Condorito, un ave de alto vuelo
René Ríos Boettigger, más conocido como Pepo, creó al singular personaje que con el paso de los años se convirtió en la figura emblemática de Chile.
Juan Carlos Piedrahíta B. / Enviado especial Santiago de Chile
“La mejor literatura es aquella que te acompaña al baño”. Es un viejo dicho popular que cada segundo adquiere mayor halo de verdad, porque es en esos momentos de infinita intimidad durante los que se pueden identificar las reales necesidades humanas. La diversión, sin mayores pretensiones, es sin duda una de ellas y en ese complejo mundo del entretenimiento Condorito tiene un lugar más que ganado.
El extraño personaje, una mezcla entre cóndor y humano, y que ha desempeñado labores tan cotidianas como carpintero, sastre, albañil o sepulturero, se ha convertido en una suerte de guía para diversas generaciones, que a lo largo de sus 60 años de vida -apareció por primera vez en un ejemplar de la revista Okey en 1948-, han seguido sus consejos y lo tienen ubicado en un altar como si fuera su filósofo de cabecera.
Y no es para menos, Condorito es un latino promedio, es un habitante de esta parte del mundo con todo lo que eso implica. Sabe sacarle provecho a su ingenio desmedido y tiene la convicción de que con su pinta humilde, camiseta roja, pantalón negro remendado y sandalias puede conquistar el universo.
El cóndor más famoso surgió como respuesta a una invención de Walt Disney, quien pensó, tal vez sin conocimiento de causa, que podía representar a Chile con Pedrito, un tierno avión. Sin embargo, los habitantes del país austral, encabezados por un colega de Disney llamado René Ríos Boettigger, no se sintieron identificados y se realizó una propuesta más consecuente con el estilo de vida del suramericano.
“Pensé en nuestro escudo, pensé en el huemul (un mamífero que habita en la cordillera de los Andes) y el cóndor, pensé que entre las dos figuras tú estabas más cerca de lo que somos nosotros. Porque a pesar de que Don Arturo Alessandri decía que nuestro país estaba plagado de huemules y en la política, la especie esa como que se estaba extinguiendo. Preferí el cóndor. Por eso te hice bajar a ti de la cordillera, te calcé ojotas (chancletas), te puse sombrero de huaso (individuo que vive en la zona central de Chile y que desempeña labores rurales), te hice hablar y vivir en el mundo de los humanos. Tú serías uno más de nosotros”, le responde René Ríos a Condorito en una entrevista virtual al cumplirse cuarenta años de existencia del personaje.
Pepo, como se le conocía a Ríos desde sus años de infancia, no tenía nada presupuestado y Condorito se fue formando a medida que aparecía en los números de la revista Okey. Al comienzo su apariencia era más similar a la de un ave. Un poco más espigado y con su pico menos definido, pero vivía entre humanos y ese fue, tal vez, el rasgo que lo diferenció de los personajes de Disney. Con situaciones divertidas en su barrio común y corriente, en el campo o al lado de las olas del mar, conquistó a lectores de varias generaciones y muchos chilenos, incluso, encontraron gusto por la literatura no de Pablo Neruda, ni de Isabel Allende, sino de Condorito.
Tanta es la devoción por este personaje que en Chile hay dos monumentos con los que se describe su grandeza. Uno, el más sobrio, está en la playa. Es de cuerpo entero, pero no tiene mucha relación con lo cercano que es el cóndor para los países andinos. El segundo, en cambio, está elaborado a todo color y en él Condorito no está solo, lo acompaña su fiel Washington.
Esta estatua, de más de tres metros de altura, fue concebida por el escultor Sammy Salvo en octubre de 2000. Está ubicada en la municipalidad de San Martín, en pleno centro de Santiago de Chile y, en principio, formaba parte de un proyecto urbano que se quería gestar en homenaje a la caricatura. Este tributo quedó a medias y en la alameda se levantaron dos estatuas y varias piezas cuadradas a ras de tierra con los personajes más emblemáticos del dibujo en el país austral.
Las alamedas de Santiago de Chile están a todas horas del día copadas por parejas que se demuestran su cariño en plena vía pública. Sin embargo, y al parecer por puro respeto a René Ríos Boettigge, en este sector de la ciudad se ven solamente turistas que tienen agendada una cita con el gran Condorito.
La Casa de la Moneda, la Plaza de la Constitución, el cerro de Santa Lucía, lugar en el que se fundó Santiago, y la casa de Pablo Neruda son los únicos lugares que superan en número de visitantes a este monumento al cómic que, por lo que se ve, se escucha y se entiende, aún no está terminado, pero la sola presencia del ave es capaz de convocar a las multitudes.
