La investigación se inició en 2006, cuando las autoridades estadounidenses constataron un incremento sustancial de las denuncias relacionadas con la compra de obras de arte falsificadas, presentadas por un millar de personas que pagaron hasta 31 mil dólares por una obra falsa.
La investigación llevada a cabo en Estados Unidos situó el origen de las falsificaciones en Cataluña y en Italia, en abril del año pasado se pidió además la colaboración de la Policía italiana.
En Cataluña, los agentes lograron identificar y localizar a los ocho distribuidores y responsables de las falsificaciones -seis españoles, un italiano y un francés-, que fueron detenidos a finales de noviembre de 2007.
Las obras intervenidas, entre las que figuran posibles imitaciones de los españoles Joan Miró y Antoni Tàpies, están siendo examinadas por fundaciones y museos para determinar si efectivamente son falsificaciones.