¿Cómo fue el tránsito de la fotografía al pódcast?
La foto es mi gran amor y fue para mí muy difícil dejar ir la idea de que ya no me iba a poder dedicar, por el momento, de tiempo completo a la foto. Yo siempre he estado muy enamorada del ser humano, me encanta conocerlo, escuchar, preguntar, conectar, entender. En todo mi trabajo se ha visto eso, es el eje central de mi vida. Trataba de conectar a través de la foto y ahora lo hago con los pódcast. Son formas de rendir tributo a lo hermosos que somos como seres humanos.
¿Y el proceso de pasar de estar detrás de la cámara a frente a ella?
Fue demasiado, al principio. Yo soy una persona muy sensible, que le gusta mucho estar en su casa y los círculos más pequeños. En el pódcast me da trabajo saberme observada por tanta gente. La foto es más silenciosa, se trata más de la persona que de quién toma la foto. He tenido que trabajar en mi idea de lo que significa para mí ser vista para poder disfrutar el privilegio que es tener un proyecto de este calibre, en el que están involucradas mi cara y mi voz. Decir que todo fue fácil es mentira. Sí requirió, a comparación de la foto, mucho trabajo personal.
Usted también está enamorada de otras formas de arte. ¿Cómo sucedió con los libros?
Para mí los libros han sido una herramienta que, gracias a mi madre, siempre estuvieron disponibles para mí. Ella leyó muchísimo toda su vida, recuerdo con tantos libros en la mesita de noche. Me encanta porque es la única forma que yo he encontrado, además de las conversaciones uno a uno, de conocer otros mundos que no están disponibles para mí, y de adquirir herramientas y, sobre todo, encontrar nuevas formas de vivir y de hacer. En mi época no había tanta televisión con contenido tan valioso como sé que hay hoy, no había pódcast, así que los libros fueron la única forma que yo encontré para seguir creciendo y estudiando.
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Para formular preguntas y ponerlas en la discusión pública también se necesita valentía. ¿Cómo la han obtenido ustedes?
Creo que no hay nada más increíble que poderte regalar la valentía en tu vida. Por ejemplo, muchos escogimos sueños que nos llevan lejos de nuestra familia y a veces eso requiere, más que mente y corazón, muchísima valentía. Para mí el lema ha sido “con todo y miedo”.
¿Por qué utilizar el verbo “regalar” al referirse a las dudas?
Creo que a nosotras es quienes más dudas les han regalado. A veces cuando me dicen que “Se regalan dudas” les cambió la vida, yo les respondo que a mí también. Es un nombre muy apropiado, hay tantas cosas que no se pueden compartir, y las dudas sí se pueden regalar. Al final las preguntas que pensabas que eran únicas y te daba pena preguntar se las hacen tantas otras personas. Todo merece una conversación, todo merece ser preguntado, cuestionado y no tenemos que tenerle miedo a eso.
Usted afirma que el cuerpo es la mejor brújula. ¿A qué se refiere con eso?
A personas como a mí, que a lo mejor no crecieron con un cuerpo normativo sobre lo que era bello y perfecto, nos han enseñado que nuestro cuerpo no tiene la misma validez que otros. Y, en esa medida, que no nos puede hablar. Entonces, creo que reconciliarte con tu cuerpo para utilizarlo como una herramienta que te conecta a la tierra y a los demás es un trabajo grande y necesario. Tu cuerpo te avisa cómo te sientes alrededor de ciertas personas. Son cosas que no puedes poner en palabras. El cuerpo nos avisa cuando es hora de irnos. O cuando nos sentimos seguros, por ejemplo, nos quedamos dormidos. La reconciliación con el cuerpo y emplearlo como lo que es, un vehículo de nuestra alma, es uno de los regalos más grandes que nos podemos hacer.
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El amor ha sido el foco de muchos de sus capítulos y fue el tema de las giras que han hecho. En síntesis, ¿qué ha aprendido sobre el amor?
Es tan único cuando dos personas se juntan y están en la misma frecuencia que tenemos que cuidarlo. Y la mejor forma de cuidar el amor es cuidarse a uno mismo. Es decir, llegar a la relación lo más ligero que se pueda, habiendo trabajado en los asuntos propios. Por otro lado, no es que el amor sea delicado, pero necesita que se riegue, como una planta. Las creencias, los mitos y las expectativas del amor romántico lo debilitan. Por ejemplo, creer que el amor puede con todo. En cambio, el amor libre lo fortalece.
¿Qué dudas le quedan por regalar?
Nada está fuera de poderse cuestionar, pero no se puede hacer todo al mismo tiempo. A mí me ha gustado mucho crecer, que pase el tiempo, que mi infancia se sienta menos pesada, ir cumpliendo sueños… Creo que las dudas van acompañándonos en ese crecimiento. Empezamos “Se regalan dudas” cuando teníamos 28 años, ahora tenemos 33 y ya somos personas diferentes. Entonces vendrán otras situaciones y preguntas: cómo vamos a ser si somos mamás, por ejemplo. Las dudas son un reflejo de nosotras, entonces ya veremos cómo vamos cambiando y regalando dudas.
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