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Antoine y Olga son una pareja francesa que, después de haber soñado con un pueblo gallego, decide llevar una vida tranquila en la ruralidad. Allí se instalan. No obstante, la relación con los campesinos que llevan toda la vida viviendo al interior de Galicia, no es como la desean.
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En el pueblo, una compañía de energía eólica ofrece un reconocimiento económico a cambio de las tierras de sus habitantes. Los propietarios tienen la opción de votar sí o no. Antoine y Olga optan por el no, queriendo conservar la vida rural que eligieron. La mayoría del pueblo opta por el sí ante la suma de dinero, que les genera la ilusión de algún futuro distinto en la ciudad. La ven como la oportunidad para distanciarse de una vida que no eligieron, la del campo. Sin embargo, al contar con decisiones en contra de vender durante la votación, no se puede seguir el proceso. Surge entonces un conflicto entre la pareja y sus vecinos, los hermanos Anta, quienes quieren cambiar ese voto a toda costa.
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A partir de este momento, la película se alimenta de distintos elementos para ir escalando el tono del desacuerdo. Se plantean amenazas verbales, se envenenan cultivos, se acude a la agresividad en el aire. La tensión y el peligro se muestran inminentes. Visualmente, las imágenes refuerzan aquel sentimiento, adentrando al espectador en su oscuridad, lentitud y densidad. Una propuesta opresiva que muestra dos maneras de acceder a un problema: a través de la palabra o del cuerpo y lo salvaje. El odio se cultiva y cosecha sus productos, evidenciando un racismo contundente, un odio de clases y un rencor ante lo que la vida dejó de brindarle a aquellos que han tenido que privarse debido a la escasez, a las circunstancias.
En comparación con Alcarràs, otra película de la selección del Bogotá International Film Festival, que muestra una imagen del campo amable dónde la industria y la capitalización llegan a destruir la belleza; As bestas nos presenta lo salvaje y la fuerza de la discordia dentro del campo, la hostilidad del mismo y la agresividad y las acciones de quién sabe que su vida está peligrando. Acudiendo a la cámara en mano como registro y como defensa, el ojo que todo lo ve almacena el testimonio de aquellas agresiones. O eso nos hace creer, revelándonos que la pieza más importante ni siquiera queda accesible: realmente, el ojo no ve nada. No nos satisface.
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El último acto cambia completamente la dinámica y el tono de la película: después de un giro de no retorno, se nos ofrece una perspectiva distinta e importante, dónde la figura femenina cobra importancia. Se hace un enfoque sobre lo que queda después, acciones que no se toman con el ritmo de la velocidad y animalidad, sino con el análisis, la paciencia y el amor, nutridas de una necesidad de cierre y dignidad. Se hace una diferencia grande de género entre el trato salvaje y el cuidado. Acá, Olga está en búsqueda de respuestas después de la muerte de Antoine. También sobresale el cuidado y preocupación de su hija hacia ella. Aparece la compasión y solidaridad de Olga con la madre de sus vecinos, a pesar de ser los asesinos de su esposo.
La película “As bestas” nos propone un campo intenso y oscuro en el que, a pesar de las circunstancias, no se rompe el deseo de cultivar la vida que se había soñado.
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