El Magazín Cultural
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El libro bomba de Alvarado Tenorio

Después de Ajuste de cuentas –un repaso crítico de la historia de la poesía colombiana del siglo XX– Harold Alvarado Tenorio, el más temido y odiado de los poetas colombianos, vuelve con un libro polémico, como todo lo suyo.

Ángel Castaño Guzmán
30 de marzo de 2015 - 06:11 p. m.
El libro bomba de Alvarado Tenorio

Y si se usa la palabra polémico al hablar de HAT el lector debe comprender que se trata de dinamita pura. En efecto, La cultura en la república del Narco (Podenco, 2015) reúne en cantidades industriales dos de los ingredientes de la prosa del poeta vallecaucano: veneno puro y erudición. Alvarado Tenorio no se va por las ramas: ataca de frente y sin piedad. Aquí apenas una muestra.

Desde el anuncio de la creación del Ministerio de Cultura, en el polémico gobierno de Samper, usted ha hecho blanco de sus dardos a ese gabinete y a quiénes lo han conducido. Lo hace de nuevo en La Cultura en la república del Narco, su más reciente libro de ensayos. ¿Cuál es la manzana de la discordia entre usted y ese organismo estatal?

No es un asunto personal, es un asunto ideológico. La peregrina idea de que la Cultura debe ser vigilada y orientada desde el gabinete de un régimen político es una de las más perversas invenciones de los partidos con poder desde el siglo pasado. La idea de que los estados deben proteger los bienes tangibles de sus culturas se le ocurrió a Jean Baptiste Colbert el ministro de Luis XIV, que recordando el uso que de las inteligencias de los artistas habían hecho los condotieros italianos y borgoñeses durante el Renacimiento, financió la creación y manutención de las Academias de la Lengua, la Pintura, la Escultura, etc., en Francia. Igual cosa hizo José Carvajal y Lancaster el ministro de Fernando VI al fomentar la creación de las llamadas Reales Academias, a las cuales pertenecen aun algunos ignaros colombianos. 

Pero el modelo del Ministerio de Cultura de Colombia no fueron ni aquellos y ni siquiera los que sacaron de la manga Adolfo Suárez, o Charles de Gaulle o Francois Miterrand con Pio Cabanillas, André Malraux o Jack Lang. No. El modelo que salió de la peregrina cabeza de Ramiro Osorio fue el Reichsmisterium für Volksaufklärung und Propaganda de José Goebbels y que hoy ha llegado, de la mano de Mariana Garces y el Secretario de Prensa de Palacio, a convertirse en uno de los más temibles instrumentos de tergiversación de las conciencias en Colombia. La prensa, la radio, la vida intelectual, las artes escénicas y visuales, los libros, las novelas, las películas, la televisión, los conciertos, las orquestas, las bandas municipales, las llamadas bibliotecas, etc., todo es controlado y puesto al servicio de los supremos intereses del traidor a fin de llevarnos a la debacle de manos de las FARC. Yo tengo varios artículos en mi libro donde hago retratos de los comportamientos de la Social Bacanería, la casta a la cual pertenece no solo Juan Manuel Santos y su hermano, sino todo lo que a él le rodea. 

El Ministerio de Cultura es hoy un pulpo perverso que compra conciencias a diferentes precios y castigos. Difícilmente puede hoy alguien publicar, pintar, cantar, ser entrevistado por la prensa, la radio o la tele si los Directores de las Reich Chambers del ministerio no certifican su buen comportamiento. ¿Cómo lo hacen? Mediante la mermelada que saben los hambrientos trabajadores de la cultura les espera en unas hogazas de pan  que pueden verse en las vitrinas de la panadería del Ministerio que se llama Programa Nacional de Estímulos  para que venda su conciencia por un plato de lentejas.

El Ministerio de Cultura de Colombia además está al servicio de los grandes negociantes de bienes culturales tangibles e intangibles, y como el Banco de la Republica, solo beneficia a quien obedece y parte el ponqué.