“Creo que el mérito que tiene Condorito es no meterse nunca en política, y en ser bien chileno. De repente empezaron a poblar su mundo una serie de personajes que permanecen hoy en la historieta. Muchos de ellos inspirados en la gente que yo conocía: el Comegato, por ejemplo, era un pescador del puerto de Caldera, con una cara de gato que no podía con ella y que se alimentaba de gatos. Fue un gran amigo mío y murió en 1964”, comentó en alguna oportunidad René Ríos, para quien el humor blanco siempre fue su arma más letal.
Con la ayuda de Condorito los caricaturistas identificaron la posibilidad de manipulación ideológica que se podía alcanzar a través de los inofensivos cómics. Y es que hasta su aparición se les consideraba entretenidos y nada más. Y todo lo relacionado con el entretenimiento venía de afuera, y por lo tanto exhibía patrones de conducta, escala de valores y cotidianidades muy distintas a las que podía tener un habitante normal en América del Sur.
El principal mérito de Pepo al crear este vistoso personaje fue que estableció un símbolo que reivindicó la historia de un país sufrido como Chile, pero al mismo tiempo consiguió que las historietas hablaran el mismo lenguaje del continente.
Condorito llegó a tener su propia revista, editada al comienzo por Pincel, después por Zig-zag y, finalmente, quedó en manos de casas editoriales de México. Para este personaje el papel no aguantó todo y por eso siempre fue fiel a su estilo y mantuvo la uniformidad. El cóndor con piernas humanas voló lejos, llegó hasta lugares insospechados y se convirtió en la herramienta literaria favorita para muchos. Sus frases hicieron historia y sus ocurrencias siempre dejaban al público... ¡Plop!
Algunos lugares memorables de Condorito
La historieta siempre se destacó por los nombres originales.
Pelotillehue es una ciudad llena de adictos al fútbol callejero.
‘El Hocicón’ es su periódico tradicional y su lema es “Diario pobre pero honrado”.
Tiene su propia marca de refresco, Pin (y su pariente Pun), cuya frase es: “Tome Pin y haga ¡Pun!”.
El jabón de elaboración local es el Sussio y su aerolínea es Pelotillehue Air. De igual manera existen locales como: café El Insomnio, restaurante El Pollo Farsante, hotel 2 se Van, 3 Llegan, bar El Tufo, almacén El Sin Envidia, farmacia La Sin Remedio, circo Los Tiuques Voladores, teatro Teatropello, hospital Echando a Perder Se Aprende, fábrica de paños El Pije, agencia de viajes La Económica, emporio El León de la Metro y financiera La Juan Segura.
Los personajes favoritos de los famosos
Julián Román, actor.
“Mi personaje favorito es Coné, no sólo porque era el sobrinito pequeño, sino por la historia detrás del nombre. Cuando Condorito lo llevó a que lo bautizaran con el nombre de Eugenio, el notario registró el nombre sin la e inicial y Condorito le replicó: señor, con e, y el notario registró el nombre definitivo Coné.
Alonso Sánchez, escritor.
“Pepe Cortisona me encantaba porque era un pesado. Y hay otro, ‘Garganta de Lata’, también era buenísimo por lo divertido. En cambio, ‘Huevoduro’ siempre me cayó mal”.
Juan Carlos Garay, periodista y escritor.
“Me gustan los animales: Washington el perro, Matías el loro y Mandíbula el caballo. Y también el más surrealista de todos: ‘Huevoduro’, porque en la historieta todos son humanos, excepto Condorito que es un cóndor, pero ‘Huevoduro’ es ...un huevo, es lo más delirante.
Los actores Jorge Cao y Julián Arango se inclinaron por la exótica Yayita.
El ex alcalde de Medellín Sergio Fajardo prefiere al mismo Condorito por encima de los demás.
Betto, caricaturista.
“ A mí me gustaba ‘Don Chuma’ porque se parecía a mis tíos”.
Pepo, el más grande historietista chileno
René Ríos Boettigger, o más bien Pepo, como lo conocían sus amigos y como se popularizó en el mundo de la caricatura, tenía marcado en su destino ser el historietista chileno más reconocido del mundo.
Desde niño sintió la necesidad de pintar, al punto que se convirtió, con sus trazos, en el modelo a seguir de sus compañeros. Aunque dio un par de tumbos buscando en la Universidad de Concepción cuál era su verdadera carrera, finalmente consiguió hacer frente a su destino y comprometerse con el dibujo. En 1932 viajó a Santiago de Chile para trabajar en la revista satírica Topaze y varias publicaciones comenzaron a copiar su estilo creativo y cotidiano. En 1998, Condorito, el personaje más famoso de Pepo, cumplió 50 años de existencia. Su trayectoria de dibujante siguió hasta que el 14 de julio de 2000 un cáncer lo atacó y lo llevó a la muerte, a sus 88 años.
