Shady dijo que en las amenazas le indican que la “van a matar” y que los hostigamientos se extienden a su abogado y a los que trabajan con ella en este centro arqueológico desde hace 30 años, algunos de los cuales han renunciado a raíz de esta situación de inseguridad.
Informó de que la seguridad policial que tenía Caral ha ido desapareciendo en las últimas semanas y que los traficantes de tierras pretenden apoderarse de todo el patrimonio cultural y de los terrenos que están cerca a la zona arqueológica.
La ciudad sagrada de Caral, de 66 hectáreas, está ubicada dentro de una zona nuclear de 626 hectáreas, en la provincia de Barranca, y tiene una zona de amortiguamiento de 14.620 hectáreas que limitan con la cadena de cerros que demarcan la cuenca de Supe.
“Les hemos explicado a las autoridades, pero no le dan importancia. Creerán que es una invención mía, pero no lo es”, declaró Shady al diario El Comercio.
Añadió que el presupuesto con que cuentan no es el adecuado y que no pueden pagar protección.
La investigadora confió en que las autoridades tengan “una visión de lo que está ocurriendo en el país” porque nunca han vivido “una situación tan complicada como esta”.
Explicó que los traficantes “han contratado sicarios” para perpetrar las invasiones y que por ese motivo muchos de los arqueólogos han presentado su renuncia para no seguir trabajando en Caral.
Consultado sobre la denuncia de Shady, el ministro de Cultura, Fabricio Valencia, dijo que ella es “el ejemplo de cómo se debe proteger una zona arqueológica”, pues siempre lo ha hecho “de manera muy fervorosa” y no es la primera vez que sufre algún tipo de ataque.
En tal sentido, Valencia manifestó que van a darle “todo el apoyo” porque es necesario “conservar Caral”, al ser un patrimonio de la humanidad y “todo lo que significa” haber sido construido hace 5.000 años.
“Vamos a tomar cartas en el asunto de manera inmediata”, aseguró el ministro en rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
La ciudad sagrada de Caral es considerada la más antigua de América y está ubicada en la provincia costera de Barranca, al norte de Lima, donde desarrolló aparentemente un modelo económico cooperativo con base en la agricultura y el comercio de recursos marinos.
Caral puede ser considerada como cultura matriz o madre, que inició el proceso de civilización cultural originario andino, que continuó hasta el Imperio Inca, indicó el ministerio de Cultura.