
25 de noviembre de 1970: Yukio Mishima en los balcones del cuartel general de Tokio, donde pidió a las tropas dar un golpe de Estado y restituirle el poder al emperador. Como no logró la revuelta, se suicidó con su espada cumpliendo el rito samurái.
Foto: Archivo
El sacerdote y su amor
De acuerdo con La esencia de la Salvación, de Eshin, los Diez Placeres no son nada más que una gota de agua en el océano comparados con los goces de la Tierra Pura. El suelo es, allí, de esmeralda y los caminos que la cruzan, de cordones de oro. No hay fronteras y su superficie es plana. Cincuenta mil millones de salones y torres trabajadas en oro, plata, cristal y coral se levantan en cada uno de los Precintos sagrados. Hay maravillosos ropajes diseminados sobre enjoyadas margaritas. Dentro de los salones...
Por Yukio Mishima / Especial para El Espectador
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