El Magazín Cultural
Publicidad

Daniel Ruge: “Quiero aportar en alguna medida a la tradición de sátira en la radio”

En esta nueva entrada de la serie Historias de Vida, creada por Isabel López Giraldo para El Espectador, el periodista Daniel Ruge habla del gusto que tiene por la radio desde que era un niño, así como de su trayectoria en el periodismo audiovisual.

Isabel López Giraldo
28 de mayo de 2021 - 10:58 p. m.
Daniel Ruge, en el año 2007, fue el ganador de ‘Bogolajara’, un concurso que hizo el periódico El Tiempo en conjunto con la Universidad de Guadalajara. El reto con ello era hacer una cápsula audiovisual creativa para contarles a las personas que asistieran a la Feria del Libro de Guadalajara cómo era Bogotá.
Daniel Ruge, en el año 2007, fue el ganador de ‘Bogolajara’, un concurso que hizo el periódico El Tiempo en conjunto con la Universidad de Guadalajara. El reto con ello era hacer una cápsula audiovisual creativa para contarles a las personas que asistieran a la Feria del Libro de Guadalajara cómo era Bogotá.
Foto: Archivo Particular

Me define la búsqueda de mi propia voz. Intento no complicarme la vida. De todas formas, me doy cuenta de que, aunque buena parte de mi trabajo es resumir y abstraer cosas muy largas o enredadas, me cuesta mucho hacerlo conmigo mismo en este tipo de conversaciones.

A propósito de Historias de Vida, le sugerimos: Gabriel Cifuentes: “Ante la indiferencia, lo único que queda es elevar la voz y nunca bajar los brazos”

Orígenes– Rama materna

Mi abuelo, Ernesto Chamucero, fue un liberal de talante emprendedor, dueño de los primeros buldóceres que llegaron al país, con los que abrió carreteras nacionales, y fue contratista de obras civiles en el auge de la construcción de barrios en Bogotá.

Algún día de 1975, mi abuelo fue a hacer seguimiento a una de las obras en un barrio que tenía una loma muy empinada. Allí, un camión que transitaba en vía contraria perdió el control y cayó encima del vehículo que él conducía, comprometiendo su salud muy gravemente e impidiéndole continuar con su actividad productiva, en un momento de mucha prosperidad económica. Se sometió a una operación muy sofisticada para la época, recibió una prótesis craneal de tecnología de punta, pero quedó muy limitado y se fue deteriorando de forma acelerada. Entonces, le correspondió a mi abuela, Edilma Rojas, que era muy joven, asumir el control de una familia de cuatro hijos, que vio cómo, poco a poco, se fue consumiendo el capital familiar. Mi abuela dedicó su vida a cuidar a sus hijos y a mi abuelo. Él fue un tipo muy consentidor, amable, amoroso y muy generoso. Recuerdo que me arrullaba en la hamaca que tenía en el patio del fondo de su casa.

Un dato curioso está relacionado con el nombre de mi abuela Edilma, porque en los documentos oficiales aparecía como Aura Herminia. Resulta que el cura que la bautizó no aceptó ponerle ese nombre, al considerarlo propio de mujeres que “viven en pecado” y decidió bautizarla con el nombre de la madrina. Sin embargo, siguieron llamándola Edilma toda su vida. Ella fue una mujer divertida y muy amorosa, guardiana del hogar, y hasta los últimos días de su vida mantuvo un excelente sentido del humor.

Mi mamá, Nubia, es una mujer muy inteligente, trabajadora, entregada, muy profesional y sin miedos, alguien que me enseñó a asumir los desafíos de la vida. Piensa solo en sus hijos, se ha dedicado a nosotros, siempre enseñándonos a tener pensamiento crítico e independencia. Le encanta participar en temas sociales. Mi hermano y yo le insistimos en que empiece a disfrutar su vida y que se dé tiempo para ella.

Rama paterna

Mi abuelo, Josué Ruge, es de una familia típica campesina de Saboyá (Boyacá) que salió huyendo de la violencia. Así llegó con su hermano mayor al Eje Cafetero, específicamente a Calarcá, en Quindío. Cuando mataron a su hermano, mi abuelo decidió venir a Bogotá, donde con mucho esfuerzo construyó una vida desde cero. Primero trabajó en la Empresa de Energía de Bogotá y luego terminó abriendo su propio depósito de materiales para construcción.

