Lo que vemos en la imagen es una de las obras del proyecto ‘Labor’, de la artista Juliana Góngora. “Cuja” es la evocación de un objeto mítico que hizo parte de su historia familiar. La obra emerge de un deseo por reconstituir la presencia de su abuelo y con ello, la pulsión de repensar la cotidianidad como un escenario en el que acontecen los procesos fundamentales de la vida. “Cuja” tiene su origen en un relato entrecortado que le contó su padre, en un dibujo de la cama de su abuelo que él mismo le esbozo y en una foto donde aparece su abuelo sentado en la cama. La imagen de la imagen, el continuum del tiempo contenido en una obra escultórica.
“Cuja” es una cama artesanal hecha con madera y cuero de vaca en la que reposa una sábana tejida con arroz e hilo; una vez instalada, rememora – con un halo de muerte - las casas rurales en las que tuvo lugar la vida campesina de otro tiempo, esa de los quehaceres domésticos y que era el hogar de quienes cultivaban la tierra. “Esos hombres nunca se habían separado de la naturaleza, sabían que eran fragmentos de ella y toda su sabiduría procedía de esa evidencia”, enuncia Onfray en su libro Cosmos mientras evoca la vida de su padre. “Cuando empecé a tejer los primeros granos, los arroces iban anudados uno después del otro, me gustaba ese gesto primario. La imagen final es producto del deseo por cubrir un cuerpo con lo más esencial: el alimento, un cuerpo que pese a su ausencia reposa sobre la cama de mi abuelo”, señala Góngora. Con su proyecto, la artista disecciona lo inmaterial a través de un trabajo vehemente con la materia.
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