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El viaje de una diseñadora colombiana al corazón de la industria

En un sector vertiginoso como la moda, Daniela Camargo, la única colombiana en la marca Larroudé, ha encontrado su lugar creando, adaptando y apostando por el detalle. Desde el envío de un zapato, hasta el diseño de un vestido para una supermodelo, su trabajo habla por ella.

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24 de julio de 2025 - 01:00 p. m.
Daniela Camargo estudió en Savannah College of Art and Design y obtuvo grado con honores.
Daniela Camargo estudió en Savannah College of Art and Design y obtuvo grado con honores.
Foto: Cortesía Daniela Camargo
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¿En qué momento sintió que la moda era lo que quería hacer para su vida? ¿Hay alguna imagen, escena o prenda que haya marcado ese punto de partida?

El clóset de mi mamá fue mi punto de partida. Cuando llegaba del colegio siempre iba a su clóset a ver toda su ropa y a probarme todo. Además, mis papás tienen una empresa de ropa, así que crecí yendo a la fábrica y viendo cómo manufacturaban las prendas y los rollos de tela. Luego llevaba mis muñecas y les hacía ropa. Así fue como se fue creando mi interés por la moda.

Es la única colombiana trabajando en la marca de zapatos Larroudé. ¿Recuerda ese primer día en la compañía? ¿Qué ha significado estar ahí?

Es un honor haber conseguido este trabajo, y lo valoro mucho, siendo colombiana. Cuando llegué, tal vez en el momento uno no dimensiona todo lo que está pasando, pero luego entiendes que si tienes un sueño y trabajas con esfuerzo, puedes escalar y llegar a lugares que ni te imaginabas.

Hablemos sobre su rol en Larroudé.

Es una compañía muy dinámica, así que colaboro en varias áreas. Me encargo del envío de muestras para publicidad y posicionamiento de marca. Hemos enviado productos para películas como El diablo viste a la moda, para Karol G en el Jimmy Fallon Show y para el Met Gala. Busco y gestiono las mejores opciones para estilistas, incluso si no las tenemos disponibles. También apoyo en diseño, rediseñando estilos según tendencias y ventas, y en marketing, asegurándome de que todo esté listo para las campañas y sesiones de fotos. Recientemente también diseñé un vestido a la medida para la modelo Brooks Nader, quien fue la cara de la reciente campaña de la marca.

¿Qué pasa por su cabeza cuando está seleccionando muestras para enviar a famosos? ¿Siente miedo de no estar escogiendo bien o es más emoción y expectativa?

Es más emoción y expectativa de ver qué cosas van a usar de las que escogí. A veces los estilistas son muy específicos, otras veces más abiertos, y eso me permite pensar en el estilo de la persona y decidir, por ejemplo, si estos zapatos altos o este diseño se ajustan mejor a su personalidad. Me emociona tener la libertad de escoger qué enviar. Con el vestido fue igual, una emoción muy grande. Sí sentí algo de nervios al pensar en qué pasaría cuando se lo pusiera, si algo salía mal. Pero, en especial, fue un sentimiento de agradecimiento por la oportunidad.

Ha mencionado que Gaudí y el uso de materiales como los bioplásticos han definido su proceso creativo. Cuéntenos sobre eso.

Siempre me gustaron las manualidades, hacer slime y cosas con las manos. Empecé a ver una plataforma de tendencias, que se llama WGSN, y me obsesioné, especialmente con una sección de materiales sostenibles. Ahí vi por primera vez la palabra bioplástico y se me quedó en la cabeza. Esa idea creció, investigué más y luego, en un viaje a Europa, visité la Sagrada Familia, y me impactó el arte de Gaudí. Él creó su propio estilo de mosaico, y pensé que también podía crear un material inspirado en eso, pero a mi manera. El bioplástico que hice está hecho con gelatina, agua y glicerina vegetal. Se cocina como si fuera comestible, le agrego colorante de comida y lo moldeo como quiera. Tiene mucha libertad creativa y me permite cuestionar qué puede ser considerado moda o textil.

¿Qué se queda de usted en cada diseño? ¿Cuál es ese sello que siempre está presente en lo que hace?

Ser muy detallista e intencional. Si pongo una costura en cierto lugar, es porque quiero que esté ahí, no por accidente. Claro, los accidentes son bienvenidos, pero siempre intento que haya un propósito detrás de lo que hago, una historia que quiero reflejar. Para mí, lo importante es la profundidad, que siempre haya una narrativa detrás.

Vivir en una ciudad como Nueva York, donde todo se mueve tan rápido, ¿a veces la hace sentir desconectada?

En mi caso es lo contrario: el movimiento me impulsa. Me motiva saber que la mayoría de la gente que vive en Nueva York tiene sueños y decidió venir para cumplirlos, aunque implique sacrificios como vivir en un apartamento pequeño. A mí eso me inspira, me empuja a avanzar.

¿Y cómo ha sido para usted estar lejos de su casa?

Claramente, irse a otro país sin tu familia, con otro idioma y cultura, no es fácil. Es un proceso: primero la emoción, luego la nostalgia. Lo importante es entender que son etapas y mantener claro tu enfoque y meta final. Si llegas sin dirección, es muy fácil que los pensamientos negativos te ganen. Pero si sabes por qué viniste, eso te mantiene firme.

También ha defendido la idea de construir comunidad en un entorno competitivo. Sin embargo, existe ese estigma de que la moda y la belleza son mundos superficiales y de egos...

Sí, hay esa idea de que la moda es superficial. Y claro, al final del día es ropa, pero puede ir más allá. Veo la moda como una forma de tener confianza y seguridad en uno mismo. Detrás de la moda hay personas reales. Ahora, ser amable y abierto te abre puertas, sobre todo en este mundo donde las conexiones son claves. No creo en el estereotipo del diseñador cerrado que se cree superior. Para mí todo se basa en comunidad y en las conexiones que haces.

Y sí, la moda también puede ser política, de memoria, de denuncia, de identidad. ¿Le interesa que sus creaciones contengan un mensaje de este tipo?

Más que dar un mensaje político, lo que busco es que la gente pueda tomarse un respiro de todo lo que pasa en el mundo. Quiero que admiren la belleza de otra manera, que usen la moda como una vía para expresarse. Que encuentren en mis creaciones alegría más que densidad.

Si mira atrás, a la Daniela que estudiaba en Colombia y que quizás tenía muchas preguntas sobre el futuro, ¿qué le diría hoy?

Le diría que no va a creer todo lo bueno que le va a pasar. Que nunca deje de soñar en grande, porque un sueño así no llega por azar: llega porque en algún momento de la vida se va a cumplir. Me gusta pensar que en unos años mi yo del futuro me va a decir: “no te vas a creer lo que te va a pasar”. No importa de dónde eres, puedes lograr las cosas, aunque haya dificultades o parezca que otros la tienen más fácil. Tienes que usar lo que tienes, sin importar dónde estés. Eso es lo que necesitas para llegar al siguiente paso en tu vida.

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