Ese archivo es producto de sus obsesivos recorridos por ciudades como Nueva York, Barcelona y Medellín; espacios urbanos donde Uribe se encuentra con zonas cargadas un lenguaje visual que lo seduce y es esencial para la creación de sus obras. Uribe opera como un coleccionista de imágenes que se configuran en la calle y de otras que se producen en serie a partir de los códigos visuales que se fijan en ese mismo hábitat callejero; sus collage son contenedores del ruido visual al que nos enfrentamos cuando caminamos de forma frenética por sectores donde las calles son un escenario vibrante que oscila entre lo legal y lo clandestino. Los collage de Uribe hacen pensar en el plató de filmes como Chunking express (1995) de Won Kar Wai o en los montajes de la ciudad del futuro de Blade Runner (1993) de Ridley Scott.
La imagen 9 de copas está insertada en uno de los cuadernillos de collage que Juan Santiago Uribe está produciendo y que una vez terminados darán cuerpo a su proyecto de libro de artista, esos cuadernillos están nombrados y clasificados con base en las cartas del tarot, una decisión que responde al azar mismo de la acción de recoger material que se va encontrando y a la propia naturaleza del collage como montaje moviente, como constelación. Bien decía Rosalind Krauus sobre el collage como técnica: “en las imágenes que se crean con el carácter fragmentario del collage emerge un lenguaje visual polivalente y polifónico”. En las obras de Uribe aparecen indicios - como signos - con los que se erige una crítica, pero también una suerte de manifiesto, donde son vitales asuntos como lo erótico, las compleja situación sociopolítica actual, los clichés, el sistema-ciudad como aparato ideal del capitalismo, el hábito del consumo, el cuerpo como receptáculo de información y como espacio de representación, entre otros.
Los alcances de la obra de Uribe están anclados en sus conocimientos en artes gráficas, en su intensa exploración de las ciudades como espacio para el pensamiento crítico, en su trabajo como fotógrafo y en su sentido estético, este último encarnado en una fascinación por el color y las formas estridentes. Por lo demás, la presencia del fragmento en sus creaciones tanto bidimensionales como tridimensionales, revela su experticia con el montaje, el artista ha comprendido a través de sus procesos la relación fundamental entre la parte y el todo como principio para “dar sentido o sentidos” a sus artefactos y a sus collage. Las imágenes de Uribe se reconfiguran sin descanso, sus collage contienen un caos que es sugerente de forma incesante.
erika.martinez.cuervo@gmail.