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Eduardo Acevedo van Arcken: “el triatlón es un deporte de solo ir hacia adelante”

Tras competir en Iron Man 70.3 en Cartagena, Eduardo Acevedo van Arcken habla sobre sus inicios como triatleta y su relación con su hermano Rodrigo, entrenador y fuente de inspiración.

Daniela Cristancho
07 de diciembre de 2022 - 12:00 p. m.
El colombiano Eduardo Acevedo van Arcken en Iron Man Cartagena 70.3, 2022.
El colombiano Eduardo Acevedo van Arcken en Iron Man Cartagena 70.3, 2022.
Foto: Cortesía

¿Cómo incursionó en el mundo del triatlón?

Mi hermano, Rodrigo Acevedo van Arcken, es un año mayor que yo, nacimos el mismo día, pero con un año de diferencia. Yo nunca hice mucho deporte, pero él toda la vida fue un gran deportista. Es un superdotado, a los 20 años descubrió el triatlón y a los 21, con solo un año de estar entrenando, clasificó al mundial del medio Iron Man y lo ganó. Todo el mundo se dio cuenta de que era un fenómeno y siguió por esa línea, abandonó su carrera de Arquitectura y se dedicó a ser triatleta profesional. Esto fue en el 2009, entonces yo tuve ese contacto con el triatlón durante muchos años, pero no me había llamado la atención hacerlo. Yo admiraba mucho a Rodrigo y reconocía que lo que hacía era de otro mundo, pero yo estaba en otra época, de fiesta y salidas. A los 28, hace siete años, me dio por subir a Patios en bicicleta. Rodrigo me prestó su bicicleta vieja de montaña y logré subir, pero fue muy difícil porque yo tomaba, fumaba y no hacía ejercicio. Pero después me sentí muy bien y me di cuenta de que era bueno en la bicicleta y que yo también tenía esa cierta genética y ciertas cualidades que podrían hacer de mí un buen ciclista. Así empecé a montar. Yo soy fotógrafo y acompañaba a Rodrigo a sus carreras y le tomaba fotos. En unos juegos nacionales que lo acompañé en San Andrés conocí a unas personas del equipo que me invitaron a salir a montar bicicleta con ellos en Bogotá y me convencieron de tratar de hacer triatlón, algo a lo que yo le tenía miedo porque yo nunca había nadado.

¿Y cuál fue el primero?

Me inscribí al medio Iron Man de Miami, que ya no existe, en 2015. Las distancias son 1.900 metros nadando, 90 kilómetros en bicicleta y 21 kilómetros corriendo (media maratón). Yo quería sacarlo adelante porque necesitaba algo que me obligara a cambiar de hábitos. Y le dije a Rodrigo: “Usted tiene que ayudarme”. Él en ese momento no entrenaba gente, pero a las patadas con él y con el equipo que conocí, aprendí a nadar y logré acabarlo.

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¿Cómo evolucionó su relación con su hermano Rodrigo en su rol de entrenador?

A medida que fui mejorando en este deporte, empezamos a tenerlo como punto en común. Podíamos sentarnos a hablar del tema y así el entrenamiento fue más dinámico. Yo aprendí a decirle qué pensaba que funcionaba mejor para mi cuerpo. Fue una retroalimentación de lado y lado, porque yo fui la primera persona que él empezó a entrenar, entonces así como él me enseñó de triatlón, gracias a que yo entré ahí, él descubrió su faceta de entrenador, que hoy en día es la mitad de su trabajo.

¿Qué se requiere para hacer un triatlón?

Lo primero depende de si tienes experiencia nadando. De las tres disciplinas esa es la única en la que no estás en tu ambiente natural y si no nadas te ahogas. Entonces toca dedicarle un buen tiempo a aprender a nadar, a desarrollar una técnica mínima. Lo segundo es que el triatlón tiene algo buenísimo, y por eso creo que se ha vuelto tan popular, y es que es un deporte de solo ir hacia adelante. Por ejemplo, en el tenis tienes que aprender a servir, entre otras cosas. El triatlón es algo más accesible, todo el mundo puede correr, nadar o montar bicicleta, repetir el mismo movimiento hacia adelante. Y, por último, tener mucho tiempo disponible, porque es un deporte de alto rendimiento. No es sacarle un tiempo el domingo, es cambiar de vida: cuánto duermes, qué comes, etc.

Hablemos del componente mental…

La exentrenadora de mi hermano decía que el triatlón es un deporte de 90 % cabeza. Es necesario tener la mente muy fortalecida. Por ejemplo, el pasado domingo, en Iron Man 70.3, Cartagena estaba hirviendo. Muchas personas pueden estar físicamente acondicionadas para hacerlo, pero si la cabeza les falla en algún momento, retirarse de la carrera es facilísimo. Ahí también entra la parte emocional. ¿Cuáles son tus motivos para estar haciendo esto? Eso es lo más importante. Este es un deporte que consume mucho tiempo y es agobiante. Pero hay algo que les sirve a muchos, aunque para Iron Man, la organización, es una cuestión de marketing: ser llamado un Iron Man, un hombre de hierro. Poder decir eso: “Soy un Iron Man”, alguien con el valor y la fuerza para completar una prueba tan complicada atrae a un montón de gente a meterse en esto. Llegas a la meta y adquieres un componente extra, te convertiste en algo que no creíste que fueras capaz.

