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El ácido estilo del Jazz en las tablas

“Marranos”, dirigida por Santiago Merchant y con la participación de Juan Sebastián Aragón, Natalia Durán y Bernardo García, vincula el encanto del teatro, la cadencia del género musical y la innovación de los recursos audiovisuales.

Juan Carlos Piedrahíta B.
29 de julio de 2016 - 02:00 a. m.
La obra, bajo la dirección de Santiago Merchant, se presenta en la sala Arlequín, en Bogotá.  / Fotos: Cortesía
La obra, bajo la dirección de Santiago Merchant, se presenta en la sala Arlequín, en Bogotá. / Fotos: Cortesía

Virgilio Pop decidió vivir al extremo cuando se supo vulnerable y mortal. Sus años en el estrellato artístico seguían estimulando en buena medida el ego cultivado durante su etapa de máximo reconocimiento en la música y en la actuación. De ese tiempo de fama tan sólo quedó el recuerdo y el esbozo de un momento que no volverá, porque lo que tiene el personaje en frente de su rostro es la decadencia.

A este cuadro trágico de Virgilio Pop, el protagonista del montaje Marranos, hay que sumar un ingrediente esencial: se acaba de enterar de que le quedan pocos meses de vida. Pop, al enfrentarse con lo que ha hecho y dejado de hacer con su existencia, se encuentra con un saldo muy negativo y empieza a tomar medidas para lograr que el horizonte cambie.

El sueño final, con el que Virgilio Pop se sentiría en paz consigo y con su entorno, consiste en mezclar en un mismo escenario sus dos vocaciones: la actuación y la música. Por eso, decidido y a cualquier precio, emprende el camino para realizar una película de corte musical en la que reviva las anécdotas vividas durante los años dorados del cine nacional y, al mismo tiempo, insinúe sus habilidades comunicativas a través del arte sonoro.

Las vivencias extremas, las situaciones trágicas, algunas decisiones cómicas y otras alternativas casi delincuenciales que asume Virgilio Pop para sacar adelante su último anhelo son el soporte del montaje Marranos, una creación original de Santiago Merchant con la dirección del autor.

“Se trata de una historia profundamente política que también pretende hacer una reflexión sobre el abandono de nuestros actores en Colombia, la falsa ilusión de la fama, la inversión de valores en el mundo del espectáculo, todo esto sazonado con el mundillo del audiovisual y del jazz”, cuenta Merchant, quien dirige un elenco en el que se destacan los nombres de Bernardo García (Virgilio Pop), Juan Sebastián Aragón (Patricio Blanco), Natalia Durán (enfermera Rebeca París), Xiomara Galeano (Amalia Tardelli) y Juanita Delgado (Nicoletta).

Los pasos de Virgilio Pop en la obra Marranos tienen el respaldo de una propuesta musical establecida. El jazz, en su versión ácida, se encarga de otorgarle al montaje una atmósfera distinta y los músicos se van metiendo en el desarrollo de la historia porque son quienes ayudan al protagonista a realizar su última voluntad. Lo que Pop desconoce es que para ellos el jazz es una fachada que les permite llevar a cabo delitos, la actividad genuina de la banda.

“En Marranos represento a Rebeca París, una enfermera con fetiches bastante extraños, poco convencionales, basados más que todo en películas. Es un personaje muy interesante, pero difícil de descifrar. Tiene un misterio, es psicorrígida y digamos que vital para Virgilio Pop, quien hizo parte de la época dorada del cine y en el último año su carrera está en decadencia, porque le ayuda a sacar adelante su último proyecto”, dice Natalia Durán, quien ya había actuado bajo las indicaciones de Santiago Merchant.

Además de las vivencias de Pop, de las inclusiones de la música como elemento vital en el desarrollo de cada escena, esta propuesta teatral tiene elementos tecnológicos que la sintonizan con el lenguaje del teatro moderno. Recursos audiovisuales bien logrados, performances que les otorgan a las tablas el espectro especial del ámbito del celuloide y otros ingredientes de alta tecnología complementan el ejercicio actoral en esta pieza.

Marranos, con todo y su corriente ácida liderada por un cuarteto de jazz, está en temporada hasta el 14 de agosto en la sala Arlequín de Casa E, avenida Carrera 24 Nº 41-69 (Bogotá), para que el teatro, el cine y la música estrechen sus vínculos sobre las tablas. Virgilio Pop tiene la misión de liderar el proceso artístico, pero también cumple con la función de motivar la reflexión en torno a las prioridades del mundo del espectáculo en la era contemporánea.

En temporada hasta el 14 de agosto. Con funciones de jueves a sábado a las 8:00 p.m. y domingos a las 6:00 p.m. Información y boletería en todos las plataformas de Tu Boleta.

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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