Este presente no es más que un encuentro personal y el reto de conocerse verdaderamente. ¿En realidad ha podido aguantarse a sí mismo todoeste tiempo? Y el amor, ¿Qué piensa el amor de todo esto? Hoy vengo a dar el diagnóstico real del monstruoso virus que ataca al mundo.
COVID -19. Preste atención porque no vengo a repetirle lo que ya sabe, estoy aquí para desenmascarar las verdaderas intenciones de este germen. El coronavirus sí llegó para atacar a los humanos pero de una forma anormal. Por primera vez, una extraña enfermedad ronda por el mundo para destruir esa parte humana que hasta el momento creíamos intacta. El alma.
Así es, todos pensamos que el alma es nuestra parte inmune a cualquier daño, pero eso no quiere decir que nunca haya sentido dolor en esa esencia interna que le da vida a su cuerpo. Y es que aunque parezca tan fuerte, el alma también tiene su debilidad, o sino pregúntese ¿En qué momentos de su vida ha sentido que le duele o que se le rompe el alma? La respuesta a esto es cuando el amor deja de alimentarla. Así funciona. El amor es la vitamina que mantiene su alma fortalecida y cuando este falta se debilita poco a poco el espíritu de los humanos.
La misión del coronavirus es acabar con el amor en el mundo para apagar el alma de todos sus habitantes. Y nosotros, ingenuos desconocedores de la cura, no nos queda más que esperar. ¡Ay de Cupido con la gran responsabilidad de salvarnos! Los síntomas son muy similares a lo que nos hace creer la ciencia: usted siente frío (pero por falta de abrazos y compañía), le duele el pecho (pero es porque su corazón se encoge), dolor de cabeza (por pensar en la persona que tiene lejos y no puede ver), problemas de respiración (cuando lo ataca la ansiedad del encierro), fiebre (tal vez cuando recuerda los momentos intensos con su pareja cuando podían estar tan cerca y tan juntos), desaliento (no le dan ganas de hacer nada porque la tristeza lo invade). Y los efectos secundarios no habría que explicarlos: insomnio, desmotivación, falta de apetito, irritación… ¿Ya ve todo lo que causa la falta de amor?
Este diagnóstico aplica tanto para quienes viven solos, como a los que mantienen una convivencia con su pareja en el mismo hogar. Y no se sabe cuál caso es peor. Los primeros, buscan culpables externos “la distancia, el desinterés, la impaciencia” porque el aislamiento ha hecho que ya no puedan salir a verse con ese ser querido que llenaba sus vidas de luz y el virus ha logrado que se distancien no solo espacial sino también sentimentalmente. Así que, respuesta encontrada: ¡Todo es culpa del COVID! Los segundos mientras tanto, condenan a sus parejas porque nunca nadie les dijo que tendrían que pasar tanto tiempo juntos ¡y ya no se soportan!, en el pasado eran parejas felices porque compartían momentos intermitentes como una cena, una noche, un amanecer… Pero nunca pasaron días enteros conviviendo y fue allí cuando en realidad se conocieron y descubrieron lo que detesta el uno del otro. La relación se fue deteriorando y hoy, muchas de esas parejas ya están separadas. ¡Todo es culpa del COVID!
El amor nos llena de vida, pone a funcionar todo nuestro sistema y prácticamente es la energía que da movimiento a las buenas conductas humanas, cuando carece, el resplandor del alma empieza a disiparse hasta desgastar la vitalidad y las fuerzas humanas. Sin embargo, los alcances del coronavirus no son completos en el amor de los humanos y los sobrevivientes más fuertes han entrenado esa parte del amor inmune al virus: el amor propio. Me veo en la responsabilidad de informar la cura para derrotar al enemigo de Cupido y es el fortalecimiento del amor propio, para que los secuaces del coronavirus como la soledad, la ansiedad y la intranquilidad no invadan su cuerpo. Debe fortalecerlo a diario y le servirá como escudo para enfrentar el virus.
Nunca antes un abrazo, un beso o cualquier muestra de afecto física fue tan perjudicial para la salud. El amor está en peligro. Por lo pronto, roguemos a Cupido que derrote el COVID y nos devuelva el amor.