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Cuentos y fábulas de Rafael Pombo convertidas en un musical

Por primera vez en el clásico escenario del Teatro Colón se estrena un musical lleno de magia, música y animación.

Carolina Guatava R- @TeatroenBta 

19 de diciembre de 2019 - 09:32 a. m.
Lukas Aponte interpreta el papel de Macario, protagonista de "Pombo, el musical". / Cortesía Teatro Colón
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Este diciembre el Teatro Colón de Bogotá abre sus puertas para el niño que todos llevamos dentro. Llega el primer musical a este icónico escenario para llenar de música en vivo, baile y fábula cada rincón de esta tradicional construcción. Pombo el musical es una apuesta para mantener vivos los clásicos del poeta colombiano, para revivir la literatura infantil y llenar el alma de los espectadores de buenos recuerdos. Con la idea original de Carlos Vives, bajo la dirección de Juan Carlos Mazo, el musical estará hasta el 29 de diciembre.

Cortesía Teatro Colón 

El montaje de época gira en torno a la historia de Macario, un niño que vive junto con sus padres y su nana. El montaje combina regiones, ritmos y lugares de todo el país. Samir Estefen, productor general, habla del trabajo previo y las etapas que hicieron posible esta creación. “La selección de los textos de Pombo fue la primera etapa ya que era importante incluir los más destacados. Los personajes que debían verse interpretados en escena para poder contar cada historia. Aunque se marcan rutas diferentes, ellos se mantienen presentes”.

Actores y bailarines, dentro de los que se encuentran niños de doce años, entregan un mensaje lleno de esperanza y reflexión. Hacen referencia al encuentro que se debe tener como sociedad y como país. “Este musical se estrena a través de una plataforma cultural robusta y diversa, llena de una literatura clásica que se mantiene vigente”, explicó Estefen.

Isa Mosquera interpreta a Transito, la nana de Macario. Habló de los retos para hacer su papel “el primero de ellos fue el de hacer un homenaje a mis ancestros gracias a que el personaje lleva el mismo nombre de mi abuela. Luego el acento para que fuera real: Tránsito es cartagenera, mi abuela es chocoana y yo soy de Medellín. La parte actoral es bien exigente; la música es preciosa, pero cantar es muy difícil, por eso la exigencia vocal es mayor. El personaje es complejo, sin embargo, muy redondo en cuanto a lo que representa, así que hubo que trabajar lo actoral, el baile, el físico y lo vocal en la misma medida”.  

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Isa destacó como mensaje principal de la obra que “nadie debe divertirse con el mal ajeno”. “Lo bueno de trabajar con niños es que se emocionan y sorprenden con todo”, dijo, y demostró que para ella es como si a través de cada uno de ellos pudiera volver a vivir su infancia.

Refiriéndose al montaje y a la forma de contar la historia, Estefen aseguró que “el reto técnico fue lo principal, porque el formato musical es muy exigente; las voces de los 20 actores y actrices deben tener su debido momento con las debidas condiciones: calidad técnica para la voz y la parte actoral. La decisión tecnológica busca generar un diálogo entre escenografía virtual, iluminación, coreografía y actuación”. El trasfondo escenográfico destaca un elaborado trabajo de arte que se complementa con la música en vivo y el video mapping.  Le sugerimos: "La Licorera", uno de los centros de danza más importantes de Latinoamérica

Ese dialogo permite un equilibrio artístico entre ritmos colombianos dentro de los que se destacan la cumbia, el joropo, el currulao y el vallenato. Los textos de Pombo, que llenan de encanto cada interpretación, les dan paso a los personajes icónicos que hacen las veces de protagonistas y otras de un personaje adicional dentro del acto. Lo que se muestra sobre el escenario es una fábula en vivo llena de magia, ritmo y danza.

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El protagonista, Lukas Aponte, representa a Macario. “Él es muy parecido a mí. Macario es un niño feliz y extrovertido”. Con tan solo doce años, este pequeño sabe que el montaje deja muchos mensajes, sin embargo, en un país como Colombia, tiene claro que el argumento principal y más importante “es una frase que dice Juan Joaquín: ‘En la guerra nosotros enterramos a nuestros hijos’, por preferir la violencia. Las personas no se dan cuenta que eso trae cosas malas. Por eso debemos valorar lo que tenemos alrededor porque no dura para siempre.”

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Por Carolina Guatava R- @TeatroenBta 

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