Le puede interesar: José Manuel Restrepo: “Uno siempre tiene que estar dispuesto a servir a la sociedad”

Mi abuela, Bernarda Rojas, fue una mujer liberal que vivió un proceso de liberación del machismo, porque no se resignó a estereotipos de género de la época y nunca dependió económicamente de un hombre. Originaria de Santander, llegó a Bogotá también huyendo de la violencia partidista en su departamento.

Mi papá, Hernando, estudió publicidad, aunque es ingeniero frustrado. Heredó el negocio de mi abuelo, pero se ha dedicado a sus grandes pasiones, una de ellas, la mecánica automotriz. Como pasatiempo, adquirió carros antiguos para restaurar. Es totalmente autodidacta en ese campo, a tal punto que le dicen McGiver. Desde joven, por curiosidad, desbarataba los carros de mi abuelo y los televisores de su casa.

Sus padres

Mi papá y mi mamá se conocieron en la universidad. Los juntó una amistad que luego se convirtió en amor, hasta llegar a construir su proyecto de vida. Se casaron en 1987, conformaron una familia muy poco tradicional, pero muy práctica. Eran tan jóvenes, que a veces sus hijos parecíamos sus hermanos menores. Cuando yo era muy pequeño, me compraron un videojuego, pero los que jugaban eran ellos.

Nunca fuimos de seguir costumbres muy tradicionales, como sentarnos a compartir alrededor de la mesa. Preferíamos acostarnos a ver televisión en familia, a jugar parques y a leer cuentos, siempre acompañados de un gran sentido del humor. Nuestras relaciones han sido de confianza y transparencia, nos enseñaron la importancia de esforzarse y la de sentir la seguridad de expresarse con total libertad. Pero no crecimos en medio de normas muy rígidas o de filosofías que a nuestros ojos podrían ser extrañas.

Infancia

Nací en el último año de carrera de mis papás. Él se graduó, pero mi mamá decidió posponer el grado para dedicarse a mí. Cuando cumplí seis años, ella decidió regresar a trabajar y a estudiar. Terminó haciendo, no una, sino dos carreras, además de una especialización y una maestría.

Le sugerimos: Alberto Montoya Puyana: “Me satisface haber podido servirle a la comunidad”

Casi nunca salí a jugar a la calle. Me crié frente al televisor, con libros y escuchando radio. Mis primeros recuerdos están relacionados con el apagón de Gaviria y escuchando Colorín Colorradio. Cuando tenía cuatro años, pedí un hermano y me dieron gusto, pero entonces me dieron la responsabilidad de aprender a cambiar pañales y ayudar con el trabajo de crianza y del hogar.

Mi hermano, Andrés, es tan dedicado a sus aficiones como lo es mi papá por las suyas. Se sumerge en sus temas hasta dominarlos. En su niñez fue obsesivo también por los deportes y con su buena memoria aprendió al detalle todo tipo de estadísticas y reglas de los menos conocidos. Nuestra relación giró en buena parte alrededor del fanatismo por el piloto Juan Pablo Montoya: fuimos a perseguirlo a centros comerciales para pedirle autógrafos, llenamos el álbum que sacó y madrugábamos a ver las carreras. Ahora, con enfoques bastante distintos, compartimos la preocupación por el país.

Colegio

Estudié en distintos colegios, en la medida en que mis papás cambiaban de casa y de zona, surtiendo un proceso de movilidad social convencional de una familia de clase media.

El bachillerato lo estudié en el Colegio Mayor de San Bartolomé. Obtuve buenas notas, pero era realmente un estudiante del promedio. Participaba en clase y solía hablar en los eventos públicos, pues me enseñaron a expresar mis ideas, a transmitirlas sin temores. Cuando me gradué, me gané media beca para estudiar la carrera, gracias a la Fundación Tomás Rueda Vargas, que hace parte de una de las asociaciones de exalumnos del colegio.

Mientras estaba en el San Bartolomé, mi mamá terminó su carrera de comunicación, curiosamente yo le ayudé a hacer varios de sus proyectos y eso definió mi vocación. Finalmente, entré a estudiar Comunicación Social en la Universidad Javeriana.

