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Artista creyó que Lady Gaga compraría su obra, pero descubrió que era una estafa

La artista Emma Webster recientemente compartió que desde 2022 intercambiaba mensajes con la impostora de la cantante, ahora el caso está en manos del FBI.

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01 de julio de 2025 - 07:25 p. m.
Un asesor de arte engañó a una artista radicada en Los Ángeles al hacerse pasar por Lady Gaga.
Un asesor de arte engañó a una artista radicada en Los Ángeles al hacerse pasar por Lady Gaga.
Foto: EFE - ALLISON DINNER
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En 2022, Emma Webster recibió el primer correo con la firma “Stefani Germanotta” (el nombre real de Lady Gaga), desde la dirección: ladyandkoji@gmail.com, la cual hacía alusión al nombre de uno de los bulldogs franceses de la cantante. Aunque Webster ya ha tenido reconocimiento en el mundo del arte, la compra por parte de una personalidad de fama mundial y, además, conocida coleccionista de arte podría catapultar su carrera.

Fue entonces que comenzaron a intercambiar mensajes con ofertas. Sin embargo, tras dos años de negociaciones, la artista llegó a la conclusión de que todo había sido una estafa.

El correo que recibió Webster decía: "Soy una gran admiradora de tu trabajo. ¿Tienes alguna pintura disponible? Estoy ampliando mi colección, que se compone de influyentes artistas femeninas como Yayoi Kusama, Helen Frankenthaler, Louise Bourgeois, Lynda Benglis y muchas más. ¡Tu obra la complementaría de maravilla! Sería muy especial. Muchas gracias y espero tener noticias tuyas", según reportó The New York Times.

A lo que la pintora respondió: “Guau. Muchas gracias por tus amables palabras. Me encanta una colección centrada en el empoderamiento femenino, ¡Y esas [las artistas mencionadas por Lady Gaga] son unos pesos pesados!”. Y procedió a ofrecerle una de sus pinturas, titulada “Happy Valley”.

La persona detrás del supuesto correo de Lady Gaga pidió un descuento a la artista, el cual fue concedido y Webster entonces le pidió que verificara su identidad de alguna manera. La “cantante” envió entonces una fotografía donde aparecía con lentes de sol y un saco gris. “Aquí te dejo una foto mía antes de un viaje por carretera”, decía la respuesta. “Estaré fuera de la ciudad desde esta noche, pero mi querida asistente estará revisando el correo electrónico y pagando las facturas”.

La venta entonces se concretó por USD$55 mil. Webster recibió el pago y preparó su envío con un mensaje a Lady Gaga que decía: “También te solicitó amablemente no revender la pintura durante cinco años. Espero que no te moleste, el mercado está loco con las obras de arte ahora mismo”. A lo que la cantante respondió: “Absolutamente, nunca la venderé”.

La sorpresa llegó dos años más tarde, a través del padre de Webster. Fue él quien alertó a la artista de haber visto la obra que le había vendido a Lady Gaga en la publicación de Christie’s para una subasta que decía: “¿Listos para el maratón del mes del arte en Hong Kong? Para inaugurar este emocionante mes en Christie’s, nos complace presentar uno de los lotes más fascinantes de nuestra próxima venta nocturna Post-Millennium: Happy Valley de Emma Webster".

Según reportó El País, “por regla general, los coleccionistas conservan sus adquisiciones indefinidamente y, si por alguna razón necesitan vender la obra, la ofrecen primero a la fuente original (generalmente una galería y en este caso la artista)”.

Webster estaba desconcertada y, en retrospectiva, comenzó a reflexionar sobre algunas cosas que pondrían en duda la veracidad de su compradora, como: el recibo de envío de la obra, el cual indicaba que esta sería almacenada temporalmente, faltaba también la dirección final de quien la recibiría, Chris Horton, quien en los correos fue identificado como el “gerente” de la cantante.

Tras ser alertada por su padre, Webster contactó directamente al manager de Lady Gaga, Bobby Campbell. “Me temo que alguien que se hace pasar por ella te ha engañado. Ella no tiene este correo electrónico ni tenemos un administrador llamado Chris. Mis más sinceras disculpas por el engaño”, le dijo a Webster. La artista, entonces, se dio cuenta de que la imagen que el estafador había compartido para confirmar su supuesta identidad como Lady Gaga, había sido tomada de redes sociales.

La obra de Webster llegó a Christie’s por intervención de Matt Chung, un galerista de Hong Kong, quien la vendió a la casa de subastas. La procedencia de la pintura fue rastreada hasta el asesor de arte de Los Ángeles. Chung aseguró que “no tenía conocimiento de ninguna actividad fraudulenta y que también fue víctima de las desafortunadas circunstancias”.

Frente a las revelaciones, Webster pidió a Christie’s que le regresara su obra, aunque recibió una negativa. Un portavoz de la institución afirmó que están obligados a conservarla en caso de que surja algún problema. A pesar de que Chung ofreció compartir las ganancias que obtuvo (30%) con la artista, esta se negó.

La pintora escaló el caso al FBI por robo de pintura y actualmente se encuentra en investigación. “Nunca imaginé que alguien tendría que hacerse pasar por una estrella del pop solo para tener acceso a una de mis pinturas”, aseguró Webster y dijo a The New York Times que será más cautelosa en el futuro con respecto a sus compradores.

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