Todo está bien.
Todo estará bien.
Que los años cuenten, pero también que los hagas valer. Que abraces la incertidumbre y te cuestiones una y otra vez. Que una pregunta te lleve a otra, y a otra, y a otra, y entonces llegues al punto de no retorno, a ese en el que nos sentimos impotentes y nos destruimos con esta incapacidad de comprender. Y que de pregunta a pregunta el mundo se torne irreconocible, como si un sueño lo hubiera hecho sombra, y hasta el mal sea distinto.
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Que en medio de este mundo lleno de dudas, emprendas el camino y que, al llegar a una encrucijada, simplemente continúes. Que vivas tan poco como para sorprenderte, que vivas tanto como para recorrer todos los caminos posibles y que, ya cansado, tomes una pluma y traces una línea.
Esa línea te llevará a otra, y luego a un contorno. Después aparecerá una imagen, y esa imagen será sólo tuya. Algunos dirán que tiene una horrible simetría, otros te preguntarán en que distantes cielos o abismos estuviste y habrá quienes duden de tu corazón y de tu vida. Tú sólo sonríe ante tu obra, y ven.
Ven porque recé cuando te fuiste. Ven porque agradecí cuando volviste. Ven, porque no son las enfermedades sino las ausencias las que nos degradan. Ven porque te quiero así: golpeado, herido y vuelto a renacer. Aquí puedes sentir tanto alegría como rabia y, como diría Blake, quien siente ira y no actúa, propaga la epidemia, así que golpea, maldice y cierra los ojos con fuerza.
Pero cuando los abras, levántate y vuelve al camino ¿A dónde irá ahora? No lo sabrás y eso está bien. Todo estará bien porque esta es tu historia, y sólo tú eres capaz de continuarla.