¿Y cuáles son sus motivos? ¿Usted por qué lo hace?

Tengo dos razones. La primera y la más importante es que el entrenamiento de alto rendimiento es terapéutico, es un escape, liberar tanta energía te ayuda a sentirte bien. La segunda tiene que ver con mi hermano. Como te decía, solo nos llevamos un año y él toda la vida fue un atleta innato. No es que yo viviera a la sombra, porque tampoco tenía un gran interés por hacer eso, pero siempre sentí que el que podía hacer deporte era él. Yo me dediqué a las artes y a la música, pero parte de mi motivación es que, cuando empecé a hacer triatlón, me di cuenta de que yo también era bueno para hacer ese tipo de deporte. Mi principal motivo en este momento es ver hasta dónde puedo llegar, ahora que entiendo de qué se trata. Quiero entrenar duro y hacerle caso a Rodrigo para ir mejorando hasta llegar a mi límite.

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¿Qué otros referentes tiene?

El único contacto que yo tenía con el deporte antes de hacer triatlón era Roger Federer. Cuando chiquitos jugábamos tenis con Rodrigo y generé un gran amor por ver ese deporte. Cuando apareció Federer él se volvió un ídolo y, aunque yo ya no jugaba, quería saber qué se sentiría tener éxito en algo que uno hace con tanta pasión. Eso influenció mucho la mentalidad deportiva que yo tengo ahora.

Rodrigo lo influenció a usted a probar este deporte. ¿Ha hecho usted lo mismo con alguien más?

Sí, con mi novia, Ingrid. Cuando nos conocimos ella corría y montaba bicicleta. Estando juntos terminó motivándose a probar el triatlón. Empezó a entrenar y ayer hizo su primer Iron Man. Estaba feliz y le fue muy bien. Esa fue una influencia directa hacia un cambio radical de vida, pero siento que para bien. Fue muy emocionante.

¿Cómo se sintió en Iron Man Cartagena 2022?

Terrible. Yo llegué hace un mes del Mundial de Iron Man 70.3 en St. George, Utah. Fue una buena carrera, quedé de segundo entre los colombianos con mejor tiempo, pero fue muy pesada y no estaba recuperado del todo mentalmente para hacerlo de nuevo. Cartagena tiene un componente muy bonito porque corremos todos los que nos conocemos, entonces se vuelve muy competitivo. Yo siempre sé quién va a estar y en cuánto lo terminan. El año pasado quedé de segundo en el resultado general y este año quería ganar o ganar mi categoría otra vez, pero no me sentía preparado mentalmente para hacer la carrera en un nivel competitivo. Y, por otro lado, estaba mucho más pendiente de la carrera de Ingrid que la mía, pensaba que la prioridad es que ella tuviera éxito. Desde que entré al agua pensé “cuando salga del agua me voy a ir”. Luego me subí a la bicicleta y me decía “qué estoy haciendo acá otra vez”. Quería darme la oportunidad de llegar a correr, porque, más que cansancio, tenía la cabeza en otro lado. Corriendo me sentí muy bien y ahí hice el cambio de mentalidad. Terminé quedando de cuarto en la general y de tercero en la categoría. Fue chévere porque la carrera dio una vuelta completa. Y puedo decir que, así como inspiré a Ingrid, para mí también era difícil pensar en retirarme de la carrera el día que ella la hacía por primera vez. El recuerdo debía ser conjunto y poner de mi parte fue motivante para seguir adelante.

¿Ha hecho el Iron Man completo?

Sí, en 2017, en Fráncfort. No me fue mal, pero yo siento que fue un error haberlo hecho tan viche en el deporte porque son distancias muy exigentes. Siento que es algo que se merece un poco más de tiempo y de trabajo. Vale la pena tener más fondo deportivo para hacer una carrera de esas, para hacerla bien y no solo llegar a sobrevivir y terminar caminando. La hice en un momento de mi vida deportiva que no debería ser, pero en algún momento volveré. Una distancia como la de Cartagena es más competitiva porque es más rápida, entonces ahora, que puedo correr rápido, es más interesante una carrera así que una de endurance.

Ahondemos en el componente económico de ser triatleta...

Mi hermano, por ejemplo, sigue siendo triatleta profesional, pero también es entrenador, algo que también lo ayuda para sus gastos. El triatlón es uno de los deportes menos agradecidos profesionalmente. Hay pocos apoyos y organizaciones que se preocupan por los atletas profesionales. Muchas organizaciones que se preocupan por hacer plata con las carreras amateurs y se olvidan de los deportistas profesionales, que son quienes realmente mueven el deporte de una manera internacional. Eso falta a nivel mundial, no solo aquí. El año de un atleta de triatlón depende de unas siete carreras al año, no es como un futbolista o un tenista que juega decenas de partidos en ese tiempo. Además, la inversión es alta, por ejemplo bicicletas de contrarreloj esas son bastante más caras que las de ruta y a eso hay que sumarle, por ejemplo en Bogotá, es el tema de la natación, en una ciudad donde el acceso en piscinas es muy reducido.

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Daniela Cristancho

Por Daniela Cristancho

Periodista y politóloga de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en resolución de conflictos e investigación para la paz.@danielacsidcristancho@elespectador.com

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