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El legado del Taller de Artes de Medellín en el Magazín de El Espectador

De cómo un grupo de jóvenes ilustradores se reunieron alrededor del suplemento en los trágicos años 80 para desarrollar "una nueva propuesta tanto en la factura plástica como en la imaginación poética de lo visual".

Samuel Vásquez

13 de mayo de 2020 - 04:26 p. m.
Dibujos de Darío Villegas / Darío Villegas
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La participación de varios miembros del Taller de Artes de Medellín en el potente aparato cultural que constituyó el Magazín Dominical de El Espectador fue entusiasta, comprometida y multimodal. La publicación de ensayos, entrevistas, poesías y traducciones fue permanente durante más de una década. Es destacable la inclusión de un grupo de ilustradores, jóvenes casi todos, vinculados al Taller, acontecimiento de una significación e importancia indudables que, sin embargo, no ha sido estudiado ni valorado con el interés y el cuidado que este hecho reclama y merece.

No es para nada descabellado afirmar que ellos introdujeron en Colombia una nueva manera de hacer ilustración, renovándola y, a la vez, confiriéndole una categoría estética como quizás nunca se ha dado en este país. Sin ceñirse a la estricta definición de ilustración (siempre dispuesta a ejercer de servidumbre de lo literario tratando de iluminar un texto determinado), plantearon una propuesta-otra desde lo plástico y lo poético, y era a su vez continuación de su propia obra pictórica o dibujística.

Dibujo de José Antonio Suárez Londoño

A partir de su trabajo en el Magazín se volvieron referencia ineludible los nombres de José Antonio Suárez Londoño, Mario Londoño, Darío Villegas, Kike Lalinde, Diana Gil, que sumados a Fabián Rendón conformaron una generación emergente que introdujo entre nosotros una nueva propuesta tanto en la factura plástica como en la imaginación poética de lo visual. Que artistas de esta capacidad pictórica y conceptual se reúnan en una misma publicación periódica no es usual en Colombia. Gran parte del conocimiento que la crítica y el público a nivel nacional tuvieron de José Antonio Suárez Londoño, por ejemplo, deriva de la difusión que su obra tuvo a través del Magazín Dominical.

Con la criminal persecución desatada por Pablo Escobar contra el diario El Espectador, que en Medellín asesinaba a sus distribuidores y voceadores, la colaboración con el Magazín tuvo que hacerse, durante mucho tiempo, de manera clandestina. Benavides, el fotógrafo del diario, debía anunciarse en la portería con nombre ficticio, en los correos de ida y vuelta no debía aparecer en ninguna parte el nombre de El Espectador, y las colaboraciones en papel (no había internet) debían hacerse por el correo interno del periódico.

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Dibujo de Mario Londoño.Después de la destrucción del edificio de El Espectador con la bomba de Pablo Escobar, recibimos una carta del director en la que nos informaba sobre la incapacidad económica del periódico para seguir pagando nuestras colaboraciones, por lo que se veían obligados a terminar nuestra participación. Todos los miembros del Taller escribimos una carta anunciándoles a las directivas de El Espectador que nuestras colaboraciones a partir de ese momento eran gratuitas, y así seguimos colaborando clandestinamente con el Magazín, mucho tiempo más.
Dibujo de Diana Gil.

Por Samuel Vásquez

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