
Colombia es hoy uno de los países más desiguales del mundo, y lo que está a la vista es el esplendor del sector más privilegiado.
Foto: David Campuzano
Lo que inicialmente había sido una guerra de resistencia rural harto justificada por la arrogancia y la barbarie del poder, un poder que había tolerado y estimulado el sacrificio de 300.000 campesinos y ahora desataba bombardeos implacables contra los pocos que se rebelaban, degeneró en una guerra de bandidaje contra las clases medias rurales. Los guerrilleros abandonaron gradualmente su causa política para convertirse en salteadores de caminos, secuestradores, asaltantes de pueblos, terroristas y, cada vez más, no solo en cobradores de...
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