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La nostalgia por una ciudad destruída, la pasión por el baile, las festividades del Caribe y el amor por una época de la historia convirtieron a cuatro hombres en fundadores de sus propios museos. Sin más recursos que sus pasiones personales, cada uno de ellos se dio a la tarea de construir un lugar donde guardarían no sólo sus objetos más preciados, sino incluso, sus recuerdos. El Centro de Interpretación de la Memoria de Armero, El Museo de la salsa en Cali, El Museo romántico de Barranquilla y el Museo Art Decó en Bogotá han albergado miles de visitantes que incluso vienen de diferentes lugares del mundo para conocerlos.
Nunca han recibido dinero del Estado y tampoco les hace falta. Se mantienen con la venta de la boletería y con algunas donaciones que reciben. Algunos de los objetos que albergan en sus casas han sido fáciles de conseguir, otros les ha costado incluso su herencia. Estos coleccionistas coinciden en que sus obras son piezas de Colombia, diferentes representaciones de un mismo país, y que por ello, les gustaría que en el momento en ellos llegaran a faltar, alguna entidad se hiciera cargo de lo que ellos han recogido durante tantos años. Aquí están sus historias.
La casa de la salsa
Para entrar al museo de la salsa hay que cumplir alguno de los siguientes requisitos: tener recomendación de algún conocido de Carlos Alfredo Molina, su dueño; pertenecer a alguna banda de salsa o tener el don de la palabra para convencer a Molina de que le permita ingresar. “No dejo entrar a cualquiera porque ya me han robado”, afirma su dueño.
La casa que alberga más de 5.000 fotos de artistas de la salsa está ubicada en el barrio obrero en Cali. Los niños de este sector bailan al ritmo de las congas desde los dos años. En las primeras comuniones miran los pasos de los adultos y copian tal cual sus movimientos, para después sorprender a las niñas.
Carlos nació en este ambiente y es por eso que su casa es un templo de la música. Por los cuatro pisos de su vivienda han pasado artistas de la talla de Andy Montañez, Cheo Feliciano, Víctor Manuel, entre otros.
Este amante de Richy Rey y Daniel Santos quisiera albergar sus fotografías en un lugar más grande, por eso junto a Orlando Montenegro planean construir un sitio donde puedan exhibir sus imágenes, pero el apoyo del Gobierno o de la Alcaldía de Cali es primordial para el desarrollo de este proyecto.
Carlos afirma con tristeza que si en cinco años aún no tiene el sitio adecuado para colgar los retratos que ha conseguido durante 3 décadas, viajará a Nueva York a vender sus fotografías, pues teme que cuando él ya no esté nadie valore su tesoro.
Visite el museo de la salsa. La dirección es carrera 11B N° 24-44, Barrio Obrero, Cali. Actualmente, algunas de sus habitaciones se encuentran en remodelación, pero pronto estará disponbiles.
Museo de Armero
“Cómo olvidar Armero, el olor a mango biche, el sabor del raspao y los sonidos en el parque de las tacadas de billar, que jamás anunciaron la tragedia”. Con estas palabras, Francisco González recuerda la tierra que vio sepultar en 1985 tras la
avalancha de Armero. Lo único que no ha podido enterrar son los recuerdos de la ciudad donde vivió y creció. Fue por eso que este armerita se dio a la tarea de reconstruir su tierra mediante vallas colocadas en los lugares donde quedaban los sitios más representativos de Armero. El museo se conoce como Centro de Interpretación de la Memoria y la Tragedia de Armero.
Hoy sólo tiene 25 vallas, pero aspira a tener 100. Así como también desea construir un museo donde se puedan simular las catástrofes naturales, para prevenir a los colombianos y evitar que la historia de Armero se repita.
Recuerde una ciudad colombiana. Para revivir los lugares más importantes de Armero sólo basta con desplazarse a 94 kilómetros de Ibagué, en el departamento del Tolima.
Museo Art decó
Carlos Alberto González habla con orgullo del único Museo Art decó que hay en Suramérica, el suyo. El lugar donde guarda incontables piezas que representan la estética colombiana de 1915 a 1945 es también su casa.
Así que no se aterre si llega de visita al museo y González lo recibe en una sala adornada con fotografías de artistas porno de la época.
El apartamento de 300 metros cuadrados recrea las secciones de una casa de los años 20 y 30. En otros cuartos alberga objetos de la época como radios, relojes, electrodomésticos y e incluso un triciclo.
Conseguir todos estos adornos no ha sido fácil. Lleva 33 años comprando en anticuarios, rebuscando en mercados de pulgas y convenciendo a sus amigos de que le vendan aquellos objetos que él aún no tiene. La casa de Carlos Alberto no sólo recibe amantes del arte, por sus habitaciones han pasado rodajes de series de televisión y de películas.
Reviva la estética del Art decó. El museo de Carlos Alberto González está ubicado en la calle 21 N° 5-59. Edificio Calle 21, apartamento 201. El valor de la entrada es de $10.000 adultos, $5.000 niños y estudiantes. Teléfono: (1) 341 1855, Bogotá.
Museo romántico de Barranquilla
Las salas que más le gustan a Alfredo de la Espriella, dueño del museo, son la del Carnaval y la de Gabriel García Márquez. En la primera se exhiben todos los vestidos de las reinas de las festividades desde 1918. En la segunda se conservan objetos como la primera máquina de escribir del Premio Nobel. Alfredo no sólo atiende a quienes quieren conocer la historia de Barranquilla, también da lecciones de civismo a niños de colegios públicos, pues los colegios privados, afirma él “no le paran bolas al asunto”. Los que sí apoyan su trabajo son sus amigos artistas. Alfredo guarda objetos que le han regalado personajes como Pacho Galán. Pero el aporte más valioso se lo hizo su amiga: Carmen Freud quien le obsequió en 1983 su casa de estilo republicano para que la convirtiera en un lugar para conservar la memoria de la Puerta de oro de Colombia.
Conozca la memoria de Barranquilla. Para ir al Museo romántico debe dirigirse a la carrera 54 con calle 59, en Barranquilla. El valor de la entrada es de $5.000 para adultos, $3.000 para niños. Teléfono: (5) 344 5937.