Con los ojos bien abiertos

Además de la edición de Con los ojos bien abiertos –título que resume su trabajo artístico–, por estos días, desde el 8 de agosto hasta el 27 de septiembre, Saúl Álvarez Lara expone en el Museo Maja, de Jericó, Antioquia, la muestra Sin título. Técnica mixta. Ficciones con los pintores. El tono y los asuntos de su escritura emparentan su estética con las de Quim Monzó y Enrique Vila-Matas.

Una de las percepciones que quedan después de leer su cuentario Con los ojos bien abiertos (2015), es que cualquier cosa de la realidad es susceptible de convertirse en literatura. ¿Cuál es su procedimiento para escribir una ficción que parte de la vida pero que se forma con referentes literarios?

En una entrevista el pintor David Hockney dijo que podía dibujar cualquier cosa, que todo era susceptible de convertirse en trazo, en imagen. Me llamó la atención la afirmación y me apliqué a hacerlo con la escritura. Tengo formación de pintor, lo que quiere decir que siempre intento mirar más, distinto, desde otros ángulos. Lo hice primero con dibujos como Hockney, ojalá como él, y luego decidí escribir un diario donde intentaba relatar ficciones a partir de lo que veía en la calle, en los buses, en el metro. Observaba, aun lo hago, la gente; escribía en mi celular y tomaba, aun tomo, fotografías también con el celular. El diario dio lugar a tres cuadernos: Testigos Urbanos, Pasajeros de bus, Signos de ciudad, que son recopilaciones de ficciones y fotografías. Tengo la idea de que la ficción está en todo y en todas partes, la realidad en cambio la tenemos que inventar para creer en ella y del mismo objeto o situación cada persona ve o imagina realidades distintas. A partir del diario hay también una novela que transcurre en 365 días. Está aún en borrador.

El libro reúne una muestra de su trabajo ficcional publicado en su página web lamarginalia.com. ¿Cómo ha logrado mantener a flote un portal dedicado exclusivamente a la narrativa? ¿Qué ventajas le ofrece el mundo virtual para difundir su obra? ¿Dicha actividad es una suerte de crítica a la industria editorial colombiana?

Casi desde cuando hubo un acceso, digamos práctico, a internet, he publicado páginas con dibujos y otras con literatura. Durante más de un año publiqué en internet una revista llamada Ficción la Página, donde publicaba textos míos y también de otros autores que me los mandaban, sobre todo cuentos. Publiqué fotografías y reseñas. Esa página tenía el carácter de una revista, pero me tomaba demasiado tiempo hacerla y la abandoné. Desde hace unos cinco años publico cada sábado La Marginalia. Allí aparecen muchos apartes del diario que mencioné, cuentos y otras reflexiones de las cuales soy autor. En La Marginalia no publico otros autores. Lo que escribo está relacionado con ficciones cotidianas. “Todo es ficción, el resto también” aparece en el cabezote de la página. Esa literatura no es atractiva para las editoriales comerciales, no está de moda, el morbo no es su ingrediente principal, no hay sicarios, ni mafiosos, ni muertos; en otras palabras, no vende. Como escribir es una forma de vida, encontré en la Marginalia un estímulo para publicar mis textos sin tener que esperar la bendición de un editor. He mandado mis textos a algunas editoriales, muchas no me han respondido y cuando lo hacen es para decir que no. Me parece que las editoriales están más preocupadas por el mercadeo, el consumo, y lo que yo escribo está lejos de todo eso. Por esa razón también, y quizá porque tengo un gen de editor en alguna parte, creé Ficción La Editorial, que publicó Con los ojos bien abiertos, y hasta el momento ha publicado cuatro libros de otros escritores. Allí intento publicar lo que escriben quienes no viven en la pasarela de la fama. Lo otro es lo que se escribe bajo la lupa del mercadeo.

Háblenos de Ficción La Editorial. ¿Qué libros ha editado hasta el momento? ¿Cuáles están en lista de espera para publicar?

Los libros publicados hasta ahora son Con los ojos bien abiertos, Cuentos, coincidencias y serendipias, de Saúl Álvarez Lara; Tres tratados de baja herejía. Herejías, de Memo Anjel; El asunto, novela de Emperatriz Muñoz Pérez. Sin título. Técnica mixta. Ficciones con los pintores y Ficciones, de Saúl Álvarez Lara.

Daniel Ferreira resalta de “Con los ojos bien abiertos” su inclinación a hacer literatura de la gente corriente, de los espacios públicos. También sus textos tienen una fuerte conexión con el mundo de la pintura. ¿Cómo la pintura le ha servido para escribir ficción y la escritura le ha servido para pintar?

El diario, mis caminadas por el centro de Medellín, la observación de la gente, de sus actitudes que siempre me llevan a las historias, las ficciones que es lo que imagino que la gente vive en su día a día, con sus sueños, cumplidos o no, sus deseos, sus frustraciones y el resto. Es cierto, la pintura es fundamental en mi ficción: estudié pintura monumental en Bruselas y mi relación con la pintura es estrecha. En este momento inauguro en el Museo Maja de Jericó, Antioquia, una exposición que se titula Sin título. Técnica mixta. Ficciones con los pintores. Lo que está expuesto en la sala son 32 textos que narran mis ficciones con 32 pintores que pintan como yo hubiera querido hacerlo y nunca logré. Esos textos también son un libro editado por Ficción La Editorial. Intento relacionar la pintura y la escritura, pero no como ilustración o descripción en palabras. Intento unirlas, que la literatura sea imagen y la imagen a su vez sea narración.