“La mejor literatura es aquella que te acompaña al baño”. Es un viejo dicho popular que cada segundo adquiere mayor halo de verdad, porque es en esos momentos de infinita intimidad durante los que se pueden identificar las reales necesidades humanas. La diversión, sin mayores pretensiones, es sin duda una de ellas y en ese complejo mundo del entretenimiento Condorito tiene un lugar más que ganado.
El extraño personaje, una mezcla entre cóndor y humano, y que ha desempeñado labores tan cotidianas como carpintero, sastre, albañil o sepulturero, se ha convertido en una suerte de guía para diversas generaciones, que a lo largo de sus 60 años de vida -apareció por primera vez en un ejemplar de la revista Okey en 1948-, han seguido sus consejos y lo tienen ubicado en un altar como si fuera su filósofo de cabecera.
Y no es para menos, Condorito es un latino promedio, es un habitante de esta parte del mundo con todo lo que eso implica. Sabe sacarle provecho a su ingenio desmedido y tiene la convicción de que con su pinta humilde, camiseta roja, pantalón negro remendado y sandalias puede conquistar el universo.
El cóndor más famoso surgió como respuesta a una invención de Walt Disney, quien pensó, tal vez sin conocimiento de causa, que podía representar a Chile con Pedrito, un tierno avión. Sin embargo, los habitantes del país austral, encabezados por un colega de Disney llamado René Ríos Boettigger, no se sintieron identificados y se realizó una propuesta más consecuente con el estilo de vida del suramericano.
“Pensé en nuestro escudo, pensé en el huemul (un mamífero que habita en la cordillera de los Andes) y el cóndor, pensé que entre las dos figuras tú estabas más cerca de lo que somos nosotros. Porque a pesar de que Don Arturo Alessandri decía que nuestro país estaba plagado de huemules y en la política, la especie esa como que se estaba extinguiendo. Preferí el cóndor. Por eso te hice bajar a ti de la cordillera, te calcé ojotas (chancletas), te puse sombrero de huaso (individuo que vive en la zona central de Chile y que desempeña labores rurales), te hice hablar y vivir en el mundo de los humanos. Tú serías uno más de nosotros”, le responde René Ríos a Condorito en una entrevista virtual al cumplirse cuarenta años de existencia del personaje.
Pepo, como se le conocía a Ríos desde sus años de infancia, no tenía nada presupuestado y Condorito se fue formando a medida que aparecía en los números de la revista Okey. Al comienzo su apariencia era más similar a la de un ave. Un poco más espigado y con su pico menos definido, pero vivía entre humanos y ese fue, tal vez, el rasgo que lo diferenció de los personajes de Disney. Con situaciones divertidas en su barrio común y corriente, en el campo o al lado de las olas del mar, conquistó a lectores de varias generaciones y muchos chilenos, incluso, encontraron gusto por la literatura no de Pablo Neruda, ni de Isabel Allende, sino de Condorito.
Tanta es la devoción por este personaje que en Chile hay dos monumentos con los que se describe su grandeza. Uno, el más sobrio, está en la playa. Es de cuerpo entero, pero no tiene mucha relación con lo cercano que es el cóndor para los países andinos. El segundo, en cambio, está elaborado a todo color y en él Condorito no está solo, lo acompaña su fiel Washington.
Esta estatua, de más de tres metros de altura, fue concebida por el escultor Sammy Salvo en octubre de 2000. Está ubicada en la municipalidad de San Martín, en pleno centro de Santiago de Chile y, en principio, formaba parte de un proyecto urbano que se quería gestar en homenaje a la caricatura. Este tributo quedó a medias y en la alameda se levantaron dos estatuas y varias piezas cuadradas a ras de tierra con los personajes más emblemáticos del dibujo en el país austral.
Las alamedas de Santiago de Chile están a todas horas del día copadas por parejas que se demuestran su cariño en plena vía pública. Sin embargo, y al parecer por puro respeto a René Ríos Boettigge, en este sector de la ciudad se ven solamente turistas que tienen agendada una cita con el gran Condorito.
La Casa de la Moneda, la Plaza de la Constitución, el cerro de Santa Lucía, lugar en el que se fundó Santiago, y la casa de Pablo Neruda son los únicos lugares que superan en número de visitantes a este monumento al cómic que, por lo que se ve, se escucha y se entiende, aún no está terminado, pero la sola presencia del ave es capaz de convocar a las multitudes.
