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                                                                                                                              Diálogo con San Martín (Cuentos de sábado en la tarde)

                                                                                                                              Voy a morir dentro de poco. Puede ser en un minuto o una hora. Nacer, crecer, vivir, desvivir, reproducirse, gozar, sufrir, aborrascarse una vez, reverberar en la siguiente, desvivir un momento, dibujarlo de nuevo.

                                                                                                                              Juliana Vargas / @Jvargasleal

                                                                                                                              Pintura: Ernest Descals

                                                                                                                              Todo eso es sólo una ruleta, de esas que se giran con emoción, y al final, cualquier resultado es el mismo. Un complejo proceso incoherente que se resume, al final, en la muerte.

                                                                                                                              San Martín, no me mires así, si es que aún estás en alguna parte. Cuando fuiste soldado romano diste con la casualidad de entregarle la mitad de tu capa a un mendigo ¿Ahora me vas a hacer creer que por esa nimiedad se te apareció Jesús a agradecerte? En ese caso, se le aparecería a todos esos sarracenos que pasan por acá. Vienen cubiertos con sus finas túnicas de seda cruda y gorros adornados con piedras preciosas. En días fríos como el mismo infierno caminan sobre botas de fieltro y bajo albornoces de lana con capucha. Los herejes me lanzan pan de cebada o ese intento de carne que llaman lenteja. Saben a soberbia, a ego exaltado, a piedra negra idolatrada. Yo como y escupo, mastico y escupo. Vivo y muero, vivo y muero. Por momentos me confundo y me torno en perra. Mis manos son garras que arañan la harina en busca de resquicios de una existencia ya pasada.  Y cuando se acaba el pan, cuando se acaba el último grano de lenteja, los busco, les ruego. Me olvido de su soberbia y de su ego, de sus dioses y de su victoria. Vuelve el pan, vuelve la lenteja, y se reinicia el ciclo. Humano-animal, animal-humano…

                                                                                                                              Si está interesado en leer otro cuento de esta serie, ingrese acá: Hace unos minutos (Cuentos de sábado en la tarde)

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              Confiésame, San Martín, ¿le diste media capa al mendigo por las mismas razones? No te escucho, no te escucho… Recuerda que el silencio otorga… Aun así no me contestas, debe ser la vergüenza la que no te permite responder. Claro, claro que se la diste por las mismas razones. No existió un solo soldado romano que no fuera soberbio. Que se te apareció Jesús… ¡Mira! A esa vieja que me acaba de lanzar garbanzos también se le apareció. Habría preferido sus alpargatas de suela de esparto o su velo, pero estos granos están bien, suficientes para la venida de portentos traídos del cielo. Hoy es un buen día, no me tocó ser perro sino paloma. 

                                                                                                                              Está bién, de pronto sí se te apareció Jesús, de pronto sí te convertiste por convicción y moriste santo ¿Qué más da? Nacer, crecer, vivir, desvivir, matar, revivir, enloquecer, santificarse…La ruleta gira, pudiste no haber entregado capas. La ruleta gira, pudiste morir en batalla. La ruleta gira, aun peor, pudiste morir en una pelea de borrachos. Todos los soldados se embriagan en alcohol porque no pueden hacerlo en la sangre que derraman. La ruleta gira, y aun convirtiéndote al catolicismo terminaste siendo un asesino ¿Creíste que tu vida se facilitaría si se la entregabas a un ser superior? Perseguiste a gnósticos y maniqueos y después pretendías que el Papa no los ejecutara. Eres un idiota.

                                                                                                                              Si está interesado en leer más cuentos publicados por El Espectador ingrese acá: La Esquina Delirante II (Microrrelatos)

                                                                                                                              De todas formas, no importa, nada importa. Santo, asesino, borracho, mendigo…Al final del camino, la ruleta se detiene y tú también mueres. Siento pena por ti, San Martín. Tal vez es esta lluvia que se adhiere a mis piez descalzos como garrapata. Duele…duele mucho, tanto como te debió doler a ti morir. Bien lo sé yo que estuve allí. 

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              Ya los sarracenos conquistaron Galicia, Sajonia, Lombardía y ahora van a por los hunos. La Basílica de San Martín de Tours ahora es la Mezquita de Tours. Ahora me recuesto sobre ladrillo rojo en lugar de mármol blanco ¿Por eso no me escuchas? ¿Te mataron hasta el espíritu? Mejor para ti, si de verdad se te hubiera aparecido Jesús, Carlos Martel habría derrotado a los sarracenos en 732, te habría salvado. Los francos habrían evitado las antiguas vías romanas, habrían cogido desprevenidos a los sarracenos, tu basílica seguiría en pie, la ruleta seguiría girando para ti… Eres una vergüenza, seguro te prefieres muerto. Muerto como Zeus, ahora muerto como Dios…

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Mira, ahí viene alguien más. No trae albornoz ni alpargatas. No trae botas de fieltro o piedras preciosas. No huele a pimienta, clavo o azafrán. Me da una capa… por fin alguien me da algo más que migajas. Tenía frío, ya no lo siento… Ya no duele… Ya no veo la ruleta girando. Nacer, crecer, perder, despotricar, morir… Verte, San Martín.

