El Magazín Cultural
Publicidad

El jardín donde Alicia nos espera

Quizá la matemática sea apenas una justificación para imaginarse mundos posibles. Del nonsense a la literatura solo hay una hoja en blanco. La lógica ilógica hizo que Lewis Carroll fuera más trascendente en la literatura que en su formación inicial, un hermoso ejemplo del salto de los números a las letras.

Mauricio Palomo Riaño*
10 de julio de 2021 - 08:00 p. m.
La primera edición de "A través del espejo y lo que Alicia encontró allí" se publicó en 1871.
La primera edición de "A través del espejo y lo que Alicia encontró allí" se publicó en 1871.
Foto: Panamericana Editorial

Alicia en el país de las maravillas y A través del espejo, del escritor y lógico inglés son obras de múltiples campos epistemológicos. El lector estará frente a varios caminos de interpretación que se constituyen en los dos libros, un acervo de pedagogía inconmensurable al que se asiste más que asombrado.

Carroll se preocupa por ser gráfico. Desde los primeros párrafos ya estamos en el país de las maravillas. Qué facilidad la del inglés para introducirnos en la historia de manera tan certera. Amaremos para siempre al señor conejo, quien con su reloj de leontina y su prisa por no llegar tarde a ninguna parte es indiscutiblemente el manantial de este viaje.

Con la imagen natural perfecta del otro lado de la puertecita es imposible no recordar a Cortázar en los últimos versos de su poema a Pizarnik cuando esta se suicida: Nadie pagó más caro el ingreso a los Grandes Transparentes, al jardín donde Alicia la esperaba. Todos soñamos con ese jardín el día en que la tranquilidad se nos haga por fin eterna.

En el país de las maravillas impera la lógica de la ilógica, y esto es lo maravilloso. Es Alicia, además, un tránsito existencialista absoluto, un manual de cuestionamientos diáfanos sobre el ser, que, en ningún filósofo, a título personal, he podido encontrar de manera tan prístina en esas largas y problemáticas disertaciones y referencias sobre el porqué de vivir. Y hay más, un trabajo con la gramática, con la geografía, con la matemática, que van derivando paulatinamente en la fantasía como vientre de la realidad. De repente el mar de lágrimas de Alicia se ha convertido en el lugar de los diálogos en el que muchos animales confluyen, el lector aceptará este y otros tantos alumbramientos fantásticos como verosímiles, en la medida que se nos vayan contando. Leer Alicia es entrar en el juego, es un trabajo fenomenológico para recuperar el ayer. Si no entras a este país siendo niño te vas a perder de su mágico universo.

Le sugerimos leer Francisco de Quevedo y el paso del tiempo

Todo flota en estas dos obras alrededor de la infancia. La nostalgia en la proximidad de la vejez no deja más que evocarla. No somos más que niños viejos, inquietos, cuando llega la hora de acostarse. Jugamos un partido de ajedrez mientras leemos A través del espejo y asistimos al nicho del gíglico cortazariano, donde comprobamos que definitivamente el argentino de la rayuela leyó al inglés del país de las maravillas.

Con un humor inocente, Carroll nos traslada a la infancia. Alicia no va a poder recordar fielmente esto. Tal vez, como decía Bachelard, cuando lo intente no será historiadora, será un poco poeta. En el momento en el que ya no creas en toda la aventura que implica estar en este país todo volverá a ser real, es una tristeza.

Desde la apertura ya estamos enganchados. Es bellísimo el prefacio del mismo Carroll para contarnos el génesis de esta aventura, desde ese bote mágico que, atravesando el río en una ya lejana tarde de paseos y risas, junto a las tres hermanas Lidell, ha sabido trascender en el tiempo, dando cuenta de su victoria contra el olvido. Carroll abandona a Pitágoras, en esencia, y se deja impregnar de la inmensa vastedad referencial que habita en la orilla vecina a la que pertenece, la de la literatura.

Le sugerimos leer: El arte neoyorquino y la posibilidad de existir

En cuanto a elementos que acompañan las obras en estas ediciones, es realmente destacable la prolífica labor de la traducción que nos trae Panamericana Editorial, un portento, pues es un trabajo que tiene que ver con analogías, con actualizaciones en cuanto a los juegos de palabras, los versos y las canciones que están al interior de las obras y que se recontextualizan a lectores de lengua castellana en contextos hispanohablantes, sin que se pierdan las esencias de los mensajes y las intenciones que tienen las originales. Todo un ejercicio de reescritura, y, sin embargo, es siempre Alicia en el País de las Maravillas la que se mueve entre conejos, reinas de barajas, comadrejas y toda la galería de personajes que nos transitan la infancia en el presente por estas páginas, un logro de la traducción que no puede ser más que impecable.

Las ilustraciones están en consonancia con los diálogos, lo que genera un híbrido genial. Panamericana Editorial lo pensó todo: carátulas, colores, imágenes, pies de página explicativos. Las que tendrá el lector en sus manos son ediciones maravillosas, como el país que tienen en su interior.

La búsqueda del jardín es siempre la meta, la hermosa meta que también añorarás. Apreciado lector, pon estas líneas en el territorio de la infancia, y cuando intuyas la trampa que ha sido crecer vuelve en el tiempo a este ayer de paisajes candorosos, de experiencias fascinantes, de recitales con colas de ratón en su forma logrando acercamientos absolutos a una poesía visual cuyo antecedente se encuentra en los caligramas, con juegos de la razón, con conejos enviando notas, con consejos de orugas, con canchas de croquet, con robos de tortas, con jardines de flores vivientes, con reinas felinas, con capítulos perdidos reencontrados en esta edición y con muchas cosas más antes de que despiertes. Maravillosa sea siempre la locura que nos permite deslindarnos de los que somos estando cuerdos. Ella me sigue rondando, fantasmal: Alicia ondea bajo un cielo nunca visto por ojos despiertos. Sé que como a Pizarnik, Alicia nos aguarda del otro lado del jardín.

Le sugerimos leer Jodie Foster, la guerrera

*Profesor de literatura y escritor.

Por Mauricio Palomo Riaño*

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar