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Batuta y orquesta, dos palabras femeninas

La Filarmónica de Mujeres ya es una realidad en Bogotá y se estrenará este mes de mayo con la Obertura no. 1 en Mi menor de Louise Farrenc, pianista y compositora francesa.

Nico Rojas @nicorojasrobles
09 de mayo de 2022 - 10:04 p. m.
Martha Lucía Barrero, una de las maestras fundadoras de la carrera de música de la Universidad Central, celebra que la convocatoria no tuviera límite de edad y menciona que una respuesta tan nutrida es señal inequívoca del deseo de las intérpretes del país por encontrar espacios para tocar.
Martha Lucía Barrero, una de las maestras fundadoras de la carrera de música de la Universidad Central, celebra que la convocatoria no tuviera límite de edad y menciona que una respuesta tan nutrida es señal inequívoca del deseo de las intérpretes del país por encontrar espacios para tocar.
Foto: Kike Barona – Orquesta Filarmónica de Bogotá

“Yo no tengo esa disciplina”, se repite a sí misma como una sentencia, tumbada en la cama y con la mirada fija en el techo; mientras al otro lado de la pared suenan los compases repetidos de una pieza clásica de aprendiz de piano. En el corazón adolescente de Paola anida la certeza de que la música no será lo suyo; pasar horas y horas estudiando escalas en la soledad de su cuarto, como lo hace su hermano mayor, no la entusiasma tanto como los ensayos grupales, a los que sus papás suelen pasar a buscarla ya entrada la noche.

Lo de ella es el encuentro con el otro, el intercambio, el abrazo, el brillo en los ojos de los músicos con los que comparte la experiencia colectiva de la interpretación. Siente que su viola resuena mejor en los corazones que en las paredes, pero sabe que el camino que debería recorrer, si quiere acudir al llamado de su vocación, es el de la soledad del aprendiz y, la verdad, no termina de animarse. Lo que Paola aún no sabe es que la música, como la vida, da segundas oportunidades.

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Una cortina separa a las instrumentistas de los jurados, que elegirán a las 45 integrantes de la primera orquesta filarmónica de mujeres que tendrá Bogotá. Esta herramienta se usa para garantizar la imparcialidad del proceso de audición en la que la ejecución del instrumento, no el nombre ni la pinta, deberá ser lo que los jurados tengan en cuenta al momento de emitir su concepto. La convocatoria no exige títulos o galardones, no tiene límite de edad, ni se requiere certificar experiencia; basta con el deseo de tocar y con hacerlo bien.

Allí está Paola, expectante y sonriente como es usual verla, pero su nombre no fue incluido en el listado de las más de 170 aspirantes. Ella se encuentra, como hace apenas unos años, al otro lado de una pared, esta vez no de ladrillo, sino de tela, escuchando instrumentistas en su rol de jurado y directora de esta orquesta singular. Ahora su corazón sabe bien que detrás de cada nota y silencio, hay un alma con la que deberá conectar y que para lograrlo, necesitará mucho más que la batuta.

Paola Ávila representa a los cientos de mujeres que en nuestro país y a pulso, han venido conquistando espacios que parecían patrimonio exclusivo de los hombres. Con gracia y sensibilidad, explica a la audiencia antes de cada concierto el origen de las piezas que oirán, sus pasajes más representativos y entrega datos sobre los compositores.

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Es así como, quizás sin proponérselo, logra distanciarse del paradigma del director de orquesta ensimismado y altivo, para proponer uno nuevo desde la interacción con el público y la empatía con los instrumentistas. “Afortunadamente existe la música, porque a mí las palabras no se me dan”, reconoce en medio de sonrisas, cuando enfrenta preguntas medio filosóficas o demasiado trascendentales. Comenta además que las facultades y escuelas de música en Colombia deberían ampliar su espectro de enseñanza e interpretación, “No puede ser que un trompetista clásico colombiano, se sienta incómodo o inseguro tocando un porro o una cumbia”, afirma.

David García, director General de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, señala que el número de directoras titulares alrededor del mundo sigue siendo muy reducido desde que, con apenas 28 años, la holandesa Antonia Brico debutara en los años 30 como la primera mujer en asumir este rol: en calidad de invitada dirigió la Filarmónica de Berlín. La historia fue llevada al cine en 2018 por su coterránea María Peter, en un filme titulado “La Directora de Orquesta”, que protagonizado por Christanne de Bruijn, fue incluido en el catálogo de Netflix bajo el título “Antonia: Una Sinfonía”. La película rinde un homenaje al legado de Brico, a su valentía y sustenta la premisa de que el talento y el virtuosismo no son asuntos de género.

García recuerda que, apenas hasta 1997 y tras una cuidadosa deliberación en su asamblea general conformada por los 150 músicos en pleno, la Filarmónica de Viena decidió aceptar a la primera instrumentista mujer en sus filas; en comparación con la Orquesta Filarmónica de Bogotá, que cuenta con una representación femenina del 40% en su nómina titular y del 50% en el equipo de artistas dedicados a la formación de nuevos talentos. Asimismo, menciona que uno de los motivadores para conformar esta nueva agrupación es el de “llamar la atención de manera provocadora sobre la problemática de la exclusión de las mujeres en la música y en distintos ámbitos de nuestra sociedad”.

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La Orquesta Filarmónica de Mujeres se estrena este mes de mayo con la Obertura no. 1 en Mi menor de Louise Farrenc, pianista y compositora francesa, quien en 1842 se convirtiera en la segunda mujer admitida como profesora en el conservatorio de París, solo antecedida por una de sus fundadoras, casi 50 años atrás. Durante sus primeros años de ejercicio docente, Farrenc trabajó por un salario menor al de sus colegas hombres, desempeñando las mismas labores, y pese a las notables cualidades de sus obras para piano, sinfonías y piezas de cámara, nunca se le permitió dar clases de composición.

Martha Lucía Barrero, una de las maestras fundadoras de la carrera de música de la Universidad Central, celebra que la convocatoria no tuviera límite de edad y menciona que una respuesta tan nutrida es señal inequívoca del deseo de las intérpretes del país por encontrar espacios para tocar. Dirige además la mirada hacia las mujeres que no quedaron seleccionadas; comentando que iniciativas como esta deberían replicarse en otros lugares del país, pues se convierten en aliciente para las ejecutantes en formación.

Un concierto colorido, lleno de maestría interpretativa y de expresiones diversas de feminidad es lo que vivirán los asistentes a esta cita con la música sinfónica, interpretada por algunas de las mejores instrumentistas del país; una experiencia para recordar que como la alegría, la pasión y la ternura, las palabras batuta y orquesta, también son femeninas.

Por Nico Rojas @nicorojasrobles

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