Cazar refranes o asistir al funeral del pensamiento popular
En “Oficios y Afines”, una cartilla que acaba de publicar el Instituto Caro y Cuervo, se publicaron 22 refranes recopilados por la lingüista María Bernarda Espejo Olaya, sin embargo, la experta en español colombiano tiene como objetivo publicar los más de mil refranes que ha reunido en cuatro años de investigación.
Joseph Casañas Angulo
María Bernarda Espejo Olaya, lingüista y experta en español colombiano, lleva cuatro años cazando refranes. Aunque quisiera tener una red de informantes más amplia, la que tiene, le a ayudado a capturar cerca de mil paremias, que es la forma en la que los lingüistas llaman a aquellas frases de origen popular que se repiten tradicionalmente de forma invariable para expresar un pensamiento moral, un consejo o una enseñanza. El término resulta “más enredado que un costal de anzuelos”.
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María Bernarda Espejo Olaya, lingüista y experta en español colombiano, lleva cuatro años cazando refranes. Aunque quisiera tener una red de informantes más amplia, la que tiene, le a ayudado a capturar cerca de mil paremias, que es la forma en la que los lingüistas llaman a aquellas frases de origen popular que se repiten tradicionalmente de forma invariable para expresar un pensamiento moral, un consejo o una enseñanza. El término resulta “más enredado que un costal de anzuelos”.
El objetivo de esta cacería, según la experta que hace parte grupo de investigación lingüística del Instituto Caro y Cuervo, es publicar un refranero colombiano actualizado. El más reciente ni siquiera data de este siglo. “El refranero antioqueño”, escrito por Jaime Sierra, fue divulgado en 1994.
Antes de esa publicación, podríamos hacer referencia a una del Instituto Caro y Cuervo de 1985 de José Antonio León Rey, “Del saber del pueblo”, en la que se recogen algunos refranes o “El refranero del Gran Tolima”, que se publicó en 1952 de José Ramírez.
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Pero como “los tiempos cambian y las personas también”, la publicación en la que trabaja Espinosa ayudará a dar una mirada a las variaciones de la oralidad en las últimas tres décadas en Colombia.
En el diccionario de “Oficios y Afines”, que publicó el Instituto Caro y Cuervo el pasado lunes 1 de marzo, se incluyeron algunos refranes que ha recopilado María Bernarda Espinosa Olaya:
“Donde manda capitán, no manda marinero: El subordinado suele emplear este refrán para reconocer su categoría social y el jefe suele decirlo para recordársela al subordinado”
“Despacito y buena letra, dice el maestro en la escuela: No debemos apresurarnos para realizar alguna actividad o tarea pues puede resultar mal ejecutada. En general, debemos tener calma cuando realizamos algo”.
“El poeta nace, no se hace: Se utiliza para enaltecer ciertas disciplinas que exigen un talento natural”.
“Entre bomberos no se pisan las mangueras: Significa que entre los que hacen o actúan de igual manera no deben hacerse daño, al contrario, deben ayudarse mutuamente”.
“Hombre de muchos oficios, maestro de ninguno: Reprocha a quien intenta abarcar demasiadas actividades profesionales, y es incapaz de desempeñar una bien”.
En la publicación se incluyeron solo 22 refranes, todos ellos relacionados con las labores que desempeñan los colombianos, sin embargo, en el refrenaro que se publicará este año, se incluirán refranes temáticos. María Bernarda Espinosa Olaya compartió algunos con El Espectador.
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Refranes meteorológicos y temporales
Abril lluvioso hace a mayo hermoso
Arreboles al anochecer, agua al amanecer
Arreboles al oriente, aguacero al día siguiente.
Guarda pan para mayo y paja para tu caballo
Refranes supersticiosos
Día martes, ni te cases ni te embarques.
Martes 13: ni te cases ni te embarques ni de tu casa te apartes
Refranes geográficos
Cali es Cali, lo demás es loma
Al hombre llanero se le conoce por el arreo
Cachaco, palomo y gato, tres animales ingratos.
Refranes de profesiones
No me hables de flores que soy jardinero.
Suegra, abogado y doctor, cuanto más lejos mejor.
Músico pagado no toca bien.
Refranes de comparaciones
Mas amarrado que correa de trapecista.
Más contento que cachaco en playa.
Más perdido que cachaco bailando cumbia.
Los refranes, explica Espejo Olaya, tienen principalmente dos características. La primera, tiene que ver con que su origen es desconocido y que es prácticamente imposible saber quién la dijo por primera vez, la segunda, hace referencia su rima y sonoridad. “Las paremias, para ser recordadas, deben tener una rima interna, porque si no sería difícil grabárselas”, explica.
En el estudio “Las paremias y su clasificación”, escrito por Julia Sevilla Muñoz, publicado por la Universidad Complutense de Madrid, se explica que “los refranes ayudan a salir airosos de las situaciones difíciles, ya que cualquier aspecto de la vida humana se ve reflejado en ellos”.
Los refranes, según el estudio, se clasifican por su naturaleza: formales (la fijación), semánticos (la idiomaticidad) y pragmáticos (la repetición). Sevilla Muñoz reseña además que “su campo de aplicación presenta una gran variedad dada su amplitud temática: junto a los refranes de índole moral que gozan de un amplio alcance, se encuentran los de aplicación más reducida, por estar circunscritos a una zona geográfica, a un ámbito concreto, ya sea laboral o social”.
“Una paremia puede tener un origen conocido, pero ser ignorado por la mayoría de los hablantes, y tener un uso actual muy frecuente, o sea ser una paremia muy popular. Es el caso de muchos de los aforismos. Asimismo, una paremia pudo haber tenido un origen anónimo y haber sido de uso popular y luego haber pasado a un contexto escrito culto. Por ejemplo, los refranes registrados en El Quijote de Cervantes”, agrega.
Es por eso que los refranes ayudan a que la comunicación sea más efectiva, pues cada uno de ellos incluye una enseñanza. El estudio de los refranes dice Espejo Olaya, ayuda a comprender también los comportamientos machistas, xenófobos y racistas de las sociedades. “Hay refranes que vienen entrando en desuso justamente por la carga nociva que ellos implican. Algunos son: ‘la mujer calladita se ve más bonita; en cojera de perro y lágrima de mujer, no hay que creer; mujer al volante, peligro constante; indio comido, indio ido, indio desagradecido”.
¿Estamos asistiendo al funeral de los refranes? Aunque la experta del Instituto Caro y Cuervo advierte que las nuevas generaciones han dejado de usarlos porque consideran que son costumbres de otros tiempos con las cuales no encuentran ninguna afinidad, dice que recopilarlos, estudiarlos y publicarlos ayudará retrasar su extinción.