Por la especie humana, tenía que contratar costara lo que costara: a Yeti el abominable hombre de las nieves en el Himalaya; al mago Harry Houdini en las cataratas del Niágara; y al hijo de Lindbergh por si lo encontraba vivo.
La búsqueda del Ave Fénix de Egipto era muy difícil porque era un animal mitológico y fabuloso que vivía en los desiertos de Arabia, su aspecto era parecido al de una garza, del tamaño de un águila, y tenía dos largas plumas a modo de cresta. Ella se incineraba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo la misma ave fénix, siempre única y eterna. Esto ocurría cada quinientos años. El tigre de Tasmania era la misteriosa especie que seguía “apareciendo” después de su extinción. Nessie, o mejor conocido como «El monstruo de Lago Ness», era una criatura gigante con apariencia prehistórica, que apareció por primera vez en el siglo XVI en el Lago Ness, pero que había sido vista incluso en épocas recientes. El yeti o «abominable hombre de las nieves» formaba parte de la mitología popular en Tíbet y Nepal. Era una criatura misteriosa con aspecto de simio que vivía en remotas montañas asiáticas.
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Respecto a los humanos, el mago Harry Houdini era una de las leyendas que contaban que era capaz de dislocarse los hombros y controlar los reflejos de su garganta para poder esconder herramientas en su interior. Supo combinar una estética muy impactante, que recordaba al sadomasoquismo, con acciones temerarias y casi sobrehumanas. Números teatrales como “La celda de la tortura china”, en el que el mago se sumergía atado de pies y manos en un acuario, forjaron su leyenda como el indiscutible maestro del escapismo. El hijo de Lindbergh, cuya expresión “¡Más perdido que el hijo de Lindbergh!” se generó tras la desaparición del hijo del reconocido piloto estadounidense que cruzó el Océano Atlántico y en nuestro país la usábamos para señalar que alguien desconocía por completo sobre alguna situación.
Pero tan maquiavélico propósito no se pudo cumplir porque el Secretario General, si bien zarpó en el primer buque que iba hacia Europa con escala en NewYork, se robó el dinero y desapareció para siempre de Puerto Perla. Ante esta situación, el propietario de El Circo tranquilizó al Alcalde diciendo que no era la primera vez que se perdía una plata en el municipio y que tenía otro show que iba a dejar con la boca abierta a los asistentes.
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