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Del ideal platónico al erotismo carnal: la mujer en las obras de Tiziano

La mujer en la pintura de Tiziano Vecellio di Gregorio es símbolo del amor sacro y del profano, del erotismo y también del más puro ideal de la belleza. Esta representación ha influenciado la historia del arte europeo.

01 de octubre de 2021 - 11:00 p. m.
Tiziano pintó "Danae, recibiendo la lluvia de oro" entre 1508 y 1510.
Tiziano pintó "Danae, recibiendo la lluvia de oro" entre 1508 y 1510.
Foto: Archivo ´Particular

“Con sus obras sobre mujeres, Tiziano creó un nuevo género”, declaró la directora del KHM (Museo de Historia del Arte de Viena), Sabine Haag, por la exposición “La visión de la mujer de Tiziano: Belleza, amor, poesía”, una muestra que reúne más de 60 cuadros, no solo de Tiziano (1488-1576), también de otros renacentistas como Jacopo Tintoretto, Paolo Veronese, Palma Vecchio y Giorgione, así como diferentes piezas, desde incunables, esculturas o collares. Las obras provienen, además de los fondos del KHM, de otras grandes pinacotecas, incluido el Museo del Prado de Madrid, el Louvre de París, la Galería Nacional de Londres y el Metropolitan de Nueva York.

Del amor sacro al profano

En el renacimiento, con el descubrimiento de la carnalidad y el cuerpo gracias al rescate de la cultura grecorromana, se introdujo una nueva representación de la mujer en la que también influyeron tópicos poéticos de la poesía de Petrarca.

Así, esta nueva temática, con una mayor libertad, dejó de mostrar en exclusiva a las mujeres como santas y vírgenes, y permitió una nueva representación en la que se las celebraba como ideales de belleza o símbolos del arte, del amor o de la virtud.

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“Tiziano fue el creador del colorismo veneciano y fue el más destacado pintor de la ciudad en el siglo XVI”, explicó una de las comisarias de la muestra, Sylvia Ferino, que recordó la admiración que Velázquez o Manet le profesaban.

La mayor libertad temática y pictórica en la república mercantil de Venecia llevó también a una revolución pictórica.

“La belleza, el amor y la poesía no son conceptos del pasado, sino parte de nuestra vida. Y en una época de cambio climático, dramas migratorios y gobiernos hostiles a las mujeres, deberíamos tenerlos más presentes”, defendió Ferino.

La mujer, más objeto que sujeto

La mujer, en cualquier caso, es presentada como un símbolo, de la belleza, como en “La Bella” o “Violante”, de la vanidad, como “Vanitas” o “Mujer ante el espejo”, o de la virtud, como en “Lucrecia”, pero no como un sujeto individual, de carne y hueso.

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Así, la historia de Lucrecia la utilizó Tiziano en varias ocasiones. Después de ser violada por Lucio Tarquinio, el hijo del rey de Roma, se suicidó para salvar el honor de su familia y, de esa forma, se convirtió en la personificación de la virtud.

Tiziano representó la historia primero en una obra temprana, donde recreó el suicidio, y unas décadas más tarde pintó la escena de la violación inicial. Las comisarias subrayaron que se analiza la obra de Tiziano en el contexto de los valores sociales y culturales de la época, cuando las mujeres tenían un papel público muy limitado.

Con todo, en Venecia las mujeres contaban con más libertad, podían acceder a herencias y tenían una mayor autonomía económica y acceso a la enseñanza que en otros lugares de Europa.

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Eso también lo recoge la exposición con una sección dedicada a las mujeres poetas, que lucharon para que su arte se valorase en pie de igualdad con el de los artistas masculinos, y entre las que se cita a Tullia d’Aragona, Veronica Gambara o Veronica Franco.

Otro aspecto importante de la exposición son los retratos de las “Bellas”, imágenes de medio cuerpo que dirigen la mirada al espectador. En ocasiones muestran el pecho desnudo o juegan con el cabello.

Durante mucho tiempo ese “toque lascivo”, según Ferino, hizo suponer que eran cortesanas. Sin embargo, las últimas investigaciones apuntan que esos gestos simbolizan más bien la fidelidad y entrega al futuro esposo.

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Por último, también hay una sala con grandes cuadros alegóricos y mitológicos, que Tiziano denominó “poesías” y que dibujó para Felipe II de España entre 1553 y 1562, y que están acompañados por otras representaciones de gran formato de Veronese y Tintoretto.

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