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Curador español explica “la exposición más completa que se ha hecho sobre Gabo”

Entrevista con Álvaro Santana-Acuña, historiador, sociólogo y curador de “Todo se sabe: el cuento de la creación de Gabo”, exposición que estará abierta en la Biblioteca Nacional, en Bogotá, desde el próximo 23 de abril hasta el 2 de agosto.

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Nelson Fredy  Padilla
23 de marzo de 2025 - 02:00 p. m.
Álvaro Santana-Acuña frente a la Biblioteca Nacional de Colombia, centro de Bogotá, donde ha estado trabajando en la exposición sobre García Márquez.
Álvaro Santana-Acuña frente a la Biblioteca Nacional de Colombia, centro de Bogotá, donde ha estado trabajando en la exposición sobre García Márquez.
Foto: Cortesía de Jenny Rodríguez Peña
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Mi entrevistado hoy es Álvaro Santana-Acuña, historiador y doctor en Sociología de la Universidad de Harvard, quien ha sido profesor en varias universidades estadounidenses. Es autor de Ascenso a la gloria. Cómo se escribió ‘Cien años de soledad’ y cómo se convirtió en un clásico global, libro editado en 2020 por la Universidad de Columbia en Nueva York. Es uno de los investigadores expertos en el archivo personal de Gabriel García Márquez, que desde 2014 pertenece al Harry Ransom Center de la Universidad de Texas. Dirigió en Austin la muestra “García Márquez: la creación de un escritor global”, la primera que se hizo en 2020 a partir del archivo del Premio Nobel de Literatura colombiano. Luego, en 2022, la exposición fue llevada al Museo de Arte Moderno de México y ahora es el curador de “Todo se sabe: el cuento de la creación de Gabo”, exposición que estará abierta en la Biblioteca Nacional, en Bogotá, del 23 de abril al 2 de agosto, y es la más grande que se ha hecho hasta el momento sobre la vida y obra del autor de Cien años de soledad.

Después de dejar lista la exposición en Bogotá, nos habla desde París, donde hace una investigación sobre la Francia moderna. ¿De qué se trata?

Aparte de la sociología, la literatura y García Márquez, tengo otros temas de investigación históricos y uno de ellos tiene que ver con la formación del Estado-nación en Francia en el siglo XVIII. Ando desempolvando documentos de los tiempos de la Revolución Francesa.

París es una ciudad ideal para hablar de García Márquez; no olvidemos que allá, a finales de los años 50, cuando era corresponsal de El Espectador, García Márquez escribió “El coronel no tiene quien le escriba”.

Sí, el otro día pasé por la famosa residencia donde él escribió esa novela y por fuera del edificio hay una placa con el busto de Gabo en alto relieve, que recuerda la que muchos consideran que es su primera obra maestra. Sigue siendo un barrio muy lindo para visitar, para caminar, a unos metros de la plaza de la Universidad de la Sorbona.

¿Cómo un historiador español nacido en Islas Canarias termina dedicando parte de su vida académica al mayor escritor colombiano?

Soy también el primer sorprendido porque yo empecé a leer a García Márquez a una edad temprana y “muchos años después”, literalmente, me reencontré con su obra de manera un poco casual, porque yo estaba haciendo mi doctorado en Harvard, en Boston, Estados Unidos, y llovía y llovía, no paraba de llover. Iba subiendo las escaleras hacia la biblioteca, buscando un tema alternativo de investigación, y pensé: ‘Dios mío, aquí llueve como en Macondo’, y desde ese día empecé a trabajar para entender cómo Cien años de soledad se había convertido en una novela global. Una cosa fue llevando a la otra y me encontré con premios de investigación, con la beca para ir al Ransom Center y con un libro entre manos sobre cómo Gabo había concebido esa gran novela.

Hace cinco años hablamos sobre ese libro y ahora me interesa que me cuente cómo surgió la exposición, después de las que usted dirigió en Austin y Ciudad de México.

La idea partió del apoyo que dio el Ramson Center a la exposición desde el inicio y luego cuando se abrió también en Ciudad de México, donde fue un éxito, porque Gabo vivió prácticamente la mitad de su vida allí. A pesar de que todavía había covid y restricciones, hubo 65.000 visitantes. Tanto la familia García Barcha como el Museo de Arte Moderno de Ciudad de México, el Ransom y la Fundación Gabo quedaron tan contentos con el resultado, que a partir de ahí se pusieron de acuerdo para que la exposición pudiera ir a Colombia.

Con cambios para acercarla a los colombianos.