Su pregunta me recuerda una conversación con Gabriel García Márquez en aquellos años iniciales del gobierno del electo por los Rodríguez Orejuela cuando me dijo que como cuando Goebbels, quien sabe cuántos Paul Hindemith no volveríamos a oír, y que no me cupiera la menor duda que muchos escritores cambiarían cada cuatro años de amo con tal de seguir saliendo en el periódico y la televisión de cada gobierno. Eso ha sucedido también en Venezuela ya por más de tres lustros y aquí ya vamos por cinco años que nuestros afamados gabitos de hoy son unos paniaguados de Santos y las FARC con tal que les siga comprando el ministerio unos mil ejemplares de sus bodrios cada vez que una editorial española les hace creer que los publica en España. Todos hablan mal del presidente anterior porque hablaran mañana del que está presente. Viven fletados por la ministra de turno. 

A propósito de Ministros, ¿en qué va la querella judicial que entabló Mariana Garcés contra usted y el cineasta Carlos Palau?

Duerme el sueño de la injusticia esperando que termine el régimen de Santos para dar la estocada final y llevarnos a prisión e intentar dejarnos en la calle misma. Mariana Garcés no conoce ni la humilitas, ni la castitas, ni la temperantia,  ni la diligentia. Sus dioses son Mammon, Amon y Lucifer.

Sus detractores dicen que usted en sus diatribas exagera y tergiversa la información. ¿Qué tiene que decir al respecto?

Como usted sabe fue Bión de Borístenes, un vecino de Olbia en la desembocadura del Dniéper y que nuestro común Diógenes Laercio acusa de recoger muchachos en la calle, hacerlos pasar por sus hijos y luego deleitarse con ellos, quien puso por escrito las primeras diatribas. La señora María Moliner dice que es «Discurso o escrito que contiene afrentas o una censura violenta contra alguien o algo». También se conoce como invectiva, dicterio o denuesto, pero nunca la diatriba es calumnia pues para zaherir, por ejemplo, no hay que necesariamente mentir. Si, como usted pregunta, yo hubiese deshonrado en mis diatribas, hace rato que me habrían llevado a chirona. Que no lo hago lo prueba el hecho de que, habiendo un inmolado sentídose maltrecho con mis verdades y aconsejado por un Papá Nöel de Sopetrán, fue hasta un tribunal para que me colocaran un bozal, pero interrogado si estaba seguro que le vilipendiaba con mentiras, hubo de pensarlo dos veces porque sabía que yo tenía pruebas irrefutables de su desviada conducta. Igual con la Ministra de Carvajal & Cía., que como se sabe, hace las cosas bien. Ya liquidó a Incolballet, y dejó en la calle a su directora, pero a ella lo que le importa en verdad es servir a su amo habanero. Por eso está esperando agazapada para dar el zarpazo infame.

Su libro pone en la picota a varias estrellas de la vida nacional. Quizá muchos lectores se asombren de la metralla que le lanza a Antanas Mockus. Compártanos su opinión sobre este pintoresco personaje.

Yo tuve la desgracia, como mucha gente entonces, de conocer en los predios de lo que se llamaba Jardín de Freud, de la facultad de humanidades de la Universidad Nacional, al entonces hippie Mockus, un protegido de uno de los más feroces fascistas que ha vivido en ese centro docente, un dipsómano lituano que controlaba con mano de hierro amplios sectores de esas subordinaciones, o ciudad-estado, en que han ido convirtiendo los caciques políticos universitarios toda dependencia donde puedan despilfarrar y succionar las multimillonarias sumas de dinero con que ahora alimentan sus guildas, desde que la constitución del 91 dejó en manos del rector la posibilidad de investigar cualquier delito de cuello blanco o cuello negro que cometan las corporaciones de mercaderes que son en verdad esas camarillas que ellos llaman de investigadores y que incluyen desde el cacique mismo hasta los barrenderos, recicladores y revendedores de cualquier cosa, pasando por unas cuantas secretarias jovencitas y rollizas. 