Comunicación Social

La Javeriana permitía que uno cursara la carrera escogiendo un énfasis, y elegí dos: periodismo y audiovisual. Uno de los mejores profesores que tuve fue el guionista y libretista Andrés Salgado. Antes de ver su clase, pensaba que escribir libretos para cine o televisión dependía de una suerte de inspiración etérea, pero no, en ella aprendí que todo tiene técnica y que la pasión o el talento no valen de nada si no se mezclan con la disciplina.

En el año 2007 fui el ganador de ‘Bogolajara’, un concurso que hizo el periódico El Tiempo en conjunto con la Universidad de Guadalajara. El reto con ello era hacer una cápsula audiovisual creativa para contarle a las personas que asistieran a la Feria del Libro de Guadalajara cómo era Bogotá. El premio fue una cámara profesional de video y un viaje a México. La cámara me permitió tener mis primeros trabajos durante la universidad, porque con ella empecé a producir algunos videos para empresas.

Por el lado del periodismo, lo que más me apasionaba eran los documentales, realmente a eso quería dedicarme. Hice la práctica en una casa productora que trabajaba contenidos para History Channel. Allí tuve el privilegio de trabajar con quien también fue otro de los magníficos profesores del pregrado: Jorge Cardona, editor de El Espectador, que también fue el guionista de varias de las producciones audiovisuales que se llevaron a cabo para el mencionado canal.

Empezando en radio

En la universidad quise hacer radio. Resulta que en el colegio no escuchaba música, como lo hacían mis amigos, sino radio hablada. En las tardes, en especial, me hice muy fanático de escuchar La Zaranda, de RCN, que era la competencia de La Luciérnaga, de Caracol, cuando el programa era dirigido y libreteado por César A. Betancur, Pucheros. En el colegio terminé imitando políticos, me disfracé de los personajes y transcribí los libretos que escuchaba en radio para hacer presentaciones en izadas de bandera.

Luego, en la universidad abrieron una emisora virtual para los estudiantes de comunicación que se llamó Radiandoweb, dado que Javeriana Estéreo estaba restringida en su mayoría a contenidos culturales. Esto ocurrió cuando apenas en Colombia empezábamos a usar redes sociales. En principio, quería tener un programa dizque de temas serios, pero en la misma franja un amigo empezó a hacer una sección de humor político inspirado en Jaime Garzón que, como él mismo lo reconoció, no le salía muy bien. Luego de burlarnos de la situación, decidimos montar un espacio de sátira radial en la emisora web de la universidad y los papeles cambiaron: mi amigo hacía comentarios serios y yo volví a hacer imitaciones, como cuando estaba en el colegio, solo que ya no copiando libretos sino intentando escribir los míos. Al programa invitamos a todos los candidatos a la Alcaldía de Bogotá en las elecciones que ganó Petro, quien no asistió, pero sí lo hicieron Gina Parody, Carlos Fernando Galán, Aurelio Suárez, David Luna y Antanas Mockus.

En algún momento, después de terminada mi práctica en el 2011, Guillermo Díaz Salamanca, cuando hacía un programa que se llamaba La Escalera, que se transmitía por Radio Súper, trinó algo así como: “Busco gente que escriba humor político”. Decidí contestarle. Pese a ser un tuitero más, le envié un enlace de soundcloud con mi trabajo universitario, sin mucha esperanza. Sin embargo, para mi sorpresa, terminó dándome mi primer trabajo formal y nunca se me habría ocurrido que iba a ser mamando gallo en radio.

Le puede interesar: Pedro Crump: “Es requisito cultivarse a sí mismo”

Televisión

En la mesa de trabajo de La Escalera estaba el periodista Norbey Quevedo, quien justo en ese momento empezaba un programa junto a Camila Zuluaga en lo que hoy es RED+ televisión, en ese entonces Telmex. El programa se llamó Puntos Cardinales y buscaba hacer periodismo investigativo, pero con un lenguaje audiovisual, menos tradicional y para una audiencia juvenil. Por eso buscaban un equipo de realizadores periodísticos que se ajustara al perfil. Norbey me dio la valiosa oportunidad de presentar mi hoja de vida, hice una prueba y me uní al proyecto que dirigía y presentaba Camila. Ahí dejé el trabajo que tenía en radio.