Sí, porque no es la misma exposición, sino que está muy enriquecida con más objetos y otros que están en Colombia. Al volverse itinerante, se ha ido haciendo cada vez más grande desde que empezó en Estados Unidos y ahora ese torbellino de papeles, fotos y canciones desembarca en Colombia.

¿Cuánto tiempo han dedicado a esto?

El proyecto en sí mismo comenzó en 2018 y la parte colombiana en noviembre de 2023, porque eso incluye viajes al Ransom a buscar objetos que pudieran interpelar más al público colombiano frente a Gabo y la historia contemporánea de Colombia, con asesinatos de personajes políticos, épocas de presidentes y procesos de paz, acercándonos a ese gran humano más que a quien le tocó en suerte un enorme talento y una gran disciplina. Del Gabo normal verán fotos en bañador, con su familia o de rumba con sus amigos.

Han pasado más de diez años desde la muerte de Gabriel García Márquez y cuando se habla de él hay quienes lo ven como “historia patria”, algo que ya quedó atrás, pero hay estudiosos como usted y mis estudiantes de la la Maestría de Escrituras Creativas de la Universidad Nacional, que quieren aprender más de su metodología y de su técnica en pleno siglo XXI. ¿Por qué esta exposición permitirá a desprevenidos y a conocedores dimensionar el aporte al pensamiento universal de nuestro Premio Nobel de Literatura?

Esa es la pregunta central y la respuesta está en las cerca de ocho horas que le tomaría a los visitantes recorrer en detalle la exposición más completa que se ha hecho de Gabo hasta el momento en cualquier país. En Colombia va a alcanzar su pico y no sé si luego viajará a otros países, pero en Bogotá estará la mejor versión a dos niveles: por un lado mostrar a los colombianos facetas de su vida que no son tan conocidas, como sus dibujos de cuando era niño y adolescente. Eso es algo que nos demuestra que era una persona con unas inquietudes creativas muy fuertes desde joven. Podía haberse dedicado a ser ilustrador, porque esos dibujos son de enorme calidad. También podrán acercarse a sus primeros poemas, algunos más conocidos y otros no, y encontrarse con un poeta mucho antes de ser un escritor en prosa. Y así, en cada sección, irán descubriendo que desde siempre las inquietudes de Gabo pasaban por entender y anclar su literatura en Colombia, en el Caribe, en América Latina y en diálogo con el mundo.

Eso aparte de los documentos literarios de su archivo privado y que no han sido vistos en Colombia.

De acuerdo. Una de las cosas más maravillosas que tiene esta exposición es no solamente ver los manuscritos de Gabo, sus cartas, sino también verlo en diálogo con grandes maestros de la literatura. Será la primera vez que en Colombia se vean manuscritos sobre cómo lo influenciaron en diferentes etapas de su vida obras de Virginia Woolf, William Faulkner, Hemingway, Borges y Cortázar, entre otros. Se va a poder entender por qué Gabo es un autor querido y amado por lectores en culturas muy diferentes a la colombiana. Esa visión del aspecto global de Gabo va a ser una sorpresa para muchos visitantes que siguen entendiendo a Gabo como una figura colombiana.

¿Cómo fueron el trasteo y la logística?

Para que se hagan una idea de las cuestiones logísticas, la exposición en el Ransom fue en torno a 280 objetos y aquí está por los 500 en 500 metros cuadrados. El mayor reto es que no es en un espacio museográfico y por eso es tan importante el trabajo de un equipo de expertos de la Biblioteca Nacional, con el apoyo del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, para adaptar la sala Samper Ortega y la de exposiciones temporales. Allí estará de una manera muy linda todo y va a ser un gran regalo en memoria de Gabo y para poder disfrutar de la biblioteca de una manera nueva y reformada. En un guiño a la literatura, las vitrinas en donde se van a exponer los objetos estarán sobre las mesas de lectura. Incluso, me contaba el otro día la directora, Adriana Martínez, que será un reencuentro con la arquitectura original del edificio.

¿Cómo van a darles sentido narrativo a tantos objetos y documentos?

Nos preocupamos de que tenga mucho ritmo y eso se logrará porque los visitantes no solamente se van a encontrar con documentos, como manuscritos, cartas que no se han visto nunca en Colombia, sino también con fotos y mapas que cuentan historias. Por ejemplo, nada más entrando se encontrarán con el primer mapa conocido en donde aparece la palabra Macondo, porque Gabo siempre habló de que cuando era niño vio una finca bananera con un cartel con la palabra Macondo, cerca de Aracataca, su pueblo. Más adelante hay una conexión con el arte a través del cuadro El tren de la muerte, de Débora Arango. Eso para hablar de la masacre de las bananeras, factor clave de la historia colombiana que García Márquez utiliza en su obra. En ese sentido, habrá obras de grandes fotógrafos colombianos y latinoamericanos del siglo XX, como Álvarez Bravo, Nereo López, Leo Matiz y Guillermo Angulo.

