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El jaguar, un felino que regula el territorio ancestral

A partir de la figura de este felino, el Plan Jaguar Arhuaco, proyecto del pueblo arhuaco y acompañado por la Fundación Herencia Ambiental Caribe e ISA, pretende establecer procedimientos de saneamiento del territorio de la Sierra Nevada de Santa Marta. Un chat con Carlos Castaño-Uribe, director de la fundación.

10 de diciembre de 2022 - 12:00 p. m.
Miembros de la comunidad arhuaca junto con Carlos Castaño-Uribe, director de la Fundación Herencia Ambiental Caribe; Gelver Zapata, coordinador del Plan Jaguar y líder del pueblo arhuaco; y Juan Fernando Patiño; de ISA.
Miembros de la comunidad arhuaca junto con Carlos Castaño-Uribe, director de la Fundación Herencia Ambiental Caribe; Gelver Zapata, coordinador del Plan Jaguar y líder del pueblo arhuaco; y Juan Fernando Patiño; de ISA.
Foto: Cortesía

¿Cómo nació el proyecto del Plan Jaguar?

Carlos Castaño-Uribe: La Fundación Herencia Ambiental Caribe llevaba un trabajo de muchos años avanzando en el plan de conservación de los grandes felinos del Caribe, con la enorme preocupación del gran riesgo en el que se encuentran las poblaciones de estos animales. Esta zona es quizás el lugar de Colombia donde se encuentran en mayor amenaza por toda la presión antrópica que se le está generando a este territorio desde hace 500 años. Habíamos avanzado en caracterizar todo el problema de la pérdida permanente y progresiva de los jaguares y estábamos identificando que una de las poblaciones más amenazadas que todavía quedaban en un hábitat natural estaban precisamente en la Sierra Nevada de Santa Marta. En ese momento la comunidad arhuaca y la empresa ISA nos invitaron a contribuir en este esfuerzo que nosotros veníamos idealizando. Se dio una oportunidad que nos permite a las tres organizaciones, desde nuestros propios intereses y actividades misionales, profundizar en un propósito conjunto.

¿Qué es presión antrópica?

Es el proceso de transformación de los sistemas naturales existentes en la región Caribe. Allí es donde se inicia toda la aproximación del hombre europeo por primera vez, donde entran las enormes diferencias en la visión del territorio entre las comunidades indígenas prehispánicas y esta nueva masa poblacional. Esta transformación empieza por los puertos, los primeros asentamientos del continente se dan aquí en Colombia, primero en Santa María Antigua del Darién, lo que hoy es el Tapón del Darién, y la segunda, después de que la primera fuera destruida por los indígenas, fue la ciudad de Santa Marta. Es decir, estamos en un territorio en el que desde muy temprano en la Conquista, y después en la Colonia, empiezan a incrementarse los procesos de alteración. Por ejemplo, el cambio del uso del suelo con la expansión de la frontera agropecuaria.

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¿Por qué el jaguar?

Aunque el lugar en el que trabajamos es un territorio ancestral, está por fuera de lo que formalmente reconoce el Estado a través de la figura de Resguardos Indígenas. En ese sentido, la comunidad entendió que aquí había que hacer un esfuerzo muy grande por tratar de salvaguardar el territorio, su gente y, con ello, el equilibro entre lo natural, lo cultural y lo espiritual. En todo ello el jaguar entra a cumplir un papel fundamental. Desde el punto de vista indígena, y muy particularmente de los pueblos que habitan la Sierra Nevada de Santa Marta, hay un enorme entendimiento con este ícono que es el jaguar. Desde la perspectiva espiritual es el regulador del comportamiento y el ordenamiento del territorio ancestral. Los mamos, los líderes espirituales, vieron con muy buenos ojos que a partir de él se podían establecer procedimientos de saneamiento del territorio por donde pasa el jaguar, ver esas rutas como elementos de estructuración de ideas, modelos y ordenación del territorio.

Hablemos de qué otras amenazas afronta este felino...

Las poblaciones de jaguares están confinadas en un anillo mágico del territorio, en un movimiento circular, porque ya no pueden subir ni bajar. Los que se arriesgan a bajar por áreas inconvenientes pueden ser asesinados. En la Sierra Nevada de Santa Marta se matan anualmente varios jaguares por retaliación, es decir, ante la supuesta amenaza que supone para las poblaciones mestizas, campesinas o colonas.

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¿Cuál fue el producto final?

Llegamos al consenso de que lo mejor era pensar en una identificación de tipo portafolio, que permitiera darles vida a 17 iniciativas, reunidas en tres ejes temáticos: funcionalidad ecosistémica, funcionalidad productiva y funcionalidad sociocultural.

¿Qué rol tuvieron las comunidades indígenas en el proceso de construcción del portafolio?

Este fue un proceso muy interesante, que tuvo una etapa inicial de permisos espirituales de acuerdo con los lineamientos de los mamos. Pedimos permiso, primero a la madre, luego al jaguar y alineamos todas las fuerzas de cada una de las personas e instituciones que íbamos a ser parte de este proceso. También hubo un diálogo con los actores, que implicó un amplio recorrido de campo por 11 poblaciones. Nos dimos a conocer, socializamos lo que íbamos a hacer y obtuvimos las aprobaciones. También se establecieron reuniones técnicas y culturales para avanzar en este propósito e hicimos una presentación del proyecto en la capital arhuaca, Nabusimake.

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