“Creo que el mérito que tiene Condorito es no meterse nunca en política, y en ser bien chileno. De repente empezaron a poblar su mundo una serie de personajes que permanecen hoy en la historieta. Muchos de ellos inspirados en la gente que yo conocía: el Comegato, por ejemplo, era un pescador del puerto de Caldera, con una cara de gato que no podía con ella y que se alimentaba de gatos. Fue un gran amigo mío y murió en 1964”, comentó en alguna oportunidad René Ríos, para quien el humor blanco siempre fue su arma más letal.
Con la ayuda de Condorito los caricaturistas identificaron la posibilidad de manipulación ideológica que se podía alcanzar a través de los inofensivos cómics. Y es que hasta su aparición se les consideraba entretenidos y nada más. Y todo lo relacionado con el entretenimiento venía de afuera, y por lo tanto exhibía patrones de conducta, escala de valores y cotidianidades muy distintas a las que podía tener un habitante normal en América del Sur.
El principal mérito de Pepo al crear este vistoso personaje fue que estableció un símbolo que reivindicó la historia de un país sufrido como Chile, pero al mismo tiempo consiguió que las historietas hablaran el mismo lenguaje del continente.
Condorito llegó a tener su propia revista, editada al comienzo por Pincel, después por Zig-zag y, finalmente, quedó en manos de casas editoriales de México. Para este personaje el papel no aguantó todo y por eso siempre fue fiel a su estilo y mantuvo la uniformidad. El cóndor con piernas humanas voló lejos, llegó hasta lugares insospechados y se convirtió en la herramienta literaria favorita para muchos. Sus frases hicieron historia y sus ocurrencias siempre dejaban al público... ¡Plop!
Algunos lugares memorables de Condorito
La historieta siempre se destacó por los nombres originales.
Pelotillehue es una ciudad llena de adictos al fútbol callejero.
‘El Hocicón’ es su periódico tradicional y su lema es “Diario pobre pero honrado”.
Tiene su propia marca de refresco, Pin (y su pariente Pun), cuya frase es: “Tome Pin y haga ¡Pun!”.
El jabón de elaboración local es el Sussio y su aerolínea es Pelotillehue Air. De igual manera existen locales como: café El Insomnio, restaurante El Pollo Farsante, hotel 2 se Van, 3 Llegan, bar El Tufo, almacén El Sin Envidia, farmacia La Sin Remedio, circo Los Tiuques Voladores, teatro Teatropello, hospital Echando a Perder Se Aprende, fábrica de paños El Pije, agencia de viajes La Económica, emporio El León de la Metro y financiera La Juan Segura.
Los personajes favoritos de los famosos
Julián Román, actor.
“Mi personaje favorito es Coné, no sólo porque era el sobrinito pequeño, sino por la historia detrás del nombre. Cuando Condorito lo llevó a que lo bautizaran con el nombre de Eugenio, el notario registró el nombre sin la e inicial y Condorito le replicó: señor, con e, y el notario registró el nombre definitivo Coné.
Alonso Sánchez, escritor.
“Pepe Cortisona me encantaba porque era un pesado. Y hay otro, ‘Garganta de Lata’, también era buenísimo por lo divertido. En cambio, ‘Huevoduro’ siempre me cayó mal”.
Juan Carlos Garay, periodista y escritor.
“Me gustan los animales: Washington el perro, Matías el loro y Mandíbula el caballo. Y también el más surrealista de todos: ‘Huevoduro’, porque en la historieta todos son humanos, excepto Condorito que es un cóndor, pero ‘Huevoduro’ es ...un huevo, es lo más delirante.
Los actores Jorge Cao y Julián Arango se inclinaron por la exótica Yayita.
El ex alcalde de Medellín Sergio Fajardo prefiere al mismo Condorito por encima de los demás.
Betto, caricaturista.
“ A mí me gustaba ‘Don Chuma’ porque se parecía a mis tíos”.
Pepo, el más grande historietista chileno
René Ríos Boettigger, o más bien Pepo, como lo conocían sus amigos y como se popularizó en el mundo de la caricatura, tenía marcado en su destino ser el historietista chileno más reconocido del mundo.
Desde niño sintió la necesidad de pintar, al punto que se convirtió, con sus trazos, en el modelo a seguir de sus compañeros. Aunque dio un par de tumbos buscando en la Universidad de Concepción cuál era su verdadera carrera, finalmente consiguió hacer frente a su destino y comprometerse con el dibujo. En 1932 viajó a Santiago de Chile para trabajar en la revista satírica Topaze y varias publicaciones comenzaron a copiar su estilo creativo y cotidiano. En 1998, Condorito, el personaje más famoso de Pepo, cumplió 50 años de existencia. Su trayectoria de dibujante siguió hasta que el 14 de julio de 2000 un cáncer lo atacó y lo llevó a la muerte, a sus 88 años.