Además de la edición de Con los ojos bien abiertos –título que resume su trabajo artístico–, por estos días, desde el 8 de agosto hasta el 27 de septiembre, Saúl Álvarez Lara expone en el Museo Maja, de Jericó, Antioquia, la muestra Sin título. Técnica mixta. Ficciones con los pintores. El tono y los asuntos de su escritura emparentan su estética con las de Quim Monzó y Enrique Vila-Matas.

Una de las percepciones que quedan después de leer su cuentario Con los ojos bien abiertos (2015), es que cualquier cosa de la realidad es susceptible de convertirse en literatura. ¿Cuál es su procedimiento para escribir una ficción que parte de la vida pero que se forma con referentes literarios?

En una entrevista el pintor David Hockney dijo que podía dibujar cualquier cosa, que todo era susceptible de convertirse en trazo, en imagen. Me llamó la atención la afirmación y me apliqué a hacerlo con la escritura. Tengo formación de pintor, lo que quiere decir que siempre intento mirar más, distinto, desde otros ángulos. Lo hice primero con dibujos como Hockney, ojalá como él, y luego decidí escribir un diario donde intentaba relatar ficciones a partir de lo que veía en la calle, en los buses, en el metro. Observaba, aun lo hago, la gente; escribía en mi celular y tomaba, aun tomo, fotografías también con el celular. El diario dio lugar a tres cuadernos: Testigos Urbanos, Pasajeros de bus, Signos de ciudad, que son recopilaciones de ficciones y fotografías. Tengo la idea de que la ficción está en todo y en todas partes, la realidad en cambio la tenemos que inventar para creer en ella y del mismo objeto o situación cada persona ve o imagina realidades distintas. A partir del diario hay también una novela que transcurre en 365 días. Está aún en borrador.

El libro reúne una muestra de su trabajo ficcional publicado en su página web lamarginalia.com. ¿Cómo ha logrado mantener a flote un portal dedicado exclusivamente a la narrativa? ¿Qué ventajas le ofrece el mundo virtual para difundir su obra? ¿Dicha actividad es una suerte de crítica a la industria editorial colombiana?

Casi desde cuando hubo un acceso, digamos práctico, a internet, he publicado páginas con dibujos y otras con literatura. Durante más de un año publiqué en internet una revista llamada Ficción la Página, donde publicaba textos míos y también de otros autores que me los mandaban, sobre todo cuentos. Publiqué fotografías y reseñas. Esa página tenía el carácter de una revista, pero me tomaba demasiado tiempo hacerla y la abandoné. Desde hace unos cinco años publico cada sábado La Marginalia. Allí aparecen muchos apartes del diario que mencioné, cuentos y otras reflexiones de las cuales soy autor. En La Marginalia no publico otros autores. Lo que escribo está relacionado con ficciones cotidianas. “Todo es ficción, el resto también” aparece en el cabezote de la página. Esa literatura no es atractiva para las editoriales comerciales, no está de moda, el morbo no es su ingrediente principal, no hay sicarios, ni mafiosos, ni muertos; en otras palabras, no vende. Como escribir es una forma de vida, encontré en la Marginalia un estímulo para publicar mis textos sin tener que esperar la bendición de un editor. He mandado mis textos a algunas editoriales, muchas no me han respondido y cuando lo hacen es para decir que no. Me parece que las editoriales están más preocupadas por el mercadeo, el consumo, y lo que yo escribo está lejos de todo eso. Por esa razón también, y quizá porque tengo un gen de editor en alguna parte, creé Ficción La Editorial, que publicó Con los ojos bien abiertos, y hasta el momento ha publicado cuatro libros de otros escritores. Allí intento publicar lo que escriben quienes no viven en la pasarela de la fama. Lo otro es lo que se escribe bajo la lupa del mercadeo.

Háblenos de Ficción La Editorial. ¿Qué libros ha editado hasta el momento? ¿Cuáles están en lista de espera para publicar?

Los libros publicados hasta ahora son Con los ojos bien abiertos, Cuentos, coincidencias y serendipias, de Saúl Álvarez Lara; Tres tratados de baja herejía. Herejías, de Memo Anjel; El asunto, novela de Emperatriz Muñoz Pérez. Sin título. Técnica mixta. Ficciones con los pintores y Ficciones, de Saúl Álvarez Lara.

Daniel Ferreira resalta de “Con los ojos bien abiertos” su inclinación a hacer literatura de la gente corriente, de los espacios públicos. También sus textos tienen una fuerte conexión con el mundo de la pintura. ¿Cómo la pintura le ha servido para escribir ficción y la escritura le ha servido para pintar?

El diario, mis caminadas por el centro de Medellín, la observación de la gente, de sus actitudes que siempre me llevan a las historias, las ficciones que es lo que imagino que la gente vive en su día a día, con sus sueños, cumplidos o no, sus deseos, sus frustraciones y el resto. Es cierto, la pintura es fundamental en mi ficción: estudié pintura monumental en Bruselas y mi relación con la pintura es estrecha. En este momento inauguro en el Museo Maja de Jericó, Antioquia, una exposición que se titula Sin título. Técnica mixta. Ficciones con los pintores. Lo que está expuesto en la sala son 32 textos que narran mis ficciones con 32 pintores que pintan como yo hubiera querido hacerlo y nunca logré. Esos textos también son un libro editado por Ficción La Editorial. Intento relacionar la pintura y la escritura, pero no como ilustración o descripción en palabras. Intento unirlas, que la literatura sea imagen y la imagen a su vez sea narración.