
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La base de su maquillaje estaba aplicada meticulosamente en todo el rostro. Las manchas que a lo largo de los años quedan por el sol y las arrugas, que con el tiempo aparecen, ya no eran tan evidentes a simple vista. La expresión de su mirada era fundamental. Por eso, una gruesa línea negra sobre el párpado resaltaba sus ojos marrones, típicos de India. Un labial rojo profundo sobresalía de sus delgados labios. Y finalmente, el tilak (un círculo tradicional de tinta negra) reposaba sobre su frente. Ese ritual de maquillaje tradicional que habitualmente usan las mujeres en esa nación era el que Harish emprendía todas las semanas cuando llegaba la hora de presentar su show.
“Para 2018 yo planeaba un viaje a India para rastrear los lugares y personajes más interesantes y realizar mi trabajo de documentar el país con mi cámara. Entonces encontré a Harish. Primero me contacté con ella por Facebook y le comenté mi interés en hacerle un retrato. Ella contestó de inmediato que sí”, refiere Esteban Toro, fotógrafo colombiano que hoy difunde la historia de Harish con sus fotografías. “Cuando llegué a su camerino, en el resort en el que tiene un showespecial, en la ciudad de Jaisalmer, situada al oeste del país, salió a recibirme un hombre alto, delgado, con ropa ajustada, muy distinto a los que había visto durante mi recorrido. Le calculé 35 años. Cuando me vio, se levantó y con una sonrisa algo tímida dijo: ‘Mucho gusto, yo soy Harish’”.
Queen Harish, como es conocida o conocido en India, abandonó su casa y a su familia cuando tenía apenas 11 años. Decidió irse porque su padre le prohibió bailar. Ser hombre y haber nacido en una de las regiones más conservadoras de India claramente representaba un obstáculo en su lucha por querer danzar. Rajastán, estado donde nació, está ubicado al oeste del país y allí el 90 % de la población practica el hinduismo; el 10 % es musulmán. En ambas religiones, los conceptos de homosexualismo, transexualidad o travestismo son aún difusos y en las calles de India, donde justamente Harish quería bailar libremente, siguen siendo un tabú.
Aunque en algunos apartados del Kama-sutra se representan prácticas entre el mismo sexo, hasta finales del siglo XX el homosexualismo era delito en India. Según el artículo 377 de su código penal, “quien, voluntariamente, tenga un contacto carnal contra el orden de la naturaleza con un hombre, una mujer o un animal, será castigado con la prisión de por vida, o por un período que puede llegar a diez años, y deberá pagar una multa”. Esta ley perdió vigencia desde el período colonial británico, pero a pesar de que aquellos que tengan prácticas homosexuales ya no pagan cárcel, vestirse de mujer o caracterizar un rol de otro sexo aún genera rechazo en esa cultura.
“Cuando acudí por primera vez a su show, vi a una mujer que bailaba con un traje divino de colores. Era una bailarina espectacular que hacía muchos giros y ostentaba una habilidad increíble con sus pies. Fue impactante porque ya he trabajado antes con bailarinas de muy alto nivel y nunca había visto algo así”, reconoce Esteban Toro. Los shows de Harish se realizan con danza folk, una combinación entre varios bailes tradicionales de la India como el mahari, nartaki o el gotipua. Esta danza busca describir mediante los movimientos corporales las emociones del alma, la memoria y la resistencia de una cultura ancestral que se niega a desaparecer.
Esteban Toro añade que incluso “contaba con ocho bailarines que la acompañaban en sus montajes. Con telas de excelente calidad para sus trajes y un sofisticado proceso de maquillaje, era impactante su puesta en escena”. Al margen de la distancia de su familia, Harish se volvió reconocida en las calles y llegó a presentarse en más de sesenta países del mundo. Aunque en el contexto de sus tradiciones culturales su figura fuera impactante, nadie podía negar que cuando ella bailaba todos los prejuicios y estereotipos sociales desaparecían de inmediato. Como hoy cuenta el fotógrafo colombiano, los colores, la música y los movimientos de su show eran hipnóticos para los espectadores.
Queen Harish murió el pasado 3 de junio. Perdió el control del auto que conducía desde Jaisalmer hacia Jaipur y perdió la vida junto a tres de sus bailarines, seis más de sus acompañantes quedaron heridos. Su muerte fue registrada en los diarios locales. “Harish siempre quiso ser mundialmente conocida como la diva más hermosa de toda India”, puntualiza Toro. Y hoy, casi un mes después de su muerte, aparece su nombre en un periódico de Colombia. No fue una bailarina cualquiera.
Por medio de su danza rompió los estereotipos que la clasificaban como hombre y después la condicionaron a comportarse como mujer. Impactó la vida de todos los locales y extranjeros que conocieron su espectáculo, y logró capturar la mirada de este fotógrafo, quien contaría su historia a miles de kilómetros del lugar donde ocurrió. Harish fue libre y murió cumpliendo sus sueños: enamorar al mundo.
*Fotografías por: Esteban Toro