“Murió cual mueren los héroes que quieren a su patria de verdad y dan el todo por nada contra toda adversidad. Hombre de honor y coraje, roca de la lealtad, sufriendo sin inmutarse la injuria, la calumnia y la maldad”. Así comienza la letra de La muerte de Camilo, una de las canciones que Daniel Santos le escribió a Camilo Torres. Fueron unas 14 y se las encontró el periodista Josean Ramos en cuatro cajas de documentos íntimos del fenecido cantante, que estaban refundidas en el bar de un restaurante en Ceiba, pueblo costero de su natal Puerto Rico.
“La dueña es Kamenza Betancur, prima-hermana de Daniel Santos. Cuando murió, su viuda, Ana Rivera, se unió a un individuo inescrupuloso que se quedó con todas sus pertenencias y lo que no les interesaba lo metieron en esas cajas y las iban a botar. Pero Kamenza las rescató. Estaban llenas de hongos, las limpiamos y para sorpresa nuestra encontramos un caudal de información valiosa, sobre todo de dos aspectos fundamentales y casi desconocidos de Daniel: su faceta como compositor —con cerca de 400 canciones— y como activista político”, cuenta Ramos, invitado principal del 16 Encuentro Amigos del Bolero, que se inicia hoy en Manizales.
Detalles inéditos incluidos en la nueva versión del libro Vengo a decirle adiós a los muchachos, en el que Josean Ramos hace un recorrido por la vida del cantante boricua, con textos, canciones y fotos inéditos que lo muestran como “una persona auténtica y libre” y como “un cantante y un compositor de primera”. Fueron nueve meses de investigación para descubrir sus canciones patrióticas incluyendo, por ejemplo, un Himno Nacional de Puerto Rico en versión nacionalista. Manuscritos de su puño y letra y composiciones escritas en hojas con el logotipo de los hoteles donde se hospedaba para sus presentaciones musicales.
“Lo más sorprendente de todo son tres documentos que son manifiestos políticos, con unas propuestas nacionalistas de avanzada y de un grupo patriótico fundado por Daniel Santos en 1972, del cual nadie tenía conocimiento. Son unos documentos que se titulan Patriotas puertorriqueños. Algo que ya lo lleva de la canción a la acción política, es decir, con unas propuestas y unos actos que aún estamos investigando”, revela Ramos, quien conoció al cantante en 1985 para convertirse en su biógrafo oficial.
La nueva versión de Vengo a decirle adiós a los muchachos trae también la crónica Recuerdos, memorias y otras nostalgias de Daniel Santos; unas 200 fotos, muchas inéditas y desconocidas, incluyendo la que tenía en su cartera en el momento de morir y las de su boda, colocándole el anillo a su última esposa. Incluye una genealogía que rastrea toda su familia, información sobre sus primeros viajes y sus primeros años en el barrio Trastalleres, en Santurce, donde nació. Y un cancionero con 20 temas patrióticos que nunca pudo cantar porque nadie se los quiso grabar por ser adversos a Estados Unidos.
“Es una nueva perspectiva de un Daniel Santos revolucionario y con información de canciones que la gente no conoce. Él siempre se quejó de que no tenía bandera. En ese entonces, la bandera de Puerto Rico estaba proscrita, hubo una época en la que no se podía caminar con ella y mucho menos imaginarse andar con una imagen de Pedro Albizu Campos, el líder independentista puertorriqueño. Pero él tuvo en su casa de Lérida una bandera que llegaba al cielo y el busto de Albizu Campos. Por eso lo persiguieron, por eso el FBI lo llegó a interrogar y para preguntarle si Fidel Castro le había pagado por escribir Sierra Maestra, el himno de la revolución cubana. Y siempre les respondió: “La escribí porque me salió de los cojones, porque yo soy un hombre libre y no me pagó nada, porque yo cuando escribo cosas por conciencia no cobro”.