El Magazín Cultural
Publicidad

Despedida

Al terminar el año 2023, un homenaje personal que sirve para honrar a quienes se han ido para no volver y echamos de menos cada día

Truman Percales
30 de diciembre de 2023 - 06:04 p. m.
EFE/ Francisco Guasco
EFE/ Francisco Guasco
Foto: EFE - Francisco Guasco

Cuatro años después de su muerte, he sentido la necesidad de volver a ese lugar. Lo recorrí muchas veces junto a él, pero no había tenido el coraje de regresar allí, de enfrentar las marcas que dejó su partida y que permanecen intactas en mi memoria, y también en mi corazón, inseparables en la nostalgia y el amor. He vuelto allí para recorrerlo despojado de toda protección, sintiendo el dolor y el miedo a cada paso, en soledad, como un reo avanza desde su celda al patíbulo, con la resignación de saber que nada se puede cambiar.

Acorralado en un bosque de robles desnudos y temblorosos, con el invierno resguardando cada huella, me he abierto camino sobre un espejo de gotas de aguas donde he visto reflejado su rostro envejecido, mirándome a los ojos, esperando mi llegada. Agitado, he acelerado el ritmo de mi caminar oyendo el hielo resquebrajarse debajo de mí mientras su imagen desaparecía lentamente. Con el temor de perderlo para siempre y no poder recordarlo como realmente fue, que es lo que habitualmente ocurre con los rostros de los muertos, de quienes se han ido para no volver y echamos de menos cada día, he cerrado los ojos para conservarlo intacto en el centro de mi mente, como si pudiera protegerlo a ciegas del avance del tiempo. He sentido su presencia, su alma respirar junto a mí, su olor a leña vieja, y extendiendo mi mano he buscado su mano seca y rugosa, que ha sido recibida con fuerza. Hemos caminado juntos en silencio, sabiendo que estábamos ante un último momento, mientras él me guiaba en medio de la niebla hasta hollar la cima del Pico Bubela, donde su tacto se ha desvanecido para siempre. He llorado en medio de aquel paraje hermoso, abriendo y cerrando los ojos con angustia, en su búsqueda, sin lograr que su rostro volviera a mí.

Le puede interesar: Juan Pablo Ruiz: cinco lecciones para Colombia sobre medio ambiente y crisis climática

Mi sangre se ha detenido y el frío ha sosegado mi corazón. He abierto los ojos, y frente a mí he visto ese paisaje que tanto amo, un lugar que podría dibujar en detalle a miles de kilómetros, donde vivo ahora, en otro mundo. Me he sentado donde me sentaba con él, en esa piedra, y desde allí arriba he avistado el camino que me ha devuelto a mi punto de partida, al lugar de uno, a la cima de la infancia y la temprana adolescencia. Mientras el viento helado me secaba las lágrimas he alzado la vista, y más allá, a lo lejos, he divisado el camino que queda por caminar sin él

Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖

Por Truman Percales

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar