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Con ideas para guiones, no para novelas

El hijo mayor del Nobel colombiano es uno de los directores reconocidos en la industria audiovisual de Estados Unidos.

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Lina María Gómez González
25 de julio de 2008 - 11:46 p. m.
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El ambiente de letras y arte que se vivía en casa de Gabriel García Márquez y Mercedes Barcha fue el entorno en que crecieron Rodrigo y su hermano menor Gonzalo. Mientras el menor siguió, de cierta manera, las letras con el trabajo tipográfico, Rodrigo prefirió contar historias a través de la imagen. Fue así, gracias a su pasión de adolescente por hacer foto fija en blanco y negro, que ingresó en el medio del cine y de la televisión como camarógrafo.

Poco conocidas en el ámbito cinematográfico comercial, hechas con bajo presupuesto pero con buena recepción entre la crítica, las películas de Rodrigo García suman tres (Cosas que diría con solo mirarla, Nueve vidas y Diez pequeñas historias de amor), más otras tantas en lista de espera por ser realizadas.

Sus historias se basan en temas trascendentales, contados a través de personajes femeninos. Aunque suena a obsesión, García Barcha no lo considera así. “Simplemente me interesa el mundo femenino, si es que lo hay. Creo que hay tantos mundos femeninos como hay mujeres, pero sí hay una serie de cosas que ellas comparten y por lo menos, en mi imaginación, el mundo femenino es muy rico, muy íntimo y muy apasionado, insisto, en mi imaginación. Entonces se me da mucho agarrar temas que me interesan y se me facilita dramatizar estos temas con personajes femeninos”, afirma el director y guionista con ese acento mexicano —su país de crianza— que lo inserta en la exclusiva lista de latinos en Hollywood.

Precisamente fue allí donde empezó como camarógrafo. Su salto a la dirección se dio a los 35 años, cuando escribió el guión de Cosas que diría con solo mirarla. Esta fue su primera película, independiente como las otras, escrita y dirigida por él mismo, que se estrenó en el Festival de Sundance en 2000 y ganó el premio Un Certain Regard en el Festival de Cannes ese mismo año. Desde entonces toda su creatividad se concentra en historias que puedan llegar a ser películas o series de televisión. “Nunca se me ocurre una idea para hacer una novela o un cuento”.

Cine y TV, equilibrio perfecto

Aunque para muchos pasar del cine a la televisión sea algo así como dar un paso atrás. Rodrigo quiso alternar los dos medios para no esperar tres años o más entre una producción y otra. Fue así como empezó en Shakespeare bajo tierra y quedó dentro del mundo de HBO, —en donde actualmente realiza inTreatment escrita y dirigida por él —, encontrando un equilibrio entre su trabajo de cine y televisión. “Por un lado, el trabajo en televisión es el que me mantiene. El de mis películas acaba siendo una especie de hobbie. Trabajar en televisión me hace sentir muy cómodo, porque ya hay muchas cosas establecidas. Sin embargo, a pesar de la dificultad que implica un trabajo cinematográfico, la recompensa es mayor, es mi propia creación y me da más satisfacciones”.

No obstante, son varios los proyectos para cine que tiene bajo el brazo esperando realizar. Como un guión escrito por Gleen Close sobre una mujer que se hizo pasar por hombre durante mucho tiempo para sobrevivir en Irlanda durante el siglo XIX. También la historia de un director mujeriego y sus dos grandes obsesiones: Daisy y Madre e hija, dos historias, también con protagonistas femeninas, que lo han acompañado durante varios años y que espera producir   antes de finalizar el próximo año.

Por Lina María Gómez González

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