“Close”: el sentido de la cercanía

"Close" es una película que enternece, pero que también punza y cuestiona la cohibición social sobre las emociones y sentimientos de los hombres en ese tránsito entre la niñez y la adolescencia.

Foto: Producción de Close

Las correteadas por el campo, las carreras en bicicleta y las divertidas pijamadas nos muestran, en un inicio, la fusionada vida de estos dos amigos que, tras el regreso a clases después de las vacaciones, se ve fuertemente fracturada cuando los estereotipos sociales, el deber ser y el estigma (“¿son pareja?” “¡maricón!”) comienzan a agobiar a Leo, a quien ahora le urge explorar y exponer su virilidad a través del deporte (principalmente el hockey), forjando una fuerte y dolorosa armadura que termina por herir y alejar a Remi.

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El tránsito cíclico de las estaciones, que vemos reflejadas en las plantaciones de los padres de Leo, marcan no solo el paso del tiempo, sino también los cambios emocionales de Leo, la vivacidad de la primavera y el caluroso verano (colmados de coloraciones naranjas, amarillas, rojizas). Todas estas son características de la cercanía entre los dos niños y su amistad. Muestran a un Leo plenamente alegre, inocente y despreocupado por el qué dirán. Luego, este júbilo se transforma por la tormentosa humedad y frialdad de las otras estaciones (cuyos planos se llenan de azules grisáceos, verdes opacos y rostros pálidos). Aquí el sofoco y agobio con el que se carga Leo por una profunda tristeza y sentimiento de culpa, se aprisionan y se esconden detrás de las rejas de su casco de hockey.

Centrados en el remolino emocional de Leo, Lukas Dhont y Frank van den Eeden (director de fotografía), nos conducen por los altibajos de este viaje interior. Desde planos más contemplativos de rostros angelicales y praderas luminosas, a gatúbelos revolcones con una cámara que persigue y aprisiona a los personajes hasta que sus sentimientos se somatizan de una u otra manera. Esta volatilidad de las emociones es astutamente traída a la pantalla, en donde rara vez vemos pies anclados al suelo. La película nos lleva por un flotante campo anímico donde cualquier cosa puede suceder.

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La palabra close se puede traducir como cerca, y en este caso tiene la particularidad de tener un doble sentido. Por un lado, proximidad: haciendo referencia a esos cuerpos que se juntan, se tocan, se sienten. Esto se transmite a partir de una serie de excepcionales planos concentrados en los rostros de Leo y Remi, aproximándonos a través de la pantalla a estos dos niños. Por otro lado, cerca también puede ser entendido como un límite que encierra y aprisiona. La cámara que gira estrepitosamente sobre su eje en un inicio, mostrando la alegre libertad de la inocencia, se convierte en la que acorrala a los personajes hasta quebrarlos en el ahogo de sus emociones.

Close mezcla ambos sentidos para lograr una conmovedora película que enternece, pero que también punza y cuestiona la cohibición social sobre las emociones y sentimientos de los hombres en ese tránsito entre la niñez y la adolescencia: ¿somos la cámara que libera o la que aprisiona?

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