¿Se recordará la importancia del Grupo de Barranquilla en la formación artística del escritor?

Sí. Con cosas que no se han visto tanto, como el artículo famoso de Germán Vargas, uno de los miembros del grupo, que le da oficialidad al nombre del Grupo de Barranquilla en el año 56. Y también estará el grupo de Cartagena a través de fotos de amigos muy importantes. Así, vamos hacia atrás hasta los primeros años de Gabo en Bogotá y los años en Zipaquirá.

También se recrea la conexión de García Márquez con el diario “El Espectador” a través de documentos como el primer contrato y las cartas privadas con Guillermo Cano.

Aprovechando que este año es el centenario del nacimiento de Guillermo Cano, pues le hacemos un guiño a él y a El Espectador, fundamentales en el desarrollo profesional de García Márquez. Habrá una muestra de las críticas de cine que escribía, acompañadas de una cosa muy hermosa, que son los carteles de algunas de las películas de las cuales hizo reseñas. Casualmente el guion de una de ellas estaba en el Ransom Center con las anotaciones del director de la película y se puede ver como Gabo captó muchas cosas de lo que el director estaba tratando de significar. Tenía una gran capacidad para entender la construcción de las películas muy avanzada para su época. Eso sin olvidar los primeros cuentos que publicó en El Espectador, la exclusiva del adelanto de Cien años de soledad, incluida la carta de Gabo a Guillermo Cano agradeciéndole la publicación en el momento en el que está ocurriendo el famoso boom latinoamericano.

La exposición reflejará lo que yo llamo el cerebro multimedia de García Márquez, para acercarlo a las generaciones del siglo XXI, porque incluirá sus conexiones no solo con literatura y periodismo, sino con cine y su trabajo como fundador de revistas y noticieros de televisión.

Claro. En ese sentido, las cartas con Guillermo Cano son fundamentales para entender qué estaba haciendo García Márquez desde París en relación con el cine. También las cartas con Álvaro Cepeda Samudio cuando está haciendo un documental sobre el Carnaval de Barranquilla y Gabo está viviendo en Nueva York.

Y habrá una zona especial para “Cien años de soledad”.

Sí. Con las cartas con Plinio Apuleyo Mendoza, donde le cuenta cómo se está inventando Macondo, y con Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes, donde les cuenta la cantidad de horas que le está echando a la escritura novela. Será en la sala cuatro, que es la que divide la exposición en dos mitades, como esa novela dividió la vida de Gabo en un antes y un después: la de un escritor conocido en círculos literarios restringidos de Bogotá, Caracas y México, y la del escritor después de que sale Cien años en soledad en Argentina y España, que lo convierte en un escritor mundialmente conocido y ya mucho más interesado por la política.

Entre tantos objetos, ¿hay alguno que represente una conexión especial con García Márquez?

Hay varios, la verdad. Van a poder admirar en medio de una sala los manuscritos de Cien años de soledad, la máquina de escribir sobre la cual él apoyó sus deditos para escribirla, tendrán al lado las pruebas de imprenta y el primer libro publicado. Eso creo que emocionalmente es muy potente. Y luego podrán ver el liquiliqui con el que él recogió el Premio Nobel, la medalla y el diploma.

Estamos a dos años del centenario del natalicio de Gabriel García Márquez. ¿Por qué él seguirá siendo incluido en esa lista de los grandes escritores de la historia?

La respuesta la tienen los lectores. Creo que los autores clásicos son aquellos que siguen siendo leídos por las nuevas generaciones, que siguen encontrando cosas nuevas en sus obras. Cuando García Márquez escribió Cien años de soledad, hace casi sesenta años, él claramente la concibió como una novela caribeña, colombiana, latinoamericana, con un toque también cosmopolita, según lo dice en sus entrevistas y cartas. Ahora resulta que la gente está leyendo la historia de Macondo como una especie de parábola sobre el cambio climático. Es decir, muchos lectores están interpretando que la historia de los Buendía, la historia de Macondo, es como una especie de metáfora de lo que le estamos haciendo al planeta, y que si realmente no tomamos en serio este tema, el mundo acabará destruido por un apocalipsis medioambiental, como le sucedió a Macondo después de la explotación capitalista del territorio y esa lluvia de cuatro años que termina arrasando todo. Obviamente, García Márquez no lo tenía en mente cuando escribió la novela. Sin embargo, las obras clásicas tienen esa capacidad de contarnos algo nuevo sobre el mundo en el que estamos viviendo.