                                                                                                                              Pintura: Ernest Descals

                                                                                                                              Todo eso es sólo una ruleta, de esas que se giran con emoción, y al final, cualquier resultado es el mismo. Un complejo proceso incoherente que se resume, al final, en la muerte.

                                                                                                                              San Martín, no me mires así, si es que aún estás en alguna parte. Cuando fuiste soldado romano diste con la casualidad de entregarle la mitad de tu capa a un mendigo ¿Ahora me vas a hacer creer que por esa nimiedad se te apareció Jesús a agradecerte? En ese caso, se le aparecería a todos esos sarracenos que pasan por acá. Vienen cubiertos con sus finas túnicas de seda cruda y gorros adornados con piedras preciosas. En días fríos como el mismo infierno caminan sobre botas de fieltro y bajo albornoces de lana con capucha. Los herejes me lanzan pan de cebada o ese intento de carne que llaman lenteja. Saben a soberbia, a ego exaltado, a piedra negra idolatrada. Yo como y escupo, mastico y escupo. Vivo y muero, vivo y muero. Por momentos me confundo y me torno en perra. Mis manos son garras que arañan la harina en busca de resquicios de una existencia ya pasada.  Y cuando se acaba el pan, cuando se acaba el último grano de lenteja, los busco, les ruego. Me olvido de su soberbia y de su ego, de sus dioses y de su victoria. Vuelve el pan, vuelve la lenteja, y se reinicia el ciclo. Humano-animal, animal-humano…

                                                                                                                              Si está interesado en leer otro cuento de esta serie, ingrese acá: Hace unos minutos (Cuentos de sábado en la tarde)

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              Confiésame, San Martín, ¿le diste media capa al mendigo por las mismas razones? No te escucho, no te escucho… Recuerda que el silencio otorga… Aun así no me contestas, debe ser la vergüenza la que no te permite responder. Claro, claro que se la diste por las mismas razones. No existió un solo soldado romano que no fuera soberbio. Que se te apareció Jesús… ¡Mira! A esa vieja que me acaba de lanzar garbanzos también se le apareció. Habría preferido sus alpargatas de suela de esparto o su velo, pero estos granos están bien, suficientes para la venida de portentos traídos del cielo. Hoy es un buen día, no me tocó ser perro sino paloma. 

                                                                                                                              Está bién, de pronto sí se te apareció Jesús, de pronto sí te convertiste por convicción y moriste santo ¿Qué más da? Nacer, crecer, vivir, desvivir, matar, revivir, enloquecer, santificarse…La ruleta gira, pudiste no haber entregado capas. La ruleta gira, pudiste morir en batalla. La ruleta gira, aun peor, pudiste morir en una pelea de borrachos. Todos los soldados se embriagan en alcohol porque no pueden hacerlo en la sangre que derraman. La ruleta gira, y aun convirtiéndote al catolicismo terminaste siendo un asesino ¿Creíste que tu vida se facilitaría si se la entregabas a un ser superior? Perseguiste a gnósticos y maniqueos y después pretendías que el Papa no los ejecutara. Eres un idiota.

                                                                                                                              Si está interesado en leer más cuentos publicados por El Espectador ingrese acá: La Esquina Delirante II (Microrrelatos)

                                                                                                                              De todas formas, no importa, nada importa. Santo, asesino, borracho, mendigo…Al final del camino, la ruleta se detiene y tú también mueres. Siento pena por ti, San Martín. Tal vez es esta lluvia que se adhiere a mis piez descalzos como garrapata. Duele…duele mucho, tanto como te debió doler a ti morir. Bien lo sé yo que estuve allí. 

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              Ya los sarracenos conquistaron Galicia, Sajonia, Lombardía y ahora van a por los hunos. La Basílica de San Martín de Tours ahora es la Mezquita de Tours. Ahora me recuesto sobre ladrillo rojo en lugar de mármol blanco ¿Por eso no me escuchas? ¿Te mataron hasta el espíritu? Mejor para ti, si de verdad se te hubiera aparecido Jesús, Carlos Martel habría derrotado a los sarracenos en 732, te habría salvado. Los francos habrían evitado las antiguas vías romanas, habrían cogido desprevenidos a los sarracenos, tu basílica seguiría en pie, la ruleta seguiría girando para ti… Eres una vergüenza, seguro te prefieres muerto. Muerto como Zeus, ahora muerto como Dios…

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Por Juliana Vargas / @Jvargasleal

                                                                                                                              Ver todas las noticias
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