Copiad, malditos es un documental español que explora los problemas generados por la histeria normativa alrededor del control y refuerzo de los derechos de autor. La película, dirigida por Stéphane Grueso, logró, en una especie de declaración de principios, ser colgada legalmente en internet para que cualquiera la descargue.
¿Cuestionar los modelos de negocio de las industrias culturales es atacar la cultura?
El copyright se ideó para proteger a los autores. Pero eso se ha pervertido y ha derivado en otras cosas. Un ejemplo: en Europa, este último verano tuvimos una extensión de 10 años de la protección sobre ciertos derechos fonográficos, de 70 a 80 años después de la muerte del autor. ¿Quién se benefició con eso? El 85% de ese dinero, algo así como dos mil millones de euros en los siguientes 20 años, va para algunas compañías discográficas y el otro 15% para un tipo de autor que, según la Comisión Europea, no tiene problemas económicos al final de su carrera. Los derechos de autor se los llevan compañías, entidades y personas, que no tienen problemas para vivir y a las cuales no les hacen falta. Eso tiene que cambiar. Eso es insostenible.
¿Cómo afectan a los autores los cambios que se están dando?
Le aseguro que para el 99% de los autores cosas como Creative Commons pueden ser beneficiosas. Sí, se venden menos CD y las compañías discográficas perciben menos dinero, no lo sé. Pero, por ejemplo, hay un estudio que asegura que el año pasado fue en el que más dinero se gastó en música en toda la historia. ¿Dónde está ese dinero?: en conciertos, en merchandising... La gente sigue gastando en esta forma de arte, pero los recursos no van para las mismas personas. Lo cierto es que sí hay modelos que están funcionando y habrá que ver cómo se desarrollan. ¿Esto perjudica a las grandes estrellas y Shakira preferiría otra cosa? Sí, pero ¿qué porcentaje representa ella de la creación musical en el mundo?
¿Cuáles son los modelos que pueden funcionar?
Hay ejemplos exitosos, especialmente en la música con bandas que hacen buena parte de sus actividades por la red y han logrado crecer y tener más presentaciones y vender discos en los conciertos, y así. Lo que hay que tener claro es que internet existe y eso cambia todo. Copiad, malditos se estrenó a través de televisión. Quienes se habían interesado en el tema sabían que a los pocos días el documental estaría disponible en la red para descargarlo. En los cuatro o cinco días que hubo entre la transmisión en televisión y la colgada en internet aparecieron como 20 copias piratas. Que tu obra se remezcle y se copie, eso va a pasar sí o sí.
Claro, hay gente que lleva años haciendo mucho dinero y esas ganancias van a disminuir, pero eso es así y hay que adaptarse a ese cambio. Esto se trata de una reconversión industrial.
¿Cómo se está dando esa reconversión?
En términos de evolución histórica este es un cambio tan grande como la imprenta. Las industrias culturales, en general, están intentando mantener sus antiguos privilegios mediante el control de la red, algo que es imposible. Entonces cierran los ojos y están aguantando a ver si las cosas no cambian y mientras tanto legislan, criminalizan el intercambio de archivos y una serie de cosas que no van a funcionar. Yo no soy una especie de talibán en estos temas. No digo que todo el mundo tiene que utilizar Creative Commons. Cada uno puede hacer lo que quiera. Pero lo que sí digo es que estas licencias son más beneficiosas para la gran mayoría de autores.
Por Santiago La Rotta
