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Un grupo de académicos de la Universidad de Viena y la Universidad de Harvard analizaron muestras de 429 restos humanos encontrados en la estepa al norte del mar Negro y Caspio, donde se asentó la cultura Yamnaya, alrededor del 4000 a.C.
Estos análisis de ADN develaron una tribu humana cuya ascendencia genética proviene del Cáucaso-Bajo Volga (una región delimitada por el monte Cáucaso en Azerbaiyán y el río Volga en Rusia), que ayudan a completar las investigaciones lingüísticas para la división entre las lenguas indoeuropeas y anatolias.
El proto-indo-europeo
Luego de los descubrimientos sobre las similitudes en el origen de varias lenguas, filólogos y lingüistas se propusieron construir un árbol filogenético (un diagrama que muestra la relación entre objetos) para indagar en el origen mismo de la palabra hablada.
La raíz de este árbol sería el proto-indo-europeo, que agruparía distintas formas vocales y consonantes que se transformaron con el paso de los siglos para generar las distintas lenguas que se hablan en la actualidad.
De acuerdo con la revista National Geographic, han desarrollado dos teorías alrededor del origen del lenguaje. La primera se sitúa en la región de Anatolia (actual Turquía); la segunda en las estepas pónticas (al norte del Mar Negro y Caspio).
Las lenguas indoeuropeas incluyen los grupos helénicos (que desembocarían en el griego antiguo), itálico (que daría origen al latín), el celta (del que surge el gaélico) y muchas otras.
La familia de lenguas anatolias es una de las más cercanas al indoeuropeo, e incluye al hitita, el licio, el cario o el luvita, que a diferencia de las cinco vocales (a, e, i, o, u) del indoeuropeo, contaban con cuatro o menos, además de transformar algunas de estas vocales con sonidos más largos y cortos, y generar fonemas nasales.
La expansión Yamnaya
El estudio publicado en la revista Nature indica que estas lenguas fueron habladas por los Yamnaya, quienes, al rastrear genéticamente sus migraciones, se cree que hablaban el indoeuropeo y lo expandieron a través de sus rutas de viaje.
El descubrimiento de la vertiente genética del Cáucaso-Bajo Volga, como parte del entrecruzamiento de los Yamnaya, se convirtió en un “eslabón perdido en la historia indoeuropea para el descubrimiento de la expansión de estos grupos lingüísticos por Europa y parte de Asia”, afirmó el doctor Ron Pinhasi de la Universidad de Viena para el medio Sci News.
Las hipótesis sobre la expansión de estas lenguas indican que la presencia de “terminología para cereales (granos como el trigo o la cebada), sugiere que la subsistencia de estos grupos dependía de la agricultura”, además de sugerir que el ingreso de estas formas del habla “provienen de los Balcanes”.
Además, proponen una nueva teoría alrededor de la separación entre las lenguas anatolias y las demás ramas del indoeuropeo, al situar la expansión de la cultura kurá-araxes en el Cáucaso y el este de Anatolia, potencialmente aislando a las poblaciones anatolias de las poblaciones de la estepa norte.
No solo adjudican esta separación a los kurá-araxes, también proponen que la expansión de la cultura Yamnaya haya contribuido a la homogeneización de la lengua alrededor del cuarto milenio antes de Cristo. Aunque existieron divergencias lingüísticas, la expansión Yamnaya dejó “poco espacio para la absorción de culturas previas: parecen desaparecer ante el gigante Yamnaya”.
