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Un escenario enmarcado por un luto que se representa en los telones laterales y el vestuario de las bailarinas es el lugar donde se desarrolla el más reciente montaje Dime lo que ves, de la compañía L’explose, una arriesgada propuesta del coreógrafo Tino Fernández con la dramaturgia de Juliana Reyes. Lo audaz de la propuesta está dado por el grupo que interpreta la obra: alumnos del Seminario Cuerpo Multidisciplinario, que se llevó a cabo durante el segundo semestre del 2018 en La Factoría, gracias al apoyo del Programa Nacional de Concertación del Ministerio de Cultura.
Si bien la compañía le ha apostado a nuevos procesos creativos, el Seminario deja un resultado que fortalece y permite mantener estos espacios. Aunque gran parte de ese resultado es gracias a la trayectoria y al equipo creativo, el compromiso de los estudiantes también ha dado sus frutos; de ahí que se decida que Dime lo que ves sea el montaje encargado de abrir la temporada 2019 en la Sala La Factoría.
“La idea era hacer una obra de repertorio, así que tomamos una obra que fue hecha con la ASAB (Facultad de Artes de la Universidad Distrital) hace unos años. No es la misma obra, porque se hicieron ajustes para la nueva puesta en escena. Lo importante es que la técnica esté ligada al proceso y al espacio creativo donde va a ser visto; desde el principio se tuvo claro que fuera una puesta en escena con nosotros y un trabajo donde los alumnos pudieran ser intérpretes y creadores, y supieran lo que es trabajar con una compañía profesional como L’explose”, cuenta Juliana Reyes al describir el trabajo de formación que se hizo con los estudiantes durante el Seminario.
Catorce artistas en escena son los encargados de robar diferentes emociones e incluso todas al mismo tiempo. Un espacio que distribuye los cuerpos al ritmo de música que se encarga de marcar los momentos de cambio por medio de palpitaciones y ritmos que transmiten junto con la danza.
Sensualidad, fuerza, armonía y feminidad se mueven al compás y la cadencia de los cuerpos que se toman el escenario para hacerlo suyo. Mujeres conscientes de su poder marcan el paso con el sonido de tacones y elementos que hacen referencia a lo femenino, pero que son sacados del contexto tradicional. “La narración de Tino ha estado muy ligada al universo femenino y así logra narrar de forma más fluida con las bailarinas mujeres”, es la percepción de la dramaturga Reyes al hablar de la destacada presencia femenina en el escenario.
Diferentes elementos enmarcan otros contextos que hacen pensar al espectador en momentos y situaciones específicas que cualquier ser humano ha vivido. El hilo conductor en la danza para ella es la enorme cantidad de visiones que puede hacer el espectador, con un hilo guía que se conforma de muchos otros y que repercuten en el observador, quien hace su propia lectura, hila y construye una nueva visión de lo que ocurre en escena.
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Como un complemento silencioso y no decretado, tres hombres irrumpen en la escena; en cada movimiento sobresalen su sensualidad y pertinencia dentro de un universo que no les corresponde pero del cual forman parte. Una expresividad que se hace necesitar y sirve de complemento para el otro. “El cuerpo masculino ofrece también muchos matices, tiene una sensibilidad diferente, internamente la obra logra una circularidad que permite hacer un tránsito entre lo femenino y lo masculino”, destaca Reyes al hablar de la intervención masculina dentro del montaje, una intervención que también es nueva para esta presentación.
El trabajo desde la mirada de la dramaturga se une al juego de lo que se ve, al punto en que puede encontrar dónde hace falta más intención o dónde queda un espacio por llenar. “Del mismo modo que un intérprete a lo largo de los años va entrenando su cuerpo, yo he aprendido a entrenar la mirada”, es su conclusión cuando hablamos del trabajo junto a Tino. Ellos se han convertido en los observadores ideales; son veinte años de trabajo donde “la intención está ligada a la tensión muscular y las intenciones hacen que el cuerpo se mueva de una manera u otra; cuando la intención no está presente, el cuerpo no expresa nada”.
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Por Carolina Guatava R.
