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Colombia, un país de guardianes

Presentamos la tercera entrega de Art70, una columna escrita por la antropóloga Catalina Ceballos. En estos textos se planteará un tema que partirá de una premisa relacionada con problemáticas contemporáneas desde la perspectiva cultural. Esta discusión es ampliada en el pódcast homónimo publicado por la Revista 070.

Catalina Ceballos
26 de agosto de 2021 - 05:42 p. m.
Concierto en el Parque de los Hippies, en Bogotá, lugar al que llegaron los representantes de la Guardia Indígena del Cauca quienes fueron recibidos con un sentido homenaje organizado por la Orquesta Filarmónica Popular. Allí, se reunieron también estudiantes de la Universidad Nacional y manifestantes que con arengas y cantos exaltaron la cultura indígena colombiana.
Concierto en el Parque de los Hippies, en Bogotá, lugar al que llegaron los representantes de la Guardia Indígena del Cauca quienes fueron recibidos con un sentido homenaje organizado por la Orquesta Filarmónica Popular. Allí, se reunieron también estudiantes de la Universidad Nacional y manifestantes que con arengas y cantos exaltaron la cultura indígena colombiana.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

“Ayer un grupo de raizales liderados por el presidente de la Autoridad Raizal, pastor Alberto Gordon, retiraron un cerco en el Horse Track en Velodia Road, al Sur de San Andrés, instalado por particulares que reclaman posesión de 10 años del predio, que fuera entregado por la SAE (Sociedad de Activos Especiales).” Así comienza el envío hecho por whatsapp que semanalmente hace Edgar Jay Stephens, Edgar Jay es el líder de la Guardia Raizal de Providence y Saint Catherine Islands.

Las guardias indígenas y cimarronas en Colombia están respaldadas como conformación política y étnica por la constitución del 91. La cimarrona se remonta al siglo XVII cuando el rey Benkos Biohó y su esposa, la reina Wiwa, fundaron el Primer Pueblo Libre de la América Colonial, hoy llamado San Basilio de Palenque, un lugar alejado de las colonias al que los esclavizados africanos escapaban (cimarrones) para vivir en libertad, con autonomía y gobierno propio.

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Por su lado, la guardia Indígena nace hace 49 años como un organismo ancestral propio y durante muchas luchas ha venido reivindicando, hasta el día de hoy, la dignidad, integridad y autodeterminación de los pueblos indígenas.

Estas guardias surgen como la reunión de un colectivo de individuos, quienes en defensa de su territorio a través de la resistencia, la unidad y autonomía, protegen y difunden su cultura ancestral y el ejercicio de derecho propio. Dependen sus decisiones y acciones de los mayores, de los sabios, de los guías, invocan a sus cosmogonías y ejercen sus proceso políticos.

A propósito del huracán Iota, de categoría 5, ocurrido el 16 de noviembre del 2020 y que arrasó con el archipiélago de San Andrés y Providencia, siendo Providencia la más afectada con un 98% de sus viviendas destruidas y la muerte de más de 500 personas, surge la Guardia Raizal, descendiente de los primeros pobladores y dueños actuales del Archipiélago de San Andrés (Saint Andrew), Providencia (Providence), y Santa Catalina (Saint Catherine). Esta guardia, al igual que la indígena y la cimarrona, llevan una historia de identidad cultural, lengua, tradiciones y creencias religiosas en la que sus protagonistas son los puritanos de la iglesia anglicana del siglo XVI, que crean un proyecto llamado Providencia, que por supuesto iba a ser regido por sus principios y creencias. Eso incluía trasladar a hombres y mujeres de África y esclavizarlos para sus cultivos de algodón. En medio de los traslados se encuentran las batallas libradas con los piratas. Es en medio de este contexto que surge la guarida quien ha decidido montar su campamento, donde ejercerán su derecho de salvaguardar su territorio, ese que los acoge como pescadores del archipiélago y que les permite honrar la memoria de sus ancestros.

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Ese pueblo étnico espera desde hace casi un año la reconstrucción de la isla y se han mostrado presto a trabajar desde el diálogo y la participación activa en el reconocimiento de los derechos humanos y el respeto de su identidad cultural. Como las guardias indígenas y la cimarrona, quienes cuentan con la chonta, el bastón en el caso de la indígena y en el caso de la guarida cimarrona es la palabra. Los pescadores y su pesca hablan por ellos.

Por Catalina Ceballos

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