Asif Kapadia: “Maradona ha sido una de las personas más difíciles con las que he tratado”

El realizador inglés revela algunos entresijos del documental “Diego Maradona”, presentado en el Festival de Cannes.

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Janina Pérez Arias - Cannes
23 de mayo de 2019 - 02:00 a. m.
Asif Kapadia ha dirigido películas como “Amy”, “The Warrior” y “Far North”./ Getty Images
Asif Kapadia ha dirigido películas como “Amy”, “The Warrior” y “Far North”./ Getty Images
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Muy temprano por la mañana Asif Kapadia comienza sus rondas de entrevistas. Su película Diego Maradona, estrenada mundialmente en el Festival de Cannes en la Sección Oficial fuera de concurso, aún está dando mucho de qué hablar.

Kapadia está muy satisfecho con el resultado. Una vez más ha hecho posible un imposible, no solamente por el grado de dificultad que representaba diseccionar la vida y carrera del futbolista, sino también por destilar la gran cantidad de material disponible, en el que se encontraban quinientas horas de imágenes inéditas, además de los innumerables reportajes y entrevistas sobre el Pibe de Oro.

Sin embargo, eso sería lo más leve. Diego Armando Maradona le dio largas para acceder a un encuentro tanto cara a cara como por internet. Kapadia, sin embargo, logró su cometido sumergiéndose en las profundas oscuridades del argentino. Tras su paso por el Festival de Cannes, Diego Maradona podrá se vista en Colombia en Directv.

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¿Cuál es la historia detrás de “Diego Maradona”?

Soy fanático de fútbol. Cuando era estudiante en el 98 o 99 leí un libro sobre Maradona que se trataba de su vida, de sus orígenes, de lo difícil que había sido su vida, su trayectoria, los problemas en los que se metió. Recuerdo que pensé, ¡qué historia!, ¡qué personaje tan maravilloso! Ya en aquel tiempo hacía cortometrajes, y me pasó por la mente que sería fantástico hacer una película sobre Diego Maradona. Pasó el tiempo, hice largometrajes, dramas, y en 2012, cuando se celebraron los Juegos Olímpicos en Londres, un productor me comentó que existía un extenso material audiovisual de Maradona al que estaba tratando de tener acceso, que si me interesaría hacer una película sobre él. Me pareció atractivo, pero recientemente había hecho una película sobre Ayrton Senna (Senna, 2010), por lo que no me pareció procedente salir de un héroe brasileño para meterme con otro argentino. Hice entonces Amy (2015) y otros proyectos. Entonces mis productores lograron el acceso al material de Maradona y fui a Italia a verlo. ¡Me pareció fantástico! Contactamos con el agente de Maradona, hicimos el trato. Después de haber hecho dos películas de personas maravillosas y brillantes que murieron jóvenes, me sentí preparado para realizar una de otro hombre brillante pero que está vivo y haciéndose mayor.

¿Cuáles fueron tus impresiones cuando lo conociste?

Cuando quisimos verlo, estaba en Dubái, así que nos desplazamos hasta allá. Ese fue el principio. Yo no sabía en ese momento qué quería contar en la película; llevamos una cámara y un traductor. Éramos seis, y hay que pensar que Dubái no es precisamente barato. Sabía que una persona como él por lo general dice ‘hoy no te puedo atender, ven mañana que tal vez sí pueda’... Así estuvimos esperando varios días; al decidir volver, nos invitó a pasar pero solo para saludarlo. Nos vimos, nos dimos la mano, nos hicieron unas fotos, me dijo que haríamos una buena película juntos. Aunque solo fue para saludar, eso también es importante.

Ya me había dado cuenta de que no sería una película en la cual entrevistaría a Maradona durante diez horas.

Trabajamos en Londres seis meses, y al cabo de ese tiempo tuve un encuentro con él que estuvo bien. Se cansó, me dijo que volviera al día siguiente, así lo hice. En la conversación del segundo día estuvo mucho mejor, vi que lo disfrutó. Volví a Londres, durante un año estuve editando, y cuando ya le había dado cuerpo a la historia y sabía de qué quería hablar, quise conversar nuevamente con él.

¿Cómo lograste lidiar con el carisma de Maradona?

Tiene mucho gancho: si él sonríe, te alegra, y si sientes que no está contento, te entristece. Hasta hoy en día posee ese carisma del pasado. Una de las veces que me vi con él fuimos solamente mi traductora y yo, estábamos sentados alrededor de una mesa de sofá, el televisor estaba encendido porque él estaba siguiendo un partido de Boca Juniors. Yo estaba grabando, pero cuando respondía lo hacía hacia la traductora, por lo que hablaba fuera del micrófono. Decidí sentarme en el suelo a sus pies, y en ese momento pensé: ¡Esas son las piernas de Maradona! (se ríe). Tiene unas piernas muy impresionantemente gruesas, llevaba pantalones cortos, yo no salía de mi asombro. Le pregunté si no le importaba que le tocara los pies. Nunca en la vida había hecho algo parecido, y eso que he conocido a muchísimos famosos, pero jamás había sentido ese impulso de un contacto físico. Luego le pregunté cuál había sido el pie lesionado, y cuando se lo quise tocar me empujó (se ríe). Ese es para mí el poder de ese hombre. La película también es sobre las ansias de la gente de acercársele, tocarlo, que es algo que lo vuelve loco porque no le gusta que lo toquen. Ese es el efecto del carisma.

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Ante ese carisma tan arrollador, ¿cómo te sobrepusiste al miedo de perder la oportunidad de hacer las preguntas claves?

Ese es mi trabajo. Si quisiera una vida fácil, no haría películas. Para mí se trata de retarme, de empujarme a hacer cosas diferentes, y realizar un filme como Diego Maradona en una lengua que no hablo, porque no sé ni español ni italiano, es un desafío. Sin dudas Maradona ha sido una de las personas más difíciles con las que he tratado, la gente que lo conoce sabe perfectamente lo arduo que puede ser hacer una película sobre él. Me encontré con él pocas veces, la primera rechazó contestar las preguntas que yo pensaba eran las más sencillas. Cuando ya estaba seguro de que tenía la película, me vi con él, y pensé que probablemente sería la última vez, por eso fui más incisivo, además después de una hora y media se aburre, se cansa. Maradona es un cuentacuentos, se va por las ramas cuando no quiere contestar a una pregunta, cuenta largas historias para desviar la atención, además no está acostumbrado a que lo interrumpan, y cuando contaba algo que no tenía que ver, trataba de que volviera a mi pregunta. Al hacerle algunas preguntas difíciles sobre sus hijos, las mujeres, su relación con el bajo mundo, sus adicciones, Nápoles, son temas incluidos en la película, pero las respuestas que me estaba dando eran las de siempre, por lo que tenía que preguntar nuevamente. Hubo un momento en que se detuvo, me miró y me espetó: “Tienes cojones para hacerme esas preguntas en mi cara”, después de una pausa dijo: “Por eso te respeto”.

Por Janina Pérez Arias - Cannes

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