Me gusta decir que ese programa hizo parte de la prehistoria youtuber en Colombia, con su lenguaje, sin cortes, nada prolijo, adaptando el lenguaje del meme a la televisión, algo que lideró el director audiovisual Francisco Zornosa. No circuló mucho en redes porque la política del canal en ese momento era no subir contenidos a internet para que la gente prefiriera quedarse en la señal de cable.

Con Francisco trabajamos luego en varias series documentales de la televisión pública, él como director y yo como guionista. Recuerdo especialmente una serie sobre los aportes que le ha hecho Colombia a grandes inventos de la humanidad, que se llamó ¿Qué inventa?, con la que nos ganamos un premio a la mejor serie educativa de América Latina.

En RED+ trabajé por cerca de ocho años haciendo todo tipo de formatos televisivos en calle, en estudio, pregrabados y en vivo. Aprendí muchísimo, fue una gran escuela.

Radio y televisión

Cuando Guillermo volvió a RCN Radio, en 2012, me invitó de nuevo a trabajar con él. Desde luego acepté, pero le mencioné que debía asumir sin retirarme del canal de televisión hasta entregar los programas que tenía por editar, según las temporadas. Lo que inicialmente me tomaría dos meses, realmente fueron seis años durante los cuales trabajé en paralelo en radio y en televisión.

Le sugerimos: Felipe Valencia y una constante inquietud por el conocimiento

Fue un esfuerzo tremendo. Desde muy temprano llegaba al canal con los programas preeditados en mi computador, los entregaba al editor de turno y me ponía audífonos por cuatro horas para escribir libretos del programa de radio. Cuando tenía que salir a grabar, me trasnochaba para dejar todo listo. Me favoreció el hecho de que tanto la emisora como el canal quedaban muy cerca.

En RED+, además, estaba Vladdo, que tenía un programa tipo late show que se llamaba NSN No-ticias. Luego de un tiempo el equipo original de ese programa tuvo varios cambios y se abrió una prueba para reemplazar a algunos de los integrantes que se habían movido a otros proyectos. Participé y gané el cupo. Fue una gran experiencia que me permitió pasar de detrás de cámaras al frente de ellas, y compartir con un equipo magnífico.

La etapa de trabajar en radio y televisión terminó en 2019, me dio muchas satisfacciones personales y sobre todo me ayudó a desarrollar disciplina y constancia.

Caracol

Cuando Gustavo Gómez pasó a dirigir 6AM Hoy por Hoy me escribió por mensaje interno de Twitter para hacerme una invitación que no me esperaba: me pidió que le enviara una prueba para tener una sección de sátira en el programa. Recuerdo que envié dos opciones de formato, una era monólogo, otra usando recortes de audios. Ese segundo formato fue el que finalmente quedó seleccionado.

Gustavo me dio total libertad desde el principio, me permitió escoger el nombre de la sección, el día que quería que fuera emitida y desde entonces me ha garantizado absoluta autonomía de opinión para experimentar sin restricciones muchos tipos de lenguajes radiales. Es un gusto colaborar con esta sección cada semana, que ya está por cumplir dos años. A lo largo de este tiempo no he faltado ni un solo viernes, así sea Navidad o fin de año.

Proyección

En este momento estoy estudiando una maestría en derecho internacional en la Universidad de Los Andes, porque me he dedicado a asesorar comunicaciones para organizaciones de la sociedad civil que trabajan fuera de Colombia. Además, sigo escribiendo libretos para series documentales.

Le puede interesar: Amparo Jaramillo: “Mi deseo era trabajar por Pereira”

Quiero seguir opinando y seguir experimentando con el lenguaje radial, y ojalá con eso aportar en alguna medida a una enorme tradición de sátira en la radio, a la cual admiro y respeto muchísimo.

Reflexiones

¿Cuál considera que es su mayor talento?

Intentar todo varias veces.

¿Cómo define su talento?

Como terquedad, supongo…

¿Cuál es su código de ética?

Procuro ser ecuánime y franco.

#MEMORIAS CONVERSADAS #HISTORIASDEVIDA #ISALOPEZGIRALDO

Por Isabel López Giraldo

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar