El Magazín Cultural

Deon Meyer y la necesidad de escribir con furia

A lo largo de las páginas, la investigación los sumerge en la bajeza de estos policías y de aquellos a quienes protegen en lo más alto del Estado. Hasta que descubren un complot para matar al presidente. 

Philippe Alfroy - Afp
05 de febrero de 2020 - 08:01 p. m.
Deon Meyer se basó en todos los escándalos que han salpicado la carrera política de Jacob Zuma, hasta su dimisión de la presidencia en 2018. / Rodger Bosch - Afp
Deon Meyer se basó en todos los escándalos que han salpicado la carrera política de Jacob Zuma, hasta su dimisión de la presidencia en 2018. / Rodger Bosch - Afp

"He sobrevivido a varios intentos de asesinato..." Esta frase del expresidente sudafricano Jacob Zuma durante una diatriba contra aquellos que le acusan de haber saqueado el país pasó casi desapercibida, salvo para el escritor Deon Meyer.

Ha inspirado la trama del último libro del rey de la novela negra sudafricano, que ajusta cuentas con los círculos políticos de su país.

"A decir verdad, escribí este libro porque estaba muy enfadado", declara el escritor en medio del ruido de una de sus "cantinas" de Stellenbosch (sudoeste), la pequeña ciudad universidad y vitícola donde vive y escribe.

"Hemos pasado tantas dificultades en este país que ver a Zuma echarlo todo a perder me enfureció y quise escribirlo". 

"Este tipo es tan malo, tan corrupto, ha causado tanto daño que pensé que seguramente alguien habrá pensado que la solución sería deshacerse de él ...", dice. 

Así fue como el ex jefe del Estado se convirtió en el "héroe" de la decimotercera novela de Deon Meyer. 

En "The Last Hunt", los policías Benny Griessel y Vaughn Cupido deben aclarar el asesinato de un excolega de la unidad de protección de las personalidades.

A lo largo de las páginas, la investigación los sumerge en la bajeza de estos policías y de aquellos a quienes protegen en lo más alto del Estado. Hasta que descubren un complot para matar al presidente. 

Deon Meyer se basó en todos los escándalos que han salpicado la carrera política de Jacob Zuma, hasta su dimisión de la presidencia en 2018.

"Siempre me documento mucho. Para esta novela, había pilas de libros buenos", declara el experiodista, "y hablé con muchos contactos".

'Cleptocracia' 

En casi 400 páginas, "The Last Hunt" se ajusta lo más posible a la actualidad sudafricana y a sus personajes:presidente, ministros, altos funcionarios y hasta empresarios.

Solo algunos de ellos son objeto de investigaciones judiciales y ninguno ha sido condenado. Todos se declaran inocentes. 

"Para evitar problemas a la editorial", Deon Meyer se abstuvo de nombrarlos. Comenzando por Jacob Zuma, quien ahora se halla bajo una orden de detención que entrará en vigor el 6 de mayo. "Pero creo que no cabe duda de que hablo de él ..."

Los personajes de la novela no se andan con rodeos. "Tenemos un problema grave", describe la jefa ficticia de la policía judicial de Ciudad del Cabo, Mbali Kaleni. "No hay duda de que el fiscal general es corrupto, que el ministro de la Policía y el presidente son corruptos". 

"Hemos luchado por la justicia y el futuro de nuestros hijos", lamenta en el libro un veterano antiapartheid, Lonnie May, "y lo único que hemos ganado es una cleptocracia".

Deon Meyer reconoce que su retrato de la Sudáfrica posapartheid en esta novela es poco alentador:  delincuencia galopante, miseria económica y social y corrupción. 

"Me gustaría poder decir que no hay crímenes en Sudáfrica, pero debo ser honesto con la realidad", señala. El país registra un promedio de 57 asesinatos por día.

'Cambios considerables' 

"Todo lo que escribo no es negativo", agrega. "Hablo de mujeres y hombres de la policía que hacen su trabajo, trabajan duro y no son corruptos". 

Deon Meyer todavía se ilusiona con la promesa de nación arcoíris de Nelson Mandela, el primer presidente negro sudafricano (1994-1999). No por su clase política, sino por su sociedad civil. 

"Seguramente soy menos optimista que hace diez años, pero lo sigo siendo. Incluso bajo Zuma ha habido cosas buenas (...) en las relaciones entre la gente sencilla, ha habido cambios considerables". Cita como ejemplo al equipo nacional de rugby que acaba de ganar la Copa del Mundo.

Deon Meyer promete no persistir en la crítica política, ni siquiera ficticia. A sus 61 años quiere centrarse en otros géneros.

Y tiene fe en el futuro: "No creo que Sudáfrica se convierta mientras viva en el país con el que sueño", "pero el de mis nietos, ¿por qué no?"

Por Philippe Alfroy - Afp

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