
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Este viernes 25 de abril comienza una nueva edición de la Feria del Libro de Bogotá (Filbo), un evento que convierte a Corferias en el epicentro de la conversación sobre la lectura y la literatura. Sin embargo, mientras allá se viven los días más agitados de un gran porcentaje de la industria editorial, hay un eslabón de la cadena del libro que atraviesa uno de sus momentos más difíciles del año: las librerías independientes.
“Es una época de sentimientos encontrados. Por un lado, uno siente que toda la ciudad está hablando de lo maravilloso que es leer, y eso nos hace muy felices, porque es algo que nosotros promovemos todos los días; pero el sinsabor llega cuando se revisan los números del mes”, afirmó Andrea Jaramillo, fundadora de La Verbena Libros, un espacio cultural al norte de Bogotá.
Como ella, son muchos los libreros que ven con preocupación la llegada de la Filbo, pues se trata de una época en la que toda su clientela se concentra en un solo rincón de la ciudad. La afluencia de público baja, las ventas también, y estos espacios, que promueven la lectura durante las otras 50 semanas del año, tienden a quedar relegados a un segundo plano.
Jaramillo detalló que hay varios factores que influyen en que este sea un mes complicado para los independientes. Evidentemente, uno de los problemas más grandes es que deben competir con grandes editoriales que normalmente lanzan promociones insuperables. También comentó que, durante estas fechas, toda la atención de los actores de la cadena del libro está puesta en Corferias, lo que ralentiza el trabajo con los distribuidores.
“El problema es que el efecto no dura solamente el tiempo de la feria, sino también las semanas siguientes, porque la gente siente que ya compró demasiados libros”, dijo Jaramillo. Según sus cifras de años anteriores, en abril y mayo las ventas de su librería pueden bajar del 20 al 30 %.
En esto coincidió Santiago Díaz, librero de Prólogo, un espacio independiente con más de 18 años en el mercado editorial. Para ellos, el tiempo de la Feria del Libro representa un reto por el gran volumen de títulos que se mueven. “Hay personas que aprovechan y hacen un mercado que les dura por lo menos dos o tres meses”, afirmó.
Los esfuerzos por descentralizar la FILBo
Ahora bien, aquí es necesario anotar dos puntos: el primero, que este no es el caso de todas las librerías independientes; el segundo, que hay esfuerzos por descentralizar los eventos y llevar a las personas a otros espacios fuera del recinto ferial.
Un ejemplo de este primer punto es el de La Dacha, librería independiente fundada en 2023 que se especializa en literatura rusa, eslava y de Europa del este. Para Sebastián Aldana, cofundador de este espacio, hasta ahora la Filbo no ha representado una amenaza muy grande. “La librería estaba muy nueva en 2024, así que creo que eso ayudó. Y este año vamos incluso mejor que el anterior, pero falta ver qué pasa en las semanas siguientes”, afirmó. De todas maneras, Aldana reconoció que este podía ser un caso excepcional. “Que La Dacha no se vea afectada no quiere decir que no entienda por qué es un momento complicado para otras librerías, pero creo que hay muchas cosas que considerar. Si es una librería nueva o no, qué tipo de sellos editoriales manejan —algunas tienen comerciales, otras son más de independientes—, todo eso juega un papel importante en las ventas de estos meses”, expresó.
Álvaro Castillo, librero de San Librario, confirmó lo dicho por Aldana. Para ellos, que trabajan sobre todo con títulos de segunda mano, el problema no es la competencia con los descuentos de las editoriales, pero sí la concentración de la clientela. “En el caso nuestro, como nosotros vendemos libros usados, no nos afecta tanto por la búsqueda de novedades, pero sí porque la gran mayoría del público lector va para la feria”, dijo Castillo.
Sobre el segundo punto, que tiene que ver con los esfuerzos por descentralizar la Feria del Libro, cabe resaltar la iniciativa Filbo Ciudad, promovida por la Cámara Colombiana del Libro. Con la idea de expandir el evento, se organizan charlas, presentaciones de libros y otros encuentros en diferentes espacios de la ciudad. Los libreros consultados estuvieron de acuerdo en que esta era una buena idea, pero también opinaron que sigue siendo un esfuerzo insuficiente.
“Si yo soy una persona que se va de plan de fin de semana a la Filbo, pues terminaré en Corferias. Y si me dicen que hay un evento con un autor fuera de ese lugar, lo más probable es que no vaya”, opinó Díaz.
Es por todo esto que la llegada de la Filbo representa un momento agridulce para algunas librerías independientes. Aun así, los consultados para este artículo recalcaron que también es una oportunidad para diversificar y reforzar su propia agenda cultural. Por ejemplo, La Verbena está promoviendo una feria de autores autopublicados; Prólogo ofrecerá un conversatorio con la autora María del Mar Ramón sobre su más reciente novela, La memoria es un animal esquivo; La Dacha continuará con las sesiones de su club de lectura y sus noches de “Pido la palabra”, un juego dedicado a tener mejores conversaciones, y, en palabras de Castillo, San Librario seguirá “atendiendo, surtiendo, enseñando y procurando que los libros sigan llegando a su destino”.
Se vienen unas de las semanas más importantes para la industria editorial, y el llamado de estas librerías no es a boicotear el evento, sino a considerar que ellas también son un pilar fundamental en la promoción de la lectura. Como lo afirmó Aldana: “Hay que hacerse preguntas sobre cómo articular más la Filbo con la ciudad, porque ese camino no lo hemos recorrido”.
