicado a Odiseo, el protagonista de la obra épica de Homero, la Odisea, que narra su largo viaje de regreso a casa después de la Guerra de Troya.
Las excavaciones en el sitio de Agios Athanasios —conocido desde el siglo XIX como la “Escuela de Homero”— han sacado a la luz estas estructuras que dan cuenta de un espacio ritual activo entre los siglos III a.C. y II d.C. Las evidencias epigráficas son claras: varias piezas llevan grabado el nombre “Odysseos”, como prueba del culto heroico que se le rendía.
Según el Ministerio de Cultura de Grecia, el hallazgo confirma lo que hasta ahora solo se intuía por fuentes antiguas: Ítaca albergó un Odiseión, un santuario donde Odiseo era venerado como figura cívica y religiosa. Allí se realizaban no solo ofrendas, sino también competencias deportivas, según documentos encontrados en otras regiones del mundo helenístico.
Archaeologists Unveil Sanctuary of Odysseus on Ithaca: A Monumental Discovery Rooted in Myth and Historyhttps://t.co/Uh0eIUPYjv pic.twitter.com/WRyshP2pwf
— Arkeonews (@ArkeoNews) June 15, 2025
La zona investigada muestra indicios de ocupación desde el Neolítico Final, pero fue en la Edad del Bronce cuando se convirtió en un punto estratégico. Entre los elementos más notables, destaca una cisterna micénica intacta, prueba de la sofisticación hidráulica de la época.
Las prácticas religiosas en el sitio no estaban limitadas a Odiseo. También hay rastros de devoción al dios Apolo Aghieos, lo que sugiere una convivencia entre cultos locales y panhelénicos. La arquitectura del complejo, con terrazas, escaleras talladas en roca, nichos votivos y una torre helenística, apunta a un uso ritual intensivo y sostenido.
En el corazón del culto heroico, Odiseo no solo fue recordado como el protagonista de un poema. Fue divinizado como símbolo de identidad ítaca. Su imagen fue moldeada en bustos de bronce, su nombre grabado en tejas, y sus hazañas convertidas en rituales públicos. Como otros héroes del imaginario griego —Heracles o Aquiles—, Odiseo cruzó el umbral de la ficción hacia la eternidad religiosa.