Empiezan las festividades para recibir la Navidad y, si bien en torno a esta importante fecha hay todo un conjunto de celebraciones y preparaciones, lo cierto es que esta no coincide con los registros históricos; es decir, ni Jesús nació el año 1, ni fue el 25 de diciembre.
Dada la poca información que se encuentra al respecto, de los textos que han contribuido a identificar el momento de los hechos, los evangelios de Mateo y Lucas, escritos aproximadamente entre el año 80 y 90 del siglo I d. C.; han arrojado mayor claridad sobre la temporalidad de los hechos. En contraste, libros más antiguos, que debían indicarlo, no permiten definirlo, pues para algunos expertos esto da cuenta de una falta de interés para registrar la temporalidad y centrar la mirada en los hechos y la llegada inminente de Jesús a la tierra.
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En ese orden de ideas, uno de los puntos de referencia mejor conocidos para establecer dicho error cronológico, es Herodes, gobernante de Judea y quien ordena la matanza de los inocentes, en un episodio en el que se ejecutaba a los niños nacidos en Belén menores de dos años.
Explican que los textos antiguos indican que Herodes vivió entre los años 37 y 4 a.C. (por los registros romanos, fechas exactas). Lo anterior hace pensar que tuvo que haber reinado uno o dos años en vida de Jesús que, por lo tanto, habría nacido el año V o VI a.C.
“Tenemos un dato histórico muy claro y es que Herodes, que quería mandar matar a Jesús, murió en el año IV antes de Cristo. ¿Por qué lo sabemos nosotros? Porque Flavio Josefo, que es un gran historiador de la antigüedad, cuenta que Herodes murió en un eclipse de luna que tuvo lugar durante la Pascua. Los estudiosos, los astrónomos y los astrofísicos han determinado que esa fecha fue en el IV a.C. Por lo tanto, Cristo tuvo que nacer antes porque, de lo contrario, ¿cómo hubiera podido Herodes mandarlo matar? Entonces nosotros sabemos que el Señor nació, probablemente, entre el año seis y el año 5 antes de Cristo”, explica el reverendo y profesor Bernardo Estrada, director de la maestría en Teología de la Universidad de La Sabana, Ph. D. y M.A. en Filología Bíblica.
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Pero, lo curioso va un poco más allá: ¿cómo es posible que Cristo naciera cinco años antes del año primero que indica su nacimiento?
Explican los expertos que esto se debe a los cálculos que realizó Dionisio el Exiguo, un monje del siglo sexto. Con el ánimo de crear un nuevo sistema de datación que permitiera diferenciar la era pagana de la cristiana, sustituyendo el año del señor por la fundación de la ciudad de Roma, cometió un error.
“Cuando tenía que calcular el año cero de nuestra era, en lugar de poner el año 749, que son los 749 años desde que fue fundada la ciudad de Roma, él puso el año 753; entonces de esa manera Cristo quedó naciendo antes en el calendario que todos seguimos”, reitera Estrada.
La celebración del 25 de diciembre
Pese a la investigación histórica que indica que Cristo tuvo que nacer antes de que Herodes muriera, la razón de la celebración el día 25 adquiere una relevancia que es jalonada a través de la Pascua.
Tras destacar la importancia de la Pascua, que es el sacrificio de Cristo, en torno al cual se dedican al año al menos unos 100 días, durante la Semana Santa, la octava de Pascua, Pentecostés, la Cuaresma y todos los domingos en misa, se decidió dar importancia también al nacimiento de Cristo.
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“Con el paso de los siglos, los cristianos se dan cuenta de que así como era importantísimo y central el misterio pascual de la muerte y resurrección de Jesús, también convenía celebrar que Dios se hubiera hecho hombre. Por eso se empezó a celebrar en 25 de diciembre, que era una fiesta pagana”, dice el teólogo y capellán Euclides Eslava Gómez.
Eslava hace referencia a la fiesta del Sol Invicto, una celebración dedicada originalmente a un dios oriental que durante el periodo de Aureliano III era venerado, pero que con la llegada de Constatino y Teodosio pasó a segundo plano al imponerse el cristianismo como religión.
La celebración entonces surgía porque tras la noche más larga del invierno volvía a salir el sol. Así se resignificaba ese rito pagano, adorando al Dios que, como dice la misma escritura, “se hizo hombre”.