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El pódcast “Las raras”: un caso de diálogo social

La historia de Ana Baquedano está relatada en los dos capítulos “Ana y el sexting” del podcast chileno Las raras. Baquedano cuenta la culpa, las burlas, la vergüenza, el dolor y hasta la extorsión que padeció a causa de que un novio suyo, a los 16 años, difundió una foto desnuda que ella le envió. Con su caso logró que se creara una ley en el congreso del Estado de Yucatán.

María Paula Lizarazo

10 de octubre de 2020 - 12:23 p. m.
"Entonces lo que hice fue armar una propuesta: necesitamos una iniciativa de ley, pero también necesitamos que las personas que atienden a las víctimas desde cada punto de contacto no sólo estén informadas sino estén sensibilizadas y sepan tratar a la gente que está pasando por esto".
Foto: Pixabay
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Sobre el estudio de la construcción de la identidad masculina, Antonio Boscán Leal encuentra que esta se basa en la revisión de roles y relaciones de género sociales, presuponiendo que la masculinidad debe entenderse como una performatividad histórica, que bien puede ubicarse en contextos sociales y culturales específicos. En la historia de Ana Baquedano hay cuatro comportamientos a revisar: primero, el del novio de Baquedano que difunde una fotografía íntima que no es suya; segundo, la vergüenza -no empatía- que sintió el padre de Baquedano al enterarse de qué retrataba la fotografía, al punto de pedirle al hermano de Baquedano que fuera él quien le preguntara a ella por la situación; tercero, en la universidad y el gimnasio en donde Baquedano asistía en Mérida, le proponían salir argumentando lo “buena” que está; cuarto, la red de extorsión en la que cayó Baquedano: una red en la que para acceder al contenido especial de la misma, los usuarios deben enviar “aportes”: en otras palabras, una red en la que para ver ciertas fotografías, se debe aportar con otras fotografías íntimas de mujeres y con todos los datos posibles que se tenga de ellas para que los interesados, sin consentimiento alguno, pudan contactarlas y proponerles encuentros.

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El caso de Baquedano tuvo tal resonancia que en medio de su situación de vulnerabilidad, ella decidió empezar a escribir en redes y plataformas artículos en torno a la difusión de fotos íntimas sin consentimiento y la extorsión posterior que conlleva. Tras los artículos, Baquedano cuenta que: “me contactan desde una estrategia de prevención para el delito, una estrategia gubernamental, para decirme que estaban llevando conferencias a escuelas para hablar de temas de diferentes tipos de interés. Cuando empiezo a dar conferencias, elijo proyectar mi foto [...] para demostrarles a los alumnos que en algún momento yo estaba dispuesta a suicidarme con tal de que la gente no viera esta foto, que para mí valía más que mi vida [...] Para mí es una enseñanza muy importante que vean que yo sigo parada con la misma seguridad antes de que me vean desnuda y después de que me vean desnuda y sigo hablando y la vida continúa. En cada una de las escuelas a las que fui conocí por lo menos a una o dos víctimas de estas conductas”. (“Ana y el sexting. Parte II” min 6:15)

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En este punto es menester resaltar que hay un intercambio sustancioso cuando Ana decide alzar su voz en espacios públicos, pues, de un lado, ella logra así ir resolviendo su proceso interno con relación a las consecuencias psicológicas que le dejó el abuso cometido con la difusión de su fotografía, al demostrar que ahora logra estar en paz tras mostrar esa fotografía en los auditorios en los que habla: su caso se vuelve una herramienta para hablar de estos casos, a la vez de que ella va resignifiando su experiencia dolorosa. De otro lado, la aparición de Baquedano en espacios públicos permite la concreción de una red simbólica de apoyo y escucha con las personas a las que también les había ocurrido algo así y que ella iba encontrando en cada conferencia que dictaba.

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Así, que el hecho de que estas discusiones se den en espacios públicos como lo son la escuela o el periodismo -como este Podcast- permite que socialmente se ejerzan debates sobre los roles de género.

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Ahora bien, Baquedano continúa contando: “Conocí a una o dos víctimas de estas conductas, siempre era una historia diferente de ‘quise hacer algo, no procedió, no era delito’ y se me prendió el foco y dije: a ver, está medio incongruente que seamos una estrategia de prevención del delito tratando de promover una cultura de denuncia, cuando denuncian y no es delito. Entonces lo que hice fue armar una propuesta: necesitamos una iniciativa de ley, pero también necesitamos que las personas que atienden a las víctimas desde cada punto de contacto no sólo estén informadas sino estén sensibilizadas y sepan tratar a la gente que está pasando por esto. Me reuní con las personas a cargo de esta estrategia, que eran pertenecientes a la Secretaría General de Gobierno y les presenté mi idea. Creamos esta iniciativa y la Secretaria General de Gobierno se la hace llegar al gobernador, que finalmente se la hace llegar al congreso y una vez en el congreso se penaliza el sexting", entonces, "uno de mis puntos más importantes en el trabajo es aclarar que no es lo mismo sexting que difusión no consentida de imágenes y videos íntimos, que es extorsión” (“Ana y el sexting. Parte II” min 9:29).

Preguntó si podía ir al congreso para aclarar la propuesta. Fue, y “todos entendieron el tema y logramos que Yucatán, que es un Estado conservador, reconozca como delito el hacer uso indebido de la intimidad de otras personas” (“Ana y el sexting. Parte II” min 10:03).

Lo anterior da razón de que, si bien las prácticas de diálogo social y de discusión pública y popular, transgreden y evidencian ciertas estructuras de abuso, es por dichas discusiones que estas se logran modificar puesto que la discusión tiene tal alcance que llega a invadir espacios de poder. Fue a través del intercambio social que vivió Ana en su recorrido por escuelas, que se desenvolvió su propuesta en el congreso.

El caso de Baquedano reflexiona que la sociedad civil debe organizarse y así ciertas estructuras comienzan a fragmentarse; pero esa organización que proviene del diálogo de la sociedad civil -como actor político individual y heterogéneo- tiene que intercambiar con el Estado y el poder judicial y legislativo para que dichas propuestas de mundo puedan ser reales. Vemos que ciertas estructuras sociales pueden ser desmoronadas y replanteadas desde la cotidianidad y la reflexión de la sociedad civil, si además se apoya con instancias legales que permitan su garantía: lo que tiene que concretarse más allá del papel.

Por María Paula Lizarazo

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