María Antonia Bolívar sólo compartía con su hermano, Simón Bolívar, el apellido. Desde el momento en que Bolívar decidió aceptar el título de Libertador y emprender su batalla de independencia, su hermana se opuso rotundamente a su causa, decisión que la llevó al destierro.
“Su personalidad enérgica la llevó a armarle todo tipo de ‘zaperocos’ a su hermano y a escribirle al rey de España en contra de Bolívar. Ella no entendía por qué tenía que cambiar su forma de vida, que en su opinión estaba bien, para entrar a un período de incertidumbre que era lo que ofrecía la Independencia; por eso estaba en contra de los ideales de su hermano. Además, para ella y para una gran parte de la sociedad latinoamericana, se podía convivir perfectamente con la monarquía”, comenta Inés Quintero, autora del libro La criolla principal.
En la escritura de su obra, Quintero sólo se demoró tres meses porque la información la tenía recopilada hace muchos años, pues en su trabajo como historiadora ha buscado darle a la mujer un espacio protagónico y por eso se ha dedicado a mirar el pasado con ojos femeninos.
Además, durante su carrera, se ha dejado seducir por todos los sucesos que enmarcaron el proceso de independencia de Latinoamérica. Fue indagando este tema como encontró las cartas que María Antonia le escribía a su hermano.
En un principio pensó solamente en recopilar los escritos de la hermana mayor de Bolívar y mediante éstos darla a conocer. Sin embargo, descubrió que no sólo las cartas eran valiosas, sino todo lo que representaba María Antonia Bolívar como una mujer inmersa en una sociedad donde sólo se destacaban aquellas que simpatizaban con las ideas de El Libertador.
Fue entonces cuando Quintero decidió crear una narración histórica entretenida para todo tipo de lectores, incluso para aquellos que tildan los textos históricos de aburridos y pesados. “Con el paso de los años, la historia fue perdiendo calidad narrativa, se hacían textos que espantaban al lector. Incluso los colegiales le cogían fastidio a la historia porque no se la sabían vender, por eso siempre trato de que mis textos sean relatos reales bien narrados”.
Esta venezolana, que no comparte el uso que le da Hugo Chávez al discurso de Simón Bolívar, afirma que un buen historiador debe ser ante todo crítico: “no concibo el ejercicio histórico de manera pasiva y complaciente. Si me pidieran hacer una biografía de Chávez, pero la plata para subsidiarla saliera del Gobierno, simplemente no aceptaría”.
Para Inés Quintero la figura de Bolívar ha sido ‘distorsionada’ para justificar el presente, y al discurso del prócer se le han dado contenidos que nunca tuvo.
Esta escritora que se opone al uso abusivo que se le da a las figuras del pasado, afirma que en estos dos años que faltan para conmemorar el bicentenario de la independencia de Colombia y Venezuela, muchos personajes se van a encargar de resucitar a todos los héroes de aquella época.
Pero, para ella, la labor de los historiadores debe concentrarse en visibilizar la Independencia como “un proceso muy complicado, como el parto más difícil al que nos hemos sometido como sociedad. No debe ser visto como una batalla entre revolucionarios y militares, sino como la posibilidad de construir a través de las contradicciones y de los conflictos una propuesta democrática para América Latina”.