Mockus siempre fue un charlatán que para congraciarse con sus pandillas de seguidores hacía lo que a ellos y a él, por supuesto, más les gustaba: aspirar por cántaros el humo de la gloria e ingerir canelazo tras canelazo hasta no saber quién estaba contra quien entre la grama o alguna dependencia iluminada por el erotismo. 

Excepto el Decreto que le sacó a Gaviria y la Pachón para hacer de las suyas con el presupuesto y los cargos de la Universidad, su gestión fue un desastre porque como su vida su concepción del gobierno es una guachafita. Siendo él rector las guerrillas y la mafia asesinaron a varias personas en los predios, vendían armas, droga al por mayor y al detal, y la politiquería llegó a tales extremos que resultó siendo elegido alcalde, un loco que se había meado en varios estudiantes en Manizales y luego había mostrado el culo a todo el mundo y con la mente trastocada se disfrazaba de héroe. Y si no es por Uribe, lo habrían elegido presidente. Hoy es lo que siempre fue: un fletado. Ahora que está de moda en la fiscalía esculcarles las fortunas a los enemigos, deberían sacar a la luz las declaraciones de renta del lituano entre 1990 y 2015 para que se fueran de espaldas. 

Dicen sus malquerientes que hay injusticia en sus ataques cuando aprovecha algún elemento de sus vidas personales. Por ejemplo las ideas políticas del papá de Roca o el suicidio del hijo de Bonnet.

Puede ser cierto que uso de asuntos de las vidas de los lesionados para ilustrar algún momento de sus ideas o comportamientos. ¿Pero dígame, de que otras cosas se puede hablar cuando se trata de personas que confunden el ejercicio de la literatura con sus ambiciones o pretensiones, o usan de momentos difíciles de sus vidas como instrumentos de propaganda para la venta de sus ladrillos? 

Roca ha posado toda la vida, o buena parte de ella, de un extremo izquierdismo muy al uso ahora que está de moda tener éxito si se le muerde la mano al que le da de comer. Es increíble cómo habiendo sido siempre un protegido del ministerio de cultura y del banco de la republica solapadamente muchas veces puso zancadillas a sus funcionarios que muertos de miedo de inmediato le entregaban nuevas prebendas y canonjías. Dario Jaramillo Agudelo terminó por entregarse él mismo a Roca, convirtiéndose en su altavoz. Y el hijo de Mutis no se diga. Temiendo que continuara hablando pestes de su padre y protector decidió hace ya cuarenta años ser su agente de prensa, cuando en los años de feroz guerrillerismo del hijo de Rubayata no bajaba a Mutis de ladrón y fascista. Y las ministras de cultura de Alvaro Uribe entre más Roca decía que su jefe es un asesino más viajes e invitaciones le entregaron. Roca no es ningún izquierdista, es un avivato, que como su padre y su hermano siempre ha actuado con feroz autoritarismo e intransigencia. Juan Roca Lemus, su padre, es autor de uno de los libros más inicuos que humano alguno haya escrito contra otro, El camino de Damasco, sobre los orígenes de Gabriel Turbay que le invalidaban para ser presidente de Colombia. Fue tan pro nazi, que incluso en algunos documentos que se han descubierto recientemente sobre la Weimarer Dichtertreffen o Convención de Poetas en Weimar que organizó Goebbels en el 41 con la vicepresidencia de Giovanni Papini y la asistencia de Ernesto Jimenez Caballero, Luis Felipe Vivanco y Pierre Drieu de la Rochelle, hay una carta de Eduardo Carranza inundada de lambonerías a Papini donde le ruega le haga invitar a él y a Rubayata a la reunión. De tal palo tal astilla.

 

Por Ángel Castaño Guzmán

 

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