El Magazín Cultural

“El presente es un concepto”: Carolina Sanín para la presentación de los Eventos del libro de Medellín

Acerca de la propuesta filosófica de Carolina Sanín a propósito del tema de los Eventos del libro de Medellín en 2018: Las formas de la memoria.

Manuela Saldarriaga H
17 de mayo de 2018 - 06:24 p. m.
Cotesía
Cotesía

Había oído decir de una mujer que nos instruía en apreciación cinematográfica, en clase de seis de la mañana, mientras ella bebía café humeante de un pocillo de peltre con un gato ilustrado, que el pasado y el futuro son conceptos. No se refería al tiempo fílmico, ni a la distensión o condensación; ella nos daba su veredicto del cronos a pesar de la magnitud física que lo envuelve.

Sin embargo, nunca había oído sustentación semejante y convincente con el presente: que se trata, nada más ni mucho menos, que de un concepto también. Lo propuso Carolina Sanín en conversación con Pala, compositor y músico versado, conocido por su discografía y por sus libros de poesía Pasacintas (2014) y Así se besa un cactus (2017), durante la presentación temática de los Eventos del libro de Medellín en la FILBO: las formas de la memoria.

Sanín, pese a no mencionar ni los relojes de sol o de arena, ni las clepsidras o los astros para exponer en detenimiento su postura, expresó su ontología temporal tejiendo un puente entre las palabras insomnio y amnesia, donde las consonantes hacen de las suyas con sus raíces griegas mneme y somnus. Si estas dos llegasen a tener relación alguna, implicaría pensar, por correspondencia, en el estrecho vínculo que se guardan el sueño y la memoria.

“La memoria es un circuito de tradiciones que te identifican con otros”, dijo, y lo asoció a una fuente primigenia, pues conversaba con un idílico y nostálgico juglar. Su preludio contenía las locuciones en lengua cavernícola, también aquellas composiciones breves que le sucedieron, esas emitidas en andalusí árabe o hebreo durante la Hispania musulmana, las jarchas, poesía en lengua romance cuyo cierre eran cantos de amor entonados por voces femeninas que, posteriormente, caballeros ilustres emularon sin bajar el tono agudo.

La jarcha, entonces, se metamorfoseó y en la época medieval los cantares ocupaban en el estrado ese sino solitario que alababa al eros y al tánatos del hidalgo. Culpa fue de la Ilustración nombrar esta época como una oscura –lo denuncia Sanín– al valerse una corte de ser iluminada por quién sabe qué, Odín o el dios de los libertinos... El cántico, en el Renacimiento, con el soneto, el terceto, la lira, la rima consonante y los versos espontáneos, guardaron hasta la líbido ante el clero. Ya en el Siglo de Oro, con representantes como Góngora y Quevedo, donde a pesar de que la métrica era más rígida y mayor el vaticinio, hubo una amplia cabida a sopesar la angustia de la razón sobre el hombre en relación con todo, o con el tiempo, mediante el humor bendito.

Cuando Pala, entretanto, armonizó el silencio con una copla de su álbum El Origen de las especias, que habla de ti Medellín: “Trampa de dios, templo y burdel, te hablo de vos, carta y cartel, quién te dejará lo que te dejó Gardel”; Sanín introdujo un chiste del exprocurador, Alejandro Ordóñez, quien envalentonado en falda y corsé y a fino tono de elegía veríamos declamando al amor libre, esto en caso de que el Neoclasicismo y el Modernismo no hubiesen transmutado el objeto de extrañeza en ese circuito de tradiciones. 

El presente, manifestó, no solo es una ilusión de la memoria; permite, igualmente, sentir compasión por quienes fuimos y por otros que no somos. La nostalgia, añadió, es aquella memoria cargada de dolor por el pasado o es lo más parecido al pasado. Cuando algo se extraña, se extraña porque ha cambiado o porque ha dejado de pertenecernos, no porque ha dejado de ser. El despojo de algo es un doble destierro, porque al nacer ya estamos desterrados de la vida y para creer en el presente, prosiguió, se hace preciso recordar quiénes éramos antes de serlo, y cuánto se deja, y lo poco que permanece. El presente, entonces y en estrofa, necesita del pasado para ser y del futuro para no serlo. 

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Los Eventos del libro de Medellín–Feria popular Días del libro, Parada Juvenil de la lectura y Fiesta del libro y la cultura– hacen parte del Plan Municipal de Lectura, Escritura y Oralidad PMLEO de la ciudad. Este 18 y 19 de mayo, en el barrio Carlos E. Restrepo, tendrá lugar el primer evento del año.

La Fiesta del libro y la cultura, en su edición número 12, tendrá a México como país invitado; habrá 90 encuentros de la estrategia Adopta a un autor; el personaje Frankenstein será el invitado de la literatura universal; habrá por primera vez un salón de Cómic y los invitados excepcionales serán Juan Villoro y Alonso Cueto, entre los 300 que se darán cita.

Por Manuela Saldarriaga H

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