Una voz en medio de la proyección narra las palabras de Gil Scott-Heron: “Dentro de diez años seguiré pagando mientras Whitey está en la Luna. El casero me subió la renta anoche porque Whitey está en la Luna”. A medida que se proyectan imágenes del hombre en la Luna, tal vez la primera aparición televisiva de 1969 con Neil Armstrong dando sus primeros pasos en el espacio, estas coincidencias se conectan. Mientras eso ocurría, en la Tierra, los habitantes se paralizaban, tal vez porque lo desconocido aún supera la ficción. Lo absurdo se vestía de astronauta, pretendiendo contar historias y prometiendo un futuro mejor.
En “Bienvenidos conquistadores interplanetarios y del espacio sideral, las imágenes se suceden como fragmentos de realidad disfrazados de ficción. ¿Son reales o fantasías esos paraísos selváticos con criaturas extrañas? El acercamiento a estos nuevos mundos se vuelve tangible con la llegada del hombre a la Luna. Y aquí, en la Tierra, más precisamente en Colombia, los habitantes de Bogotá recibían en las calles a los héroes que lograron posarse en este gran astro.
Este es solo un breve recorrido por las sensaciones que transita el espectador mientras disfruta de un documental experimental que no cuenta la historia de la llegada del hombre a la Luna, sino que se sumerge en un hecho que, aunque parece sólido como un árbol, tiene sus ramas y raíces conectadas a la Luna, al hombre, a la conquista y a los entrenamientos interplanetarios.
“Bienvenidos conquistadores interplanetarios y del espacio sideral” es una película de La Vulcanizadora, laboratorio de creación de cine de autor, dirigida por Andrés Jurado y producida por María Rojas. La proyección reconoce la importancia de las memorias y los archivos, confrontando imágenes, sonidos y piezas audiovisuales para criticar los acervos preestablecidos y encontrar caminos alternos en la historia de la humanidad.
“El trabajo con la noción de archivo también juega con lo que no existe, lo que se convierte en una motivación profunda para pensar y preguntarse por qué se han dejado huecos en la historia, a lo que nosotros llamamos Contraarchivo”, explica María Rojas. Para este proyecto, La Vulcanizadora realizó 10 años de investigación sobre el viaje aeroespacial a la Luna y lo sucedido en Colombia durante esas fechas.
Al indagar sobre por qué la historia de la llegada del hombre a la Luna la escriben los norteamericanos, o qué ocurría en Latinoamérica durante esa exploración, se encuentran con el Entrenamiento de Supervivencia en el Trópico, un programa establecido para militares y astronautas en el que se entrenaban para enfrentar las adversidades fuera de este planeta. Este archivo, compuesto por textos, fotografías y videos, se presenta con cautela e ironía en “Bienvenidos conquistadores interplanetarios y del espacio sideral”. Antonio Sarco, un jaibaná de la comunidad Embera, es quien guía a los expedicionarios mientras sobreviven en la selva del Darién, entre Panamá y Colombia.
“La misma película es una especie de ritual de descolonización de ese archivo”, dice Andrés Jurado, pues la cinta borra las delgadas líneas entre las mitologías y las visiones reales de lo vivido en el trópico colombiano. Secuencias como Diligenza per la Luna de Leopoldo Galluzzo, que muestra un barco con alas y criaturas enganchadas rumbo a la Luna, o El viaje a la luna de Georges Méliès, con sus icónicas escenas de exploración hacia nuevas tierras, hasta la extracción de oro en el Chocó colombiano, se tejen para construir una película que entrelaza hechos reales y ficciones.
“Hay una estructura interesante que utilizamos al principio de la película, que es la idea de galaxia, los brazos de una galaxia que se dirigen hacia un centro, pero cuando te acercas, explota. Es una estructura de montaje más cosmográfica. Pensar el montaje cinematográfico como un cosmos, no como una línea de tiempo histórica, sino algo que está entre esos dos brazos espiralados”.
Andrés Jurado en el conversatorio de lanzamiento de la película en la Cinemateca, acompañado del escritor colombiano Juan Cárdenas.
No hay una historia lineal ni narrada. Hay hechos que se conectan en posibilidades infinitas alrededor del poder, que establecen la conexión con el papel de los conquistadores, tanto en la Tierra como en la Luna, entre astronautas y la comunidad Embera en el Darién, unidos por un interés común: la Luna, lo lunático, lo exótico, lo foráneo, lo sagrado, lo absurdo, lo imaginado.
“La imagen del mapamundi y el bufón que aparece al final es como si reuniera toda la película, todos los meandros de la película que confluyen allí en ese mapamundi. Todas esas metonimias terminan reverberando, culminando en esa cabeza”, comenta Juan Cárdenas en el conversatorio, señalando que esta película es un monumento tropical, que envuelve el acto espacial en un compromiso que nos pertenece a todos los que vivimos en la Tierra, desde la selva y desde la ciudad, aunque cada uno lo viva y lo interprete de manera distinta.
Tráiler del filme “Bienvenidos conquistadores interplanetarios y del espacio sideral”
“Bienvenidos conquistadores interplanetarios y del espacio sideral” es una película apoyada por el Fondo de Desarrollo Cinematográfico de Colombia (FDC), Idartes y la Cinemateca de Bogotá. Ha participado en festivales como el Festival Internacional de Cinema de Marsella (FID), DOC Nueva York, CineBi en Bilbao, Ethnocineca – International Documentary Film Festival en Viena, Lima Alterna Festival Internacional de Cine, Aricadoc Festival Internacional de Cine Documental, DocLuanda y este año estuvo en el FICCI de Cartagena.