Me emocionó el año pasado, a raíz de la publicación de la novela póstuma “En agosto nos vemos” y de la serie de Netflix sobre “Cien años de soledad”, ver gente releyendo a García Márquez o leyéndolo por primera vez, reinterpretando el realismo mágico en el siglo XXI.

Pongo otro ejemplo: hace cinco años yo estaba en esta ciudad, en París, enfermo de covid, y de repente hubo una especie de explosión de lectura de obras literarias relacionadas con peste. En ese momento muchos lectores por primera vez se acercaron a Cien años de soledad. Otros leyeron El amor en los tiempos del cólera, otros leyeron La peste, de Camus. Esa capacidad de llegarles a los lectores de distintas épocas está en manos solamente de un número de escritores que la historia los va poniendo en lo que llamamos el Olimpo y, claramente, García Márquez ha ido ascendiendo y disfruta de la gloria de vivir en el Olimpo.

La exposición coincide con la Feria Internacional del Libro de Bogotá. ¿También habrá conferencias?

Sí, estaremos participando en la Feria del Libro. Hay un evento programado con la directora de la biblioteca, Adriana Martínez, y también con Cristóbal Pera, que fue el editor de En agosto nos vemos, y la verdad es que tengo muchísimas ganas de participar para hacer preguntas a Cristóbal sobre el proceso de edición. Aparte, haré una charla sobre la creación de esta exposición, hablando de los detalles que he dado a ustedes en primicia. También habrá visitas guiadas que daré a lo largo de las primeras semanas para acercar mejor a las personas a la exposición.

¿En qué está trabajando para el centenario de García Márquez?

Estoy tratando de terminar la versión en español de mi libro en inglés, que al final decidí reescribir completamente en español. Entre otras cosas porque tengo información nueva y quería darle un giro más como de crónica para contar el mes a mes de la escritura de Cien años de soledad. De hecho, gracias a una beca, en septiembre pasado estuve investigando en la casa donde García Márquez la escribió. Fue maravilloso porque descubrí cosas que no se conocían, como el precio de la renta que pagaba, los nombres de los vecinos que le ayudaron, la persona que le llevaba a la casa el papel para que pudiera escribir; detalles de los meses en los que Mercedes Barcha estaba ocupándose de la economía familiar, de ese conflicto diplomático-cultural que estalló cuando él iba a Colombia a estrenar Tiempo de morir, factores que afectaron la escritura de esa novela y que los biógrafos no habían investigado.

¿Cuándo se publicará en español “Ascenso a la gloria”?

Confiemos que esté el próximo año. Se va a llamar Muchos años después. Biografía de Cien años de soledad, porque no quiero que la gente se confunda pensando que es una traducción, porque es un libro nuevo.

Después de seguir su trabajo durante cinco años, lo incluyo en la lista de investigadores expertos en la vida y obra de García Márquez, en la que para mí están el investigador Jacques Gilard (1943-2008) y los biógrafos Gerald Martin y Dasso Saldívar. ¿Qué opina?

Siento un profundo agradecimiento y es un agradecimiento real. A Jacques Gilard no tuve la ocasión de conocerlo, pero sí a algunos de sus alumnos colombianos que han sido muy amables y me han apoyado. También Gerald Martin ha sido muy amable compartiéndome ideas y dándome una crítica positiva a todas las cosas que he escrito. Y el propio Dasso Saldívar, que también está ahí al pie del cañón y me está ayudando con imágenes, dándome ideas y ha sido también muy generoso. La exposición es fruto de un trabajo en equipo, del cual yo soy un poco la cara visible, pero detrás están también los compañeros en el Ransom, otros en México, y en Colombia los de la Biblioteca Nacional y la Fundación Gabo. Luego de la exposición se editará un catálogo de unas 350 páginas y 400 imágenes que resume el trabajo de más de dos docenas de personas, instituciones y coleccionistas, que hicieron posible todo. Así dejaremos un libro sobre la vida y obra de Gabo con el que no contábamos. Se llamará Gabriel García Márquez: vida, magia y obra de un escritor global. Lo editará el sello El Equilibrista, en colaboración con la Biblioteca Nacional, el Ministerio de las Culturas, la Fundación Gabo y la CAF.

Nelson Fredy  Padilla

Por Nelson Fredy Padilla

Periodista desde 1989, magíster en escrituras creativas, autor de cinco libros, catedrático de periodismo y literatura desde 1995, y profesor de la maestría de escrituras creativas de la Universidad Nacional, del Instituto de Prensa de la SIP y de la Escuela Global de Dejusticia.@NelsonFredyPadinpadilla@